Si una pareja amiga se separa, ¿a cuál de los dos seguimos viendo?

El cambio de una familia, y su dinámica a partir de una separación, reformula nuestros vínculos. ¿Cómo continuarlos? Aquí, algunos consejos.

Cuando una pareja del círculo de amistades se separa, plantea un interrogante que a primera vista parece muy simple pero que en realidad no lo es.

¿Cómo lo manejamos en el grupo? ¿Seguimos viendo a su ex? ¿Cómo vamos a organizar las fiestas de ahora en más?

Las separaciones nunca se producen de un momento a otro. Por lo general están antecedidas de alguna crisis, ya sea algo puntual y dramático o un distanciamiento paulatino.

Cuanto mayor es la eclosión o, por decirlo de otro modo, cuanto más repentina es la ruptura y más virulenta la causa de la separación, mayor es la carga para el círculo de amigos, que de pronto queda desorientado.

Decir que uno, como amigo, debería inmiscuirse en los conflictos de pareja y asesorar a sus amigos en el momento del ventarrón, es imposible. Eso depende de cada caso y de lo que busquen en uno los que atraviesan ese momento.

En cambio, sí suele ser casi imposible no estar más a favor de una de las partes. Y es que uno, ya de por sí, suele ser más amigo o tener un vínculo más fuerte con una de las partes de la pareja, y eso hace que uno respalde más a esa persona y no a la otra al producirse una ruptura.

Para la pareja en sí, la separación siempre genera grandes cambios en todo su contexto de vida. En casi todos los casos el círculo de amigos se deshace o se reordena, y justamente por eso para ellos es tan importante sentir que algunos amigos siguen estando igual de presentes y dan estabilidad.

Muchas veces sucede que solo “ella” se ocupaba de mantener activo el vínculo con el círculo de amistades. En ese caso, para “él” la separación puede llegar a ser un disparador para cambiar y cuidar más activamente de sus amigos.

Por supuesto, también puede ocurrir que a ninguno de los dos les moleste que el otro siga viendo a los amigos en común. Y, a su vez, puede ser que una de las partes se retraiga porque quiera estar sola.

En ese caso no se puede forzar un encuentro, pero sí vale la pena no dejar de invitar a esa persona, que seguramente atraviesa un momento difícil.

Lo más complejo es cuando era una amistad entre dos parejas que se veían mucho. Esas separaciones pueden llegar a impactar en la pareja de uno, con lo cual es muy importante hablarlo con el otro y definir juntos cómo manejar la situación.

Por lo general, hay que dejar pasar el primer momento de la tormenta. Una vez que la crisis se calma, uno puede llegar a invitar a cada uno de los “ex” por separado sin que eso sea un problema. Eso sí: no es buena idea invitar a los dos para ver si se produce un reencuentro o se vuelvan a entender. Eso lo tienen que decidir ellos.

En cambio cuando la invitación es para muchas personas, como un casamiento u otro gran evento, no suele tan problemático invitar a los dos, porque al haber tanta gente no estarán obligados a cruzarse. Y si en alguna reunión más pequeña uno ve que no podrán estar las dos partes de esa ex pareja, hay que tener paciencia y comprender la situación.

Más allá de las invitaciones generales, cuando uno se encuentra a conversar con el ex del que era más amigo, es mejor evitar hablar mal del que no esté presente.

Decirle a un amigo que su novia le fue infiel o que de hecho nunca pareció ir bien con él no ayuda en absoluto.

En el frenesí de la separación uno puede estar tentado a hacer ese tipo de comentarios, pero no es un buen gesto hacia el amigo, porque es casi como decirle que uno nunca tomó en serio su elección ni entendió el tiempo que pasó con la otra persona.

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