Teoría de un amor

La historia del cerebro británico Stephen Hawking y Jane Wilde, su pareja por 25 años, llega a la pantalla a través del film “Teoría del todo” que será estrenado la semana próxima. Está inspirado en el libro que escribió la ex esposa del astrofísico.

Teoría de un amor
Teoría de un amor

Se conocieron en Cambridge a principios de los ‘60s: ella estudiaba arte; él, cosmología. Stephen era un joven brillante y algo perezoso que caminaba sobre sus dos piernas y soñaba con el Universo. A ella le atrajo su sentido del humor, su inteligencia, su risa.

En 1963, cuando Stephen tenía 21 años, le diagnosticaron esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y le dieron dos años de vida. Se casaron igual. Vivieron 25 años juntos y tuvieron 3 hijos.

La primera esposa del cosmólogo -se casaron en 1965 y se divorciaron en 1990-, de firmes creencias católicas, es una apasionada de la literatura medieval pero no se destacaría como escritora por su tesis sobre “La Celestina” sino por el libro de memorias que escribió tras su divorcio.

Cinco años después de que Stephen la dejara por su enfermera (Elaine Mason), atenuados los rencores, Jane se sentó delante de una pc y se lanzó a escribir la historia que vivieron juntos.

¿Una de amor? Seguro. Por eso, en versión edulcorada, el cine relee su libro y lo adapta (bajo la dirección del británico James Marsh) poniendo el foco en esa relación de cuatro: Jane, Stephen, la diosa de la Física y la enfermedad.

Jane Hawking fue por primera vez a casa de los Hawking en 1962, invitada al 21 cumpleaños de Stephen. Allí conoció a sus amigos de Oxford, que se consideraban a sí mismos “los aventureros intelectuales de su generación”, en palabras de la autora, “consagrados en cuerpo y alma al rechazo crítico de todo lugar común, a la burla de los comentarios manidos o tópicos, a la afirmación de su propia independencia de criterio y a la exploración de los confines de la mente”.

Mientras empujaba la silla de ruedas, Jane fue testigo de los triunfos académicos del teórico de los agujeros negros espaciales y el origen del universo. Fue, además, quien sostuvo una casa con tres hijos y quien enfrentó la ola de fama que trajo el primer best-seller de su esposo, “Breve historia del tiempo”, a partir de 1988."Yo tenía dos niños pequeñísimos, llevaba la casa y cuidaba de Stephen las veinticuatro horas del día. Lo vestía, lo bañaba y él rechazaba toda ayuda salvo la mía. Pensé que forzarlo a tomar medidas al respecto sería demasiado cruel", expresó.

"Una de las grandes batallas fue conseguir que usara la silla de ruedas. Me movía con Stephen sujeto de un brazo, el bebé en el otro y el segundo niño corriendo detrás. Era desesperante porque el pequeño salía corriendo y yo no podía perseguirlo. Este tipo de situaciones hicieron mi vida bastante imposible", confesó.

Dos años, le habían dicho los médicos. A los 21, ella pensó que podía sobrellevar su amor con ese chico de 23 a quien le habían diagnosticado una enfermedad degenerativa que lo iba a postrar y matar en breve. “Era la época de la amenaza nuclear. Era posible que una chispa entre Estados Unidos y la Unión Soviética encendiera una conflagración que terminara con la raza humana, el planeta, todo.

Estábamos convencidos de que iba a ocurrir. Así que yo me dije: ‘Steve no tiene más que dos años de vida, pero quizás yo no tengo mucho más tampoco, tres, cuatro, años….’, apuntó en una entrevista con Revista Ñ.

Pero Stephen vivió y vivió. Incluso hubo que someterlo a una traqueotomía, para que pudiera seguir respirando, que no lo dejó hablar más con su propia voz.

Jane lo cuidó en cada una de estas etapas y apuntaló su trabajo académico. Aún luego de que Jonathan se incorporara a la familia.

Entre Jane y Jonathan (músico, amigo cercano) la atracción fue creciendo. Hasta que Stephen relajó la tensión: "Si necesitás alguien que te ayude, no me voy a oponer", le dice en la película.

Particular forma de familia, Jonahan y Stephen mantuvieron un código de paz. Nunca se fueron a beber juntos, pero el músico solía llevar al físico, en su silla de ruedas, a sentir el mar.

Sin Jonathan, me hubiera hundido. Estaría en el fondo del río o en una institución mental", observa Jane en sus memorias originales, 'Music To Move The Stars', publicadas en 1999 y posteriormente adaptadas en el film de la BBC, 'Hawking'. Escribir el libro le ayudó a "exorcizar algunas de las peores fases" en sus tres décadas de convivencia con su marido.

En “Mi breve historia”, Stephen describe el triángulo de su situación doméstica -con el futuro esposo de su primera mujer, el corista Jonathan Hellyer Jones instalado en su casa- como algo lógico dadas sus cortas perspectivas de vida. La muerte no llamó a la puerta y el célebre se hartó del arreglo a tres. Cinco años después, pedía el divorcio para casarse con Mason, la segunda señora Hawking.

Elain Mason, la mujer que invadió el espacio físico y emocional de Hawking era, según varias denuncias, propensa a estallar en arrebatos de ira, a maltratar físicamente al científico y someterlo a continuas humillaciones.

Cortes en la cara y moretones en las extremidades -sin contar una insolación grave- fueron algunas de las señas que alentaron la imagen macabra de Elain.

Nunca quiso declarar contra ella. En 2006, al fin, firmaron los documentos del divorcio, poniendo fin a una experiencia "apasionada y tempestuosa".

A los 73, en su silla de ruedas de alta tecnología, S.H se comunica con el mundo mediante un sintetizador de voz que va cambiando de software pero mantiene -por expreso pedido del usuario- su inconfundible timbre robótico.

Hawking no sólo ha dejado perplejos a sus médicos por sus décadas de supervivencia a la ELA -caso insólito para la medicina-, sino que demuestra cada día que puede llevar una vida tan normal como pueda llevar un físico teórico. Su productividad científica le sitúa en la élite de la disciplina y jamás ha renunciado a su agudo sentido del humor.

“Pensé que si no era yo quien narraba todo lo que había tras la fama, alguien con menos sensibilidad se lo habría inventado”, explica Jane.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA