Sobre mitos y verdades

Sobre mitos y verdades
Sobre mitos y verdades

Los amigos son la familia que podemos elegir. VERDAD. Una investigación que acaba de publicarse en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU mostró un dato sorprendente: los amigos son genéticamente más parecidos entre sí que los extraños. Es decir, con un amigo no sólo nos une una infancia compartida, gustos o el trabajo: tenemos ADN en común. Es más: Fowler y Christakis, los autores, vieron que "los amigos son como parientes en cuarto grado".

Apenas lo conozco y ya sé que podría ser mi amigo. VERDAD. "Existen áreas del sistema nervioso que permiten reconocer las 'cuestiones de piel' en la primera impresión que se tiene de una persona", explica Ignacio Brusco, director del Centro de Neurología de la Conducta (UBA, Conicet). "En esto, participa una estructura llamada 'amígdala cerebral', que tiene la memoria emocional y permite reconocer los factores emocionales antes de que lleguen a la conciencia", dice.

El sexo entre amigos arruina la amistad. MITO. "Para que una amistad no se termine después de haber tenido sexo, hay que tener claro qué se siente y ser sincero. Sin embargo, siempre existe la posibilidad de que alguno de los dos comience a sentir otras cosas. Sí, puede pasar, pero también se puede superar", dice el psicólogo y sexólogo Patricio Gómez di Leva. "Para las personas que pueden diferenciar el sexo del amor puede ser una experiencia positiva", agrega. Una encuesta hecha por una marca de preservativos mostró que 8 de cada 10 tiene fantasías sexuales con un amigo/a. Además, 62% cree que después del sexo, la amistad puede seguir.

A un amigo se le perdona todo. MITO. "Para sentirnos bien y desarrollar una vida con sentido, necesitamos resonar, sintonizar con otros, ser queridos, aceptados, respetados y a la vez aceptar, querer y respetar", introduce Irene Loyácono, psicóloga y directora del Centro de Terapias de Enfoque Familiar. "Cuando esto se da en una amistad, se produce una sintonía de las neuronas de los participantes que se acompasan en su activación y producen sensaciones placenteras derivadas del estar en compañía. Un amigo es un otro significativo con quien este resonar se da de un modo intenso. Si el amigo nos falla una vez podemos comprenderlo por esa misma sintonía. Si nos falla reiteradamente y no deja de ser ese otro especial para nosotros, estamos en una relación de sometimiento, no de amistad".

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