La reforma y el año electoral tensan la relación Gobierno-PJ

Cornejo parece no contar ahora con el respaldo de los intendentes de la oposición para avanzar con el proyecto de modificar la Constitución y permitir la reelección.

A nivel nacional la tensión entre oficialismo y oposición se ha incrementado, con matices y diferencias, pero claramente se inició la contienda electoral.

El lunes pasado, en Mendoza, por primera vez el peronismo en su conjunto le dijo "No" al gobernador Alfredo Cornejo; fue por la reforma constitucional que el radicalismo empujaba mientras el Gobernador se hacía el desentendido. ¿Fue el inicio de una catarata de "No" del peronismo o es un hecho aislado? ¿Fue el inicio de la campaña en Mendoza?

En el Gobierno evitan definiciones demasiado contundentes, aunque arriesgan que por su carácter Cornejo no pasará por alto la negativa peronista.

En los pasillos de Casa de Gobierno se indica que la falta de un liderazgo hace difícil cualquier negociación: "Ya no está el que unía todas las cabezas (por Juan Carlos Mazzón), por eso apuntamos a los intendentes y estos habían dicho al Gobernador que sí a la reforma", remarcó un funcionario.

Ese “Sí” dado en la intimidad que el radicalismo jura que existió, es lo que ha desatado las iras. Los que conocen al Gobernador arriesgan que habrá venganza. “Si ésa es la actitud, deberán aguantarse”, dijo en la soledad de un despacho un funcionario más comunicativo.

Del lado del peronismo hay pocas definiciones tajantes acerca de los "No" que podrían venir. No es novedad que en el PJ hay dos grandes posiciones que responden a diferentes intereses; por un lado, los intendentes que tienen una relación más amigable con el Ejecutivo provincial, debido al cumplimiento estricto de las transferencias a los municipios y la cancelación paulatina de las deudas que había dejado Francisco Pérez. Es en este espacio donde reside el poder en el peronismo mendocino.

En este eje están los hermanos sanrafaelinos Omar y Emir Félix (presidente del PJ e intendente respectivamente), los hermanos Adolfo y Alejandro Bermejo (ex candidato a gobernador e intendente de Maipú respectivamente), Roberto Righi (intendente de Lavalle y vicepresidente del PJ), Martín Aveiro (Tunuyán) y Jorge Giménez (San Martín).

Cuentan que el diálogo entre los hermanos Félix y los maipucinos Bermejo y el lavallino Righi es fluido y que es ahí dónde se cocinan buena parte de las decisiones del peronismo.

Por el otro lado están quienes no gobiernan comunas y están más necesitados del conflicto para tener protagonismo. Estos últimos mantienen sus posturas más combativas.

Allí se enrolan las diferentes manifestaciones del kirchnerismo mendocino: como La Cámpora, con el diputado Lucas Ilardo o el Movimiento Evita del senador Luis Böhm, o el diputado nacional Guillermo Carmona.

Allí es donde se manifiestan las posiciones más duras para con el Gobierno provincial y que ahora esperan que haya un endurecimiento de las posturas del Partido Justicialista.

Pero la esperanza poco tiene que ver con la realidad. “El otro día se ha generado un escenario distinto. Lo que no puedo decir es que eso tenga que ver con una definición de tensar la cuerda”, decía un dirigente de ese espacio más combativo sobre el filo del fin de semana.

Para darle la razón, otro peronista reconocido por su capacidad de rosca afirmaba: “Es tema por tema”. Es decir, no hay una determinación de decir a todo que no. Desde el entorno de los intendentes dicen que el voto no positivo a la reforma constitucional es sólo por este tema:

“Si empiezan ellos a tensarla, por ahí se complica. En principio es sólo por esto. Los intendentes siempre se han manifestado por acompañar al Gobernador”.

No hay posturas únicas. Hay quienes dicen que llegar al “No” unánime costó y mucho; hay quienes dicen que el radicalismo pasó un límite que no se pasa (“apretaron más allá de lo permitido”) y que, a partir de ahora, aparecerán algunas otras negativas, incluso porque “él no garpó bien para adentro”, es decir para la militancia, y de cara a la elección que se avecina.

Para los observadores, la cuenta es sencilla: hay que hacer un esfuerzo para mejorar los resultados de una de las peores elecciones que hizo el peronismo mendocino en su historia, la de 2013. Los legisladores que fueron elegidos en ese comicio son los que terminan mandato y fueron el primer paso para la actual composición mayoritaria del radicalismo en la Legislatura.

Fueron 27 puntos los que obtuvo el peronismo ese año, contra 48% de la UCR. Achicar esa brecha le permitiría al PJ obtener algunos escaños más y hacer más difícil a Cornejo la segunda mitad de su mandato.

Pero para eso, entienden que hace falta marcar las deficiencias de Cornejo.

“La reforma constitucional es un tema electoral en un año electoral”, dijo alguien que abona la teoría del tema por tema. Desde el lugar más duro, afirman que “ha crecido la percepción en la dirigencia de que el gobierno de Cornejo tiene los mismos problemas que el de Macri: el desgaste por hechos desafortunados, como la grúa, la posición docente, parece ponerse en el lugar en el que ha estado la militancia, una actitud más opositora”.

Alguien dijo que “dar a Cornejo la reelección nos incendia el partido; negársela es abrir la interna radical por la sucesión en poco tiempo”.

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