Solidario y participativo, vive desde hace 45 años en la lejana Australia

Se fue buscando su destino y encontró rápido trabajo como electricista, oficio que le permitió crear dos empresas. Presidió además una ONG de ayuda a hospitales de Mendoza y el país.

Solidario y participativo, vive desde hace 45 años en la lejana Australia
Solidario y participativo, vive desde hace 45 años en la lejana Australia

Carlos Panetta (64) está de aniversario, ya que este mes se cumplen 45 años desde que se instaló definitivamente en Sydney, Australia. Allí tuvo diferentes empleos, en su mayoría relacionados con su oficio de electricista, y hasta logró fundar dos empresas proveedoras de servicios para edificios y hoteles.

Pero a pesar de haber pasado más de la mitad de su vida en otro continente, nunca olvidó sus raíces mendocinas, lo que lo llevó a desarrollar varias acciones solidarias para la provincia, como la entrega de material médico en hospitales públicos locales. Además, desde hace 31 años es locutor de un programa de radio bilingüe en el que difunde música latinoamericana.

Ya pensando en su retiro, tiene la oportunidad de vivir parte del año en Argentina y el resto en Australia. “Paso entre 4 y 5 meses en Argentina y después vuelvo. La vida me ha dado la oportunidad de disfrutar lo mejor de estos dos mundos y lo estoy aprovechando”, remarcó desde Brighton Le Sands, una tranquila playa cerca del aeropuerto de Sydney.

Nacido en Palmira, a los 15 años comenzó a trabajar como aprendiz de mecánico en los talleres del Ferrocarril General San Martin: “Después de poco tiempo, viendo que la mecánica no era de mi agrado, solicité cambio y fui aceptado como aprendiz electricista”.

Corría 1969 y el palmirense estaba indeciso sobre qué carrera u oficio seguir, por lo que decidió probar suerte emigrando. “Apliqué para Australia, Canadá y Sudáfrica. Al poco tiempo fui aceptado por Canadá y Australia y me decidí por este último quizás influenciado por la belleza de sus playas”, contó.

Allí encontró trabajo fácilmente: “Me asenté en Sydney y he vivido desde entonces en esta ciudad trabajando en diferentes empleos, en su mayoría de electricista, aunque gracias a mis estudios en el colegio técnico (el Pablo Nogués) y lo que aprendí en Mendoza, pude desempeñarme en una variedad importante de trabajos y oficios”, destacó.

Actualmente maneja dos empresas propias: "Una es de servicios en varios edificios y otra de conserjería al estilo hoteles de cinco estrellas", precisó.
Perfil solidario

En 2002, el embajador argentino en Australia solicitó a él y a un grupo de amigos ayuda para los damnificados por las inundaciones de Rosario, lo que casi sin pensarlo lo llevó a fundar una organización de ayuda humanitaria: “De ese pedido surgió la Asociación Argentina de Solidaridad en Australia, que presidí por 7 años”.

Con ella, Carlos descubrió que en Australia los hospitales hacían un recambio constante de material hospitalario, en particular de camas.

“Entonces solicité que nos dieran los equipos que eran remplazados y afortunadamente en perfectas condiciones (muchas veces nuevos) para enviar a Argentina a través de Redes (Cancillería)”, narró. Muchos de esos envíos llegaron a hospitales de Mendoza como el Central, el Lagomaggiore y el Paroissien.

Otra acción que realizó para ayudar a la comunidad fue fundar el único asilo de ancianos de habla hispana del país oceánico.

Melómano desde chico, Carlos creó hace 31 años un programa bilingüe en una radio comunitaria australiana (90.1 FM - 2NBC). “La música es mi pasión, por eso además traigo artistas de América Latina”, recalcó.

Feliz por todo lo logrado, tanto en lo laboral como en lo personal -tiene 3 hijos australianos de su primer matrimonio y 4 nietas-, Carlos aún piensa en volver a Mendoza: “La vida te enseña que las raíces son la parte más importante de tu vida. Puedes obtener otras cosas en donde sea que te lleve el destino, pero tus recuerdos más importantes son sin duda los de tu niñez y tu adolescencia”.

Por eso es que hoy divide su año entre ambos países, pero está pensando en volver de forma definitiva. “Estoy renovando la casa paterna en Mendoza con miras a establecerme en mi ciudad natal con mi compañera Myriam, que es de Buenos Aires”, comentó.

Luego de 45 años allá, reconoce que la cultura australiana ha cambiado mucho: “Se debe a muchos factores, entre otros al avance normal de la sociedad, pero también creo que la inmigración de todas partes del mundo ha influido notablemente”.

Un aspecto que destaca es que casi no existen rejas en las viviendas: “No quiero decir que no existan los robos ni los crímenes, pero es muy poco en relación a cualquier otra parte del mundo”.

Con respecto a la gente, indicó que por regla general el australiano es muy afable. “Son muy honrados. Todavía creen en la palabra. Eso sí, no cumples y no confían más en tí”, subrayó quien aún conserva los amigos que conoció en sus primeros días en ese país.

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