Sitio seguro hasta que pase el temblor

Algunos especialistas rescatan el denominado Triángulo de la Vida, que consiste en colocarse al lado de un mueble y no debajo. Sin embargo, esta medida de seguridad no es del todo aceptada por la mayoría.

En algunas escuelas mendocinas está circulando nuevamente el consejo denominado "Triángulo de la vida". Éste contiene recomendaciones sobre cómo actuar en caso de sismo e impone una nueva manera de proceder que rompe con la tradicional idea de "meterse debajo de los bancos".

El Triángulo de la vida hace unos años recorrió las redes sociales y distintas páginas de Internet, con frases e imágenes que impactaban pero que servían para dar contundencia a la propuesta destinada a crear conciencia entre la población mientras ocurre un terremoto.

La idea de esta técnica de prevención fue creada por Doug Copp, un rescatista internacional quien dice haber intervenido en 875 edificios colapsados de todo el mundo y en diferentes circunstancias. Pese a que esta propuesta en su momento generó grandes controversias, algunos especialistas dicen que no sería tan mala idea, como intentó establecerse.

"Cuando un edificio colapsa, el peso del techo cae sobre los objetos o muebles aplastándolos, pero queda un sitio vacío al lado de ellos. Este espacio es lo que yo llamo triángulo de vida", dice Douglas Copp, en un mensaje que aún circula por Internet.

Según las nueve recomendaciones que da el experto, cuya referencia aparece en Internet como ex miembro del equipo de mitigación de desastres de las Naciones Unidas, lo más importante durante los segundos que dura un sismo es buscar un 'rincón' libre justo al lado y no debajo de mesas, bancos o camas.

De este modo, según su teoría, los objetos más pesados como vigas, pedazos de techo o columnas que puedan ceder en viviendas y edificios caerían sobre estos dejando precisamente un triángulo que actuaría como refugio.

Desde Defensa Civil de la Municipalidad de Capital sostuvieron que deben seguirse las medidas de seguridad tradicionales, esto es, ante un terremoto buscar refugio debajo de mesas y pupitres, taparse con los brazos y manos la cabeza y colocarse en posición fetal hasta que el sismo finalice.

"No estamos recomendando el triángulo de la vida, porque éste ha sido probado en explosiones y no ante un movimiento sísmico. Personalmente creo que no hay que moverse del lugar y seguir con las medidas del plan de contingencia, en el caso de las escuelas. Esto es, refugiarse en los pupitres hasta que pase el sismo y luego ir al lugar seguro designado", explicó José Luis Miranda titular de la Coordinación de Seguridad Ciudadana y Defensa Civil de la municipalidad capitalina.

En tanto, en la página oficial de Defensa Civil de la provincia, el manual para proceder en casos de movimientos telúricos sigue siendo el que enseñan en los colegios primarios, sin referirse nunca al triángulo de la vida.

"Refúgiese debajo de muebles resistentes y debajo de vigas fuertes, en rincones interiores o en los umbrales de las puertas (siempre que en la parte superior no tengan vidrio) dice el PDF elaborado por el ministerio de Seguridad, de quien depende Defensa Civil.

Para el arquitecto mendocino Tobías Crespo, este planteo es más mito que realidad y prefiere poner paños fríos sobre las consecuencias que trae aparejado un sismo.

"Para quedarse tranquilo, en casi todos los sismos que han habido en Mendoza los edificios no se han caído. A lo sumo, en los casos más dañinos estos se han resquebrajado y posteriormente se han demolido", advierte el profesional.

Repite que, de todas formas, la manera correcta de protección en caso de sismo es ubicarse debajo de un dintel, en las aberturas de las puertas.

"En el caso de que el techo caiga, lo hará hacia el centro del ambiente y no en el muro, puesto que éste es el elemento rígido de la estructura. Por otro lado, si se cae un techo (así sea de hormigón armado, de rollizos, de madera o metálico) con un peso promedio de 500km/m2 puede destruir cualquier mesa, cama, silla, mesa de luz que haya por ahí", señaló agregando que la protección debajo de los muebles es sólo para resguardarse de elementos domésticos muebles como ventiladores, cuadros, vidrios, pero no para el techo.

Intentando dar lógica al asunto, Crespo dijo que una losa del techo, en caso de caer, va a quedar amarrada al muro, por lo tanto quedará inclinada con respecto al plano de impacto que es el piso. "Allí se forma el triángulo. Si tenemos la suerte de estar ahí abajo, se "cumpliría" este mito. Pero es sólo casualidad. A la realidad la explicamos con la física, la lógica y la estadística del comportamiento humano", dijo tajante.

Muebles resistentes

Para el ingeniero en Construcción y docente de la UTN, Helvio Grilli, el asunto no pasa tanto por el Triángulo sino por si el mobiliario de los colegios que, en particular, no están preparados (por diseño y resistencia) para soportar, por ejemplo, la caída de un techo.

"Yo creo que no lo están. Pero si los muebles fueran robustos, resistentes en sus pliegos y con mejores diseños, serían más útiles para resistir un sismo. Por eso no estoy en contra específicamente del Triángulo. Además he hecho ensayos y siempre que los muebles sean resistentes queda una cavidad donde ubicarse. Igual, lo mejor sigue siendo meter la cabeza debajo del mueble", indicó.

Grilli coordinó a un equipo de estudiantes que desarrolló hace poco más de un año mobiliario escolar capaz de soportar 500 kilos, cantidad estimada de peso ante el colapso total de un edificio. "Si el mueble es resistente, abajo o a un costado, hay probabilidades de salvarse", dijo.

Por su parte, el sismólogo Miguel Castro aseguró que la idea del Triángulo es muy buena y que la misma está sustentada en un amplio soporte fotográfico y en la experiencia de Copp. "Yo voy seguido al Santuario de Rodeo del Medio y me he dado cuenta de que la mejor opción ante un sismo sería aplicar la técnica de Copp. Para mí es bastante acertado el método", confirmó.

Al igual que Grilli, añadió que el problema del mobiliario escolar endeble es uno de los peligros a los que quedan expuestos los estudiantes, eventualmente, ante un sismo.

"En la mayoría de las escuelas estatales el mobiliario es común, de caño estructural, y esos no aguanta nada", reveló remarcando que no ocurre lo mismo con los establecimientos del ámbito privado ni con las escuelas técnicas.

"Tengo entendido que a nivel nacional e internacional se oponen al Triángulo, pero en muchos aspectos es adecuado. Además, no sólo hay que ver cómo están construidos los bancos sino el material del techo y su peso. No es lo mismo una escuela que sólo tiene el techo encima, a una escuela de tres pisos", opinó.

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