Un edificio para saber de qué se trata

La tesis que defendí para recibirme de arquitecto fue sobre un nuevo edificio para la Legislatura de Mendoza que completara el Parque Cívico. Después de haber investigado, creo estar en condiciones de dar una opinión en referencia a las notas publicadas en este diario el 27/06/16 sobre el proyecto oficial de construir 38 oficinas para el Senado sobre Peatonal Sarmiento.

Como se informó, esta decisión fue cuestionada por arquitectos e investigadores del Instituto de Ciencias Humanas Sociales y Ambientales (Incihusa-CCT Mendoza) y en respuesta, la vicegobernadora Laura Montero manifestó que se iban a tener en cuenta las recomendaciones y que “todos tienen que participar”. Ignoro en base a qué estudio descartó de plano la construcción en el Parque Cívico.

Lamentablemente, es un tema que en mi opinión ha tenido poco debate. Quizá se deba a prejuicios o a cierta estigmatización del Poder Legislativo. Basta mencionar el tema para que se empiecen a escuchar frases tales como ¿para qué un edificio para esos vagos? O bien, ¿por qué gastar plata en esos ñoquis que lo único que hacen es robar?”

Frente a eso, entiendo que hay que encarar el tema pensando en la necesidad del pueblo: de acceder, de participar y de tener una política cada vez más transparente.

En el artículo mencionado se cita al arquitecto Jorge Ricardo Ponte quien, entre otros planteos, habló de “hacer una Legislatura como Dios manda”, y que le parece desacertado que cada uno que llegue quiera empezar de cero. Está bien señalar ese punto, que es del cual partí en mi tesis, recordando el Plan de Ordenamiento más importante que se haya realizado en Mendoza. Dicho plan data de 1941, año en que se diagramaron accesos a la ciudad, circunvalación, el Parque Cívico con la sede de los 3 poderes: Ejecutivo y Judicial que se construyeron, y el Legislativo que nunca se construyó debido a la inestabilidad democrática que vivimos gran parte del siglo pasado, cuando fue el Legislativo el único poder que cerró sus puertas bajo gobiernos de facto. Los demás, vale recordar, fueron intervenidos, pero siguieron funcionando.

El proyecto original de Belgrano Blanco no se puede construir porque dichos terrenos fueron ocupados por otras construcciones. Pero en la última intervención o remodelación del Parque Cívico se siguió reservando el espacio para la construcción de la futura Legislatura: se trata del espacio frente al edificio circular Ángel Bustelo y la escuela Martín Zapata, ambas obras importantes, enmarcadas en la arquitectura moderna o contemporánea.

Es, sin lugar a dudas, el sitio más adecuado, preservando la cultura del verde, sin erradicar ningún árbol. Cercado por las antiguas casuarinas al norte, y por los carolinos del sur, el terreno tiene la inclinación de la trama original de la fundación de Mendoza, una trama pregnante, que nace de la finca San Nicolás de los Agustinos, orden que, con la revolución y los gobiernos patrios, fue perdiendo terreno, y en 1841 el fisco instaló la Quinta Agronómica y, a partir de mediados del siglo pasado, el Centro Cívico de la Provincia.

Con todos estos condicionantes históricos, culturales y físicos del terreno, un proyectista tiene un gran desafío; en mi caso pensé en un edificio para el recinto muy transparente, que permita la continuidad visual del parque, pero fundamentalmente que se puedan ver desde las inmediaciones las sesiones de la Asamblea Legislativa, Senado, Diputados o, por qué no, legisladores de un sistema unicameral, en sintonía con las últimas Constituciones reformadas.

En cuanto al resto de la Legislatura, el edificio que comúnmente se denomina “secretariado”, de acuerdo al denominado “Palacio de Congreso” en el estilo internacional, -como el parlamento de Brasilia o la sede de Naciones Unidas- donde funcionan los despachos privados de los legisladores, auditorios para audiencias públicas y otros espacios flexibles de usos múltiples, requiere de mucha altura, de unos cien metros, los cuales en términos simbólicos vendrían a ser el “faro de la Democracia”.

Con una construcción de este tipo tendríamos la oportunidad de captar energía a través de paneles solares colocados en toda la fachada norte de la torre, aportando el excedente a iluminar todo el parque. Nos obligaría a fundar importantes cimientos, lo cual nos daría la posibilidad de ubicar, en los espacios libres subterráneos, una buena cantidad de estacionamientos. Hablamos de una capacidad de más de 500 vehículos, de manera tal que supere ampliamente las necesidades propias de la Legislatura y ayude a sacar de la superficie un importantísimo número de vehículos que contaminan, sobre todo visualmente.

Todo lo contrario a seguir persistiendo con el “parche” provisorio de la Legislatura en lo que fuera la sede del Club Social a finales del siglo XIX. Plantear las 38 oficinas en ese espacio de la ciudad es una idea que juega en contra del congestionamiento vehicular del microcentro y de la Peatonal misma, como lugar turístico y recreativo.

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