Robo de bebés: el drama de una mendocina que hace 31 años busca a su hija

Una mujer asegura que en 1984 le dijeron que su niña había nacido muerta, aunque ella la vio viva. Dio a luz en el Lagomaggiore. Su historia ahora es noticia nacional y la justicia de Mendoza va a investigar.

Es un relato dramático de una madre que 31 años después continúa con su búsqueda. En agosto de 1984 Patricia Giménez entró al hospital Lagomaggiore embarazada y a punto de tener a su beba, que sólo tenía 6 meses y medio de gestación. Lamentablemente, nunca llegó a tenerla en brazos.

Es que las enfermeras del hospital -donde nacen unos 8 mil niños al año- le dijeron que su hija había nacido muerta, pese a que -dice- ella la había escuchado llorar y ver cómo se movía. Nunca le entregaron el cuerpo y tampoco el certificado de defunción. Sin embargo, su instinto maternal le dice que sigue viva, y que probablemente no sabe que es adoptada.

“Solo te pido que si sospechás que no pertenecés a la familia que te crió, o que hay datos coincidentes con mi búsqueda, te comuniques conmigo. Quiero verte, escucharte, te estoy buscando, vos no moriste, a mí me mintieron. Te necesito hija mía!!!”, dice Patricia en la página de Facebook que creó para abrir lo más posible los alcances de su búsqueda.

Lo triste de este hecho es que no es aislado, sino que se suma a una larga lista de denuncias extrajudiciales sobre el robo de bebés en el Lagomaggiore. En 2010, Los Andes destacaba que por los pasillos de ese hospital circulaba un panfleto que una empleada de la sede del Registro Civil del nosocomio presentó en la Comisión de Derechos y Garantías de Diputados con estas acusaciones.

En aquella oportunidad, como ahora en este caso, el fiscal especial Daniel Carniello investigó la posible venta de bebés nacidos en el Lagomaggiore, mientras que los diputados se comprometieron a elaborar un protocolo que intensificara y optimizara el seguimiento de aquellos casos en que las madres que dan a luz sean menores de 15 años. Sin embargo, nada se sabe hoy de ese compromiso legislativo.

La trágica historia

Tenía solo 17 años. Era su primera hija -más tarde llegarían otros dos- y la ilusión la llevaba en los ojos y en la piel. Los nervios también daban el presente porque entró en trabajo de parto cuando tenía solo 6 meses y medio de embarazo.

Fue un parto natural aunque todos los médicos le decían que el nacimiento de Andrea, como ya la había bautizado, no iba a ser fácil porque aun tenía los pulmones inmaduros y que probablemente nacería muerta. “Pero yo la escuché y la vi moverse. Por eso estoy convencida de que está viva. Y en el caso de que lo estuviese, también merezco saber la verdad”, dice Patricia a Los Andes.

El 20 de julio de 1984 se había casado con el papá de Andrea y de sus otros dos hijos, que hoy tienen 26 y 19 años. Ya llevaba cinco meses de embarazo, pero no se había dado cuenta hasta el momento. Tras enterarse, no hubo tiempo para muchos estudios médicos pero nunca le dijeron que era una gestación problemática.

A los dos meses del nacimiento y de la triste situación que vivió se fue a vivir con su esposo a la Patagonia, donde siguió viviendo con el recuerdo y la incertidumbre que -según ella- en ningún momento se desvaneció.

“Intentaba convencerme de que había fallecido. Pero nunca tuve las pruebas. Siempre persistió en mi mente la duda porque nunca me entregaron el cuerpo. Sólo me dijeron que era muy joven y que psicológicamente no me convenía ver el cuerpo del bebé. Los médicos, la psicóloga que me asignaron y los del hospital me lo repetían. Todos me decían que me iba a hacer mal y yo era chica y confié”, asegura hoy Patricia con 48 años.

A pocos años de casarse se divorció y quedó a cargo de los dos hijos que habían nacido luego. Empezó a trabajar todo el día y le quedaba poco tiempo para realizar una búsqueda seria de Andrea, por lo que, sin pasar a segundo plano, el destino de la niña quedó en suspenso.

“Hoy mis hijos están totalmente convencidos de que su hermana está viva y me apoyan, me ayudan a buscar y saben que ahora es el tiempo de Andrea. Sigo trabajando todo el día, pero tengo amigos que me apoyan y me acompañan”, asegura la mujer, que es administrativa en una empresa multinacional.

Investigar, la premisa

Con un grupo de amigas, Patricia comenzó el año pasado a investigar seriamente y esto se replicó en algunos medios de comunicación que se hicieron eco de su voz. Gracias a eso, y a la página que abrió en Facebook (“Hija mía te robaron cuando naciste”) salieron a la luz muchas denuncias -extrajudiciales- sobre una red de venta de bebés en el Lagomaggiore.

“Hay mucha gente que tiene miedo porque parece que funcionan como una mafia. Yo sé que corre peligro mi vida, pero pienso llegar hasta las últimas consecuencias para saber que pasó”, dice muy segura. Patricia estuvo estos días en Buenos Aires, donde pudo exponer su caso en canales de televisión como Telefé y América. “Sé que es algo muy groso lo que está pasando. En mi caso podría acusarse a los militares, pero fue en democracia. Quiero que esto se termine. No quiero que se siga repitiendo”, confiesa decidida.

Hace dos días tuvo una reunión con el fiscal de Delitos Complejos Daniel Carniello, quien le dijo que va a investigar su caso y que hará todo lo posible por esclarecerlo. “Le dije que el hospital no tiene mi historia clínica, porque me dijeron que se perdió o la robaron. Pero tengo mi medallita que me dieron cuando nació Andrea y eso me permitió demostrar que estuve en el Lagomaggiore. Esa es mi prueba”, sentencia.

El recuerdo de Andrea

Bastaron apenas segundos -y meses si se quiere contar la gestación- para que el lazo de Patricia con Andrea fuese inquebrantable. Ella dice que la beba es un dolor que no se va y un sol que le falta a su vida. “Mi abuela siempre me decía que la mano derecha tiene cinco dedos, pero que si te arrancan uno, el dolor lo sentís igual. Lo mismo me pasa con mis hijos. Yo tengo tres y que me falte uno me causa un dolor terrible”, describe emocionada.

Patricia repite -y parece decírselo a sí misma, olvidando al periodista con el que conversa- que está dispuesta a llegar hasta el final para averiguar la verdad: “Es esa verdad que me está faltando. Nunca pude hacer el duelo”.

Suelta de globos

El lunes sería el cumpleaños de Andrea. Pero como es día laboral, mañana domingo su mamá, familiares y amigos realizarán una suelta de 31 globos blancos en el predio de la Virgen, en Guaymallén. Será a las 17.  Con alegría en su voz y esperanza, Patricia solicita a todos los mendocinos que la acompañen. Pide llevar mate para hacer la jornada más amena y quizás, poder darle el demorado abrazo que se deben.

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