Stranger Things: un homenaje a lo mejor de los años 80

Una "criatura fuera de control, una chica con poderes sobrenaturales y un grupo de científicos gubernamentales inescrupulosos se topa con unos niños que buscan a su amigo desaparecido misteriosamente. Tal es la base argumental de "Stranger Things", la producción de Netflix que, en apenas tres semanas, llegó a convertirse en la serie del año y aún cuando la empresa no ha revelado cifras de audiencia, su gran popularidad puede medirse a través de las redes sociales.

Sin los pomposos anuncios publicitarios que acompañan a los tanques televisivos como "House of Cards" u "Orange is the New Black", la serie "Stranger Things" saltó como una de las imperdibles de 2016 a pocos días del estreno en simultáneo de los ocho capítulos que la componen y sus creadores, los mellizos Matt y Ross Duffer, ya trabajan en la producción de una segunda temporada, según declararon en una entrevista con la revista Rolling Stone.

La serie tiende líneas directas hacia lo mejor de la cultura pop de los años 80 y le declara su amor a films de ciencia ficción de Steven Spielberg como "Encuentros cercanos del tercer tipo" (1977) y "E.T." (1982) y de aventuras juveniles como "Los Goonies" (dirigida por Richard Donner y escrita también por Spielberg, 1985) o "Cuenta conmigo" (Rob Reiner, 1986).

En el mismo nivel de importancia pueden verse las referencias a películas de terror y misterio basadas en historias de Stephen King y shows televisivos como "La dimensión desconocida" o "Cuentos de la cripta".

Puntillosa recreación

La historia de "Stranger Things" transcurre en 1983 en un pueblo ficcional del estado de Indiana, en los Estados Unidos, donde la apacible vida suburbana, en la que los chicos disfrutan del contacto con la naturaleza y pasean en sus bicicletas hasta tarde en la noche, es interrumpida por una peligrosa criatura que ha escapado de un laboratorio gubernamental.

Un niño desaparece y mientras el pueblo entero participa de su búsqueda, su madre, encarnada por una brillante Winona Ryder, va perdiendo la cordura al tiempo que su hijo comienza a contactarla por medios esotéricos.

La trama también se centra en los tres mejores amigos del chico desaparecido, tres preadolescentes "perdedores" que en la búsqueda de su amigo encuentran la ayuda de una misteriosa chica con poderes telequinésicos, también prófuga del laboratorio en el que era objeto de experimentos por un científico sin moral (Matthew Modine).

El vestuario, los peinados, la ambientación puntillosa, la banda de sonido e incluso la tipografía en letras de neón del afiche de presentación de la serie funcionan de manera impecable y transportan inmediatamente a la atmósfera ochentosa.

Referencias y homenajes aparte, los Duffer consiguen presentar una historia de personajes complejos con un ritmo atrapante, en la que cobran especial relevancia valores como la amistad, el amor y la inocencia.

Un camino difícil

Quince de las más importantes cadenas televisivas de los Estados Unidos rechazaron "Stranger Things" por considerar que una serie protagonizada por niños pero con una temática para adultos no iba a funcionar comercialmente.

Según los mellizos Matt y Ross Duffer, creadores de la serie, el principal reparo era que no quedaba claro hacia dónde apuntaba la tira. "No es ni una cosa ni otra, el público no la va entender", dicen que les dijeron.

Y así fue como llegaron a Netflix donde, apenas estrenada el 15 de julio pasado, fue tendencia mundial en Twitter y todos los sitios especializados la calificaron con puntajes altísimos de aceptación.

Con apenas 32 años, los hermanos Duffer han dirigido el thriller "Escondido" (2015) y han colaborado con M. Night Shyamalan en la serie "Wayward Pines".

Ahora se aprestan para la segunda temporada de "Stranger things" que, según dicen, "va a mantener el tono oscuro pero tendrá una estructura diferente, aunque seguiremos con los mismos personajes porque nosotros y la audiencia nos hemos enamorado de ellos".