Síndrome de ovario poliquístico: complicaciones en la búsqueda de un bebé

A la hora de decidirse por la maternidad, muchas mujeres descubren que padecen este síndrome. Cuáles son sus síntomas y cómo detectarlo a tiempo.

El vello oscuro sobre el labio superior, en el mentón e incluso en los bordes de la cara puede ser a veces en mujeres jóvenes un indicio de síndrome de ovario poliquístico (SOP).

A veces también se extiende el vello púbico más allá de la zona íntima hacia los muslos o hasta el ombligo. Si a esto se suman acné, sobrepeso y cabello cada vez más fino, la situación es ya más seria.

Algunas de las mujeres afectadas comienzan a notar también alteraciones en su regla mensual. Y si están buscando quedar embarazadas, es posible que les cueste. Sin embargo, no hay que desesperar: hay formas de paliar esta enfermedad, pero para ello es imprescindible recurrir cuanto antes al ginecólogo.

El médico ordena análisis de sangre a la paciente para determinar el dosaje de hormonas en el cuerpo. Además, analiza los ovarios de la mujer mediante ecografías. La sospecha de SOP probablemente aumente si detecta, además de las alteraciones hormonales típicas, pequeños quistes en el exterior de los ovarios.

El SOP, entre otras cosas, dificulta la producción de una hormona que interviene en la liberación de óvulos completamente desarrollados. Además, cuando existe esta enfermedad, los ovarios ya no tienen capacidad para transformar la hormona masculina testosterona en estrógeno. Esto hace que haya una mayor cantidad de hormona masculina en el cuerpo.

Las células del cuerpo se vuelven menos sensibles a la insulina, es decir, que hay resistencia a la insulina. Esto hace que el cuerpo segrege más insulina. El problema es que la insulina promueve la producción de hormonas masculinas. También hace que la energía obtenida a través de la alimentación se almacene en depósitos de grasa, en vez de quemarla. Por eso, estas pacientes suelen sufrir de sobrepeso.

Si no se trata el SOP, la enfermedad suele empeorar. Con el tiempo, las mujeres afectadas ya no tienen sólo dificultades para quedar embarazadas, sino que también existe el riesgo de enfermar de diabetes o de la glándula tiroides y tener más tarde un infarto de corazón o una apoplegía.

La terapia es individual y depende mucho de si la paciente quiere tener hijos o no. Si la mujer presenta sobrepeso, se la pone a dieta. Sin embargo, perder peso no suele ser fácil dado que el SOP altera el metabolismo.

El tratamiento consiste no sólo en una dieta acompañada de ejercicio para bajar de peso sino también en una terapia hormonal. Adeás, existen medicamentos que ayudan a combatir la resistencia a la insulina y la predominancia de hormonas masculinas.

Los primeros resultados positivos suelen notarse después de medio año de terapia.

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