Gimnasia dueño de la Vendimia

El Lobo festejó su sexto título en la postergada final de la tradicional copa que se disputa entre equipos mendocinos.

¡Y un voto más para el Lobo! La sentencia sonó irrefutable. Gimnasia no jugó un gran partido ni mucho menos. Es más, por momentos fue superado por el Cruzado.

Sin embargo, con la obtención del Vendimia, ratificó su condición de candidato al ascenso a la B Nacional, algo de lo que deberá seguir haciéndose cargo en la segunda mitad del certamen Federal A.

La expectativa por la postergada final del histórico torneo era grande como el Malvinas. De un lado, Maipú, que había dejado en el camino a un Godoy Cruz alternativo en la tanda de los penales (1-1 en los 90' reglamentarios).

Del otro, Gimnasia, tras lograr el pasaje a la instancia decisiva luego de derrotar a San Martín (1-0) en el Este. Ambos ponían lo mejor. Entonces, repasando las formaciones de uno y otro elenco, había promesa de buen juego, de trámite parejo y dinámico.

Y así fue. Toda la efervescencia y el clima de final que faltó en las tribunas (por la escasa concurrencia a una final), afortunadamente se percibió en el campo de juego.

Ahí donde Mensanas y Cruzados regalaron un primer tiempo entretenido, intrépido, de ida y vuelta, con varias situaciones de ambas escuadras generadas a partir del simple hecho de no especular con ningún resultado y pensar constantemente en el arco de enfrente.

Gimnasia comenzó con la premisa de monopolizar el control de la pelota y la hizo correr. Pero Maipú, inteligente, lo tenía bien estudiado al Lobo. Sabía que la llave para lastimarlo estaba a las espaldas del dúo de virtuosos (Arce-Oga), ahí donde Ojeda, Jofré y Parisi -alternadamente- desbordaron una y otra vez. Y tanto va el cántaro a la fuente… que al final se rompió...

El Cruzado fue superior en el primer tiempo, eso está claro. Sin embargo, el Lobo tuvo tres o cuatro situaciones claras para convertir. La mayor virtud de Maipú fue su pragmatismo para atacar. Veloz, preciso, al equipo de Juan Carlos Bermegui sólo le faltaba acertar en la definición.

Y sobre el final de la etapa, el Toro Parisi no perdonó en la tercera posibilidad que tuvo frente a Vila. Golazo, de aire, tras el córner del Negro Amaya.

Maipú sacaba una luz de ventaja, pero todavía faltaban más de 45 minutos. Y al Lobo nunca hay que darlo por muerto. Fue por la jerarquía individual de algunos de sus intérpretes, que el Lobo emparejó el trámite y casi lo termina ganando.

Porque en el Lobo juega un futbolista que es diferente a todos. Y en un rapto de inspiración, el Bocha Arce dibujó una pincelada memorable y encendió los corazones de los hinchas del Lobo.

De ahí en más, el partido siguió siendo entretenido aunque bajó un poco la intensidad. Pudo ser de Maipú en un par de aproximaciones, pudo ser del Lobo con ese zapatazo impresionante de García que Gómez sacó al córner.

Había que definir la Copa en los penales. Y ahí estuvo más fino el Lobo, que se llevó el recuperado Torneo Vendima, una motivación extra de cara al objetivo máximo: el ascenso a la B Nacional.

Un voto para el Rey Lobo.

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