San Carlos: pintaron las paredes de Pediatría del Tagarelli

Estudiantes de Artes Visuales rindieron un interesante examen, que sirvió para poner a prueba sus conocimientos y además para mejorar las instalaciones del hospital y el vacunatorio.

Era un examen, pero lo disfrutaron como nunca y la devolución por su excelente trabajo no vino sólo de los profesores, sino de toda la comunidad de San Carlos.

Diez estudiantes de Artes Visuales llenaron de vida y color las paredes del área de Pediatría y el Vacunatorio del hospital departamental Tagarelli. Ellas aprobaron y están felices. Los pequeños pacientes, también.

“Mami, mirá qué lindo ese cielo”, dijo embelesado un nene, que minutos antes había llegado llorando al hospital. En la pared contigua un par de trapecistas cruzaban ese cielo azul, haciendo piruetas.

“Este desafío confirmó lo que pensábamos: el arte puede curar. Mientras pintábamos, los chicos que llegaban a la guardia se olvidaban por un ratito de su dolor y se enganchaban con lo que estábamos haciendo. Esa es nuestra intención, que los chicos se sientan un poco mejor”, sostiene Andrea Ceballos, una de las alumnas.

La iniciativa surgió de las mismas autoridades del hospital y la cooperadora del Tagarelli, quienes el año pasado convocaron a la gente del profesorado de Artes Visuales del IES 9-010 'Rosario Vera Peñaloza' para proponerles hacer la tarea.

“Nuestro edificio es muy antiguo. El cableado y los caños de agua y gas están instalados en la zona aérea y todo el lugar se veía muy desprolijo y rústico”, comentó Silvina Córdoba, directora del nosocomio sancarlino. La profesional advirtió que están muy conformes, porque  las pinturas le cambiaron la cara a las históricas instalaciones. “Ahora, hasta los niños piden sacarse fotos en los murales. Le imprimieron calidez y mejoraron el clima del lugar”, agregó.

Apenas la profesora de Arte, Comunicación y Diseño, Natalia Mercado, les propuso el desafío, las diez estudiantes se pusieron manos a la obra. "En diciembre del año pasado, empezamos realizando un registro fotográfico de la situación en que estaban las paredes", contó Camila Cabanay. También hicieron algunas entrevistas a profesionales que trabajan allí, según contaron Luciana Hortiz y Celeste Peres.

Con todo ese material recopilado, se pusieron a trabajar en el aula y en sus casas para determinar cuáles eran los diseños que reunían las mejores condiciones para dar vida al sitio. “No debían ser muy invasivos, pero sí alegres y no pasar de moda”, acotó Karen Barroso.

"El arte cura"

“También teníamos a analizar bien qué colores usar para transmitir calidez y calma, porque los colores tienen una intención. Por eso, elegimos todos tonos pasteles”, apuntó a su turno Viviana Galdame, otra de las estudiantes.

Buscando material e 'inspiración' en libros, Internet y en otras experiencias similares; las chicas conocieron a otros grupos de artistas que se ocupan de pintar murales en hospitales de distintos puntos del país, por ejemplo el colectivo “El arte cura”. “Descubrimos que se puede aportar mucho a la comunidad a través del arte”, dijo Belén López.

“Nos re enganchamos con el trabajo y queremos que desde el Instituto se continúe con el diseño de puertas,  numeración  y cartelería de otros sectores del hospital. Veíamos que en la zona hay mucha gente analfabeta y todos los carteles priorizan el lenguaje verbal al iconográfico que es más sencillo y fácil de comprender. Claro que en el área de adultos, las pinturas tendrán que ser más sobrias”, señaló Cinthia Alcaraz.

Las diez estudiantes se separaron en cuatro grupos para pintar las distintas áreas asignadas del hospital. A quienes les tocó el vacunatorio; eligieron pintar imágenes de circo y de sus pinceles salieron estrellas, equilibristas, payasos, etc.

Mientras tanto, la selva y los animales que la habitan fueron los dibujos que hoy reinan los consultorios, la internación y guardia pediátrica; así como en el área de control del niño sano.

“La experiencia desbordó nuestras expectativas. Las chicas se comprometieron con la tarea. Iban a pintar de noche, para molestar lo menos posible, desde las 22 hasta las 5 de la mañana. Son unas genias”, señaló la profe Natalia Mercado.

Más allá de la buena nota que obtuvieron en la materia, las chicas siguen recibiendo felicitaciones en la calle de vecinos, familiares y amigos. Incluso algunas han sido contratadas para hacer tareas en el mismo sentido. “Es muy positivo sentir que una ayuda a cambiar la realidad”, coincidieron María José Resentera y Claudia Ahumada.

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