Raúl “Caniche” Estalles: “El triunfo más grande de mi vida es mi familia”

El ex basquetbolista mendocino, que vistió la camiseta nacional, goza de los beneficios de la jubilación, disfruta a sus nietos y es el principal hincha de su hijo Matías, jugador de Anzorena.

“Hablar de Raúl Estalles, El ‘canichito”, es mencionar a uno de los mejores pivotes de la historia en la provincia de Mendoza. Junto al Rulo Becerra, imparables. Es un tipo extraordinario. Jugador de equipo, noble y técnico, con un gran movimiento de pies y fortaleza física. En su década, la de ‘70, fue uno de los mejores del país. Y como persona, fue y es un fiel reflejo de lo que mostró adentro de la cancha. Lo expresó en su juego. Cuando jugás no podés fingir. Te expresás como sos y su juego era basado en la entrega y nobleza”.

Con estas precisas palabras, Manolo Garcés definió a su amigo, compañero y rival, Raúl “Caniche” Estalles. Un símbolo del básquet mendocino. Uno de esos jugadores que tuvieron el privilegio de vestir la camiseta de la Selección de Argentina. Un ídolo deportivo que nació en la tierra del sol y del buen vino.

A sus 67 años, Caniche Estalles continúa pisando las canchas de Mendoza. Es que es un fiel seguidor de su hijo Matías, hoy, jugador de Anzorena.

Hace dos años, Raúl, comenzó a gozar los privilegios de su jubilación. Trabajó durante 25 años en la actividad bancaria. Luego, incursionó en un negocio propio y en la actualidad acompaña a sus tres hijos (Diego, Matías y Nicolás) en varios proyectos inmobiliarios. Aunque, a veces, pide minuto, busca a sus nietos y se olvida del mundo.

“Es un placer poder tener a mis hijos conmigo (se emociona y comienza a lagrimear). Uno quiere estar al lado de ellos siempre. Pero, ahora estoy en otra faceta: la de abuelo. Me cambió la vida. Con mi señora, los queremos tener todos los días. Entonces, me tomó un recreo largo (risas) y estoy con mis cuatro nietos: Agostina; Ornella, Juan Diego y Juan Martín. Es un momento único y no lo negocio por nada en el mundo”.

Fiel a su estilo, Caniche, un tipo noble, humilde, respetuoso, con voz paternal y docente, se sienta con su nieto Juan Martín en brazos y comienza la ronda de mates junto a Más Deportes.

Con respecto a qué le dejó el básquet, actividad que dejó a los 34 años, el ex integrante de la Selección argentina, explicó: “Es una forma de vida. Una disciplina en todo sentido. Hoy, mi familia funciona como un equipo de básquet. Somos cinco y cada uno cumple una función. Somos solidarios y nos sostenemos uno al otro. Somos muy unidos. Siempre traté de bajar ese mensaje a mis hijos. Tengo el orgullo y el placer de decir que somos inseparables”.

Sobre cuáles son las actividades que realiza un día normal en su vida, el pivot multicampeón con Andes Talleres, afirmó: “Hoy, disfruto más a mis nietos que otra cosa. Me tienen loco. Junto a mi señora, nos encanta estar con ellos. Disfrutarlos. Mañosearlos. Son una debilidad. Después, acompaño a mis hijos en sus actividades. Con Diego, el más grande, hace unos años arrancamos con un proyecto inmobiliario. Después, se sumó Nicolás, el más chico y Matías, el del medio, el que me hace sufrir ahora en una cancha de básquet. Toda la familia lo acompaña siempre”.

Después, llegó el turno de hablar del básquet y por qué no siguió ligado a la actividad: “Tuve varias experiencias como DT tanto en femenino como en masculino, en primera e inferiores. Hoy, los chicos perdieron el hambre de gloria, el compromiso. El sentido de pertenencia. Es otro básquet. Los jugadores son una especie de robot, cumplen órdenes. En la década del ‘70, dentro de la cancha, había más talento, más improvisación. Era un espectáculo en todo sentido. Esa magia se perdió. Es otra época”.

Luego, llegó el momento de hablar, de esos momentos que le llenan el corazón: “Preparar un asado para mis hijos y sus familias. Soy el dueño de la parrilla. Nadie me la toca. En un momento, quería el recambio, pero los dos más grande, llegan y se sientan a la mesa. Y mi hijo Nicolás, el más chico, a veces llega de bailar y se sienta a comer (risas). Sin dudas, el triunfo más grande de vida es mi familia”.

Algo personal

El Gran Caniche

Año de nacimiento:1949 (67 años).

Estado Civil: casado con Estela.

Hijos: Diego; Matías Nicolás

Hijas políticas: Laura; Valeria.

Nietos: Agostina (8 años); Ornella (5); Juan Diego (4); Juan Martín (10 meses).

Ocupación: Jubilado. Sin embargo, trabaja junto a sus hijos en un proyecto inmobiliario.

Trayectoria como basquetbolista: Más de 25 títulos locales con Andes Talleres entre Torneos Apertura, Clausura y Anual; integró el equipo Azulgrana que en la década del '70 estuvo 120 partidos invicto de manera oficial; vistió la camiseta de la Selección Mendocina durante toda la década del '70 y principios de los '80; Selección Argentina, disputó el Torneo Sudamericano de 1979 en Valdivia, Chile. Además de la camiseta de Andes Talleres, vistió la camiseta de Cultural Israelita (se rompió el talón de Aquiles) y jugó varios torneos como refuerzo para la Asociación Deportiva Anzorena.

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