Un barrio que están terminando los adjudicatarios

La llamada miniciudad al sur de la villa cabecera avanza a ritmo lento desde 2010, en medio de juicios contra la anterior gestión porque aseguran que faltan fondos.

"Estamos ansiosos por tener nuestro hogar. Lo estamos terminando nosotros por los problemas que hubo con la cooperativa. No vemos la hora de venirnos a vivir aquí", sostiene Mario, mientras descarga ladrillos en la obra junto a familiares y amigos. Hace mucho frío. Algunas casas amarillas del frente desprenden humo por su chimenea.

Este enorme loteo de 40 hectáreas, que se despliega al sur de la villa cabecera en Tupungato, significó la concreción del sueño de la casa propia para unas 300 familias  años atrás. Sin embargo, el camino para llegar a habitarlas no fue sencillo para algunos adjudicatarios y menos aún para las decenas de ellos que tienen sus lotes vacíos o sus casas a medio construir.

Sucede que la historia de esta nueva 'miniciudad' (comprende más de 730 lotes, repartidos en 18 uniones vecinales) está cargada de muchos finales felices; pero también de avances y retrocesos, de largas esperas, de manejos políticos y hasta de juicios a las empresas por fraude al Estado y, a los funcionarios públicos, por incumplimiento de sus deberes.

En el medio, los vecinos. Hace dos años, y al ver que los juicios a las cooperativas y los programas habitacionales no avanzaban, la comuna decidió gestionar y entregar -al menos- las escrituras de los lotes, a cambio de un pago bastante accesible.  Antes, también los propios vecinos debieron invertir en gran parte de las tareas de urbanización.

Con los papeles que acreditan la propiedad del lote, ahora algunos vecinos han podido hipotecar el terreno para acceder al plan Procrear, a créditos o construir las casas por sus propios medios, o terminarlas según el caso.

Hace unos días, la comuna entregó quince nuevas escrituras a los miembros de la unión vecinal Mayquén. En la oportunidad, el intendente Gustavo Soto reconoció que por el plan vivienda social del IPV, este año el municipio no tiene mayor capacidad de resolución que el cupo de cincuenta casas, “que son las que ya estamos construyendo”.

Denuncias cruzadas

Soto también expuso a Los Andes que “avanzan los juicios que, al comienzo de su gestión, inició contra los funcionarios anteriores en la Justicia Federal. Según denunció el cacique comunal, se encontraron con un faltante de dos millones de pesos, que se entregaron a las cooperativas, pero no se ejecutaron.

“No sabemos si fue connivencia con las cooperativas o falta de control, pero los montos ingresaban a una cuenta de la Municipalidad y fueron entregados sin que se hicieran las obras”, acotó Soto sobre el juicio, donde el municipio es querellante contra el intendente anterior, el justicialista Joaquín Rodríguez, y algunos de sus funcionarios.

Más allá de que algunas viviendas presentaban serios problemas o fallas de construcción, la disputa se centra -puntualmente- en unas 50 viviendas, cuya construcción estaba a cargo de dos cooperativas, pertenecientes a la familia Blanco, y que nunca fueron completadas.

Tras enviarles tres cartas documento y antes de irse, la anterior gestión inició un juicio contra estas cooperativas. La actual consideró que estaba mal planteado y abrió una nueva instancia, también en contra de los funcionarios predecedores.

Desde la oposición, sostienen que Soto nunca continuó el litigio contra las cooperativas. “Nosotros cumplimos con las instancias legales de reclamo, no pueden decir que no accionamos. Incluso, pedimos en el Concejo Deliberante crear una comisión investigadora, por lo que afectaba a la administración municipal, y los radicales se opusieron”, manifestó Mauricio Vaccari, concejal del PJ que pasó por el área de Vivienda.

“Nos culpan por entregarle partidas por adelantado, pero es porque no saben que los convenios de contratación de cooperativas eran con entregas por porcentaje de avance. Sólo que la constructora no cumplió. Si no, la Justicia debería inculpar a todos los municipios”, dijo Vaccari.

En expansión

Lo cierto es que la zona está en pleno crecimiento.  La dinámica generada por los barrios que ya están habitados ha despertado el interés por la compra de carpetas o la adquisición de lotes en el lugar.

“Poco a poco vamos regularizando la situación. Esta 'miniciudad' nos plantea muchos desafíos. Tarde o temprano deberemos invertir en plazas, en servicios de transporte, en escuelas e infraestructura en general”, apuntó el intendente Soto.

En realidad, la distancia con el centro urbano dificulta -según argumentan- la construcción de la red de gas, de cloacas y  asfaltado y demás servicios.

Una larga historia

El origen de estos barrios se remonta a 2003. En aquel momento, el municipio buscaba construirlos en tierras fiscales en la zona de Los Cerrillos, a los pies del Cristo Rey del Valle. Sin embargo, esta idea no prosperó.

En 2009, la comuna adquirió las hectáreas en el predio, conocido como ex Tiza, por una industria que existía en la zona. “Al principio, iban a ser 500 lotes de 300 metros cuadrados y quedaron más de 700 terrenos más chicos. Es un engendro, porque hay programas de loteo rural, junto con urbano”, apuntan desde la actual gestión.

En la otra vereda, la oposición se defiende diciendo que -al menos- le aseguraron una respuesta habitacional a cientos de vecinos.

Como pasaba un cauce aluvional por la zona, debieron realizar toda una obra hidráulica.

Este gran barrio se empezó a construir en 2010 y significó una fuente de oportunidades laborales para otro sector de la población, ya que los edificaron vecinos agrupados en cooperativas. El municipio lo dotó de infraestructura y los adjudicatarios ayudaron con algo de la urbanización.

Cerca de allí, también se comenzó por esa época la edificación de un gran estadio cubierto, que algún día será el centro deportivo principal del departamento.

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