Radio Nacional, tras la demolición

En las últimas semanas fue creciendo la idea de un grupo de “notables” que decidieron reunirse para colaborar con la emisora bajo el autodenominado “Amig@s de Radio Nacional”.

Por Néstor Sampirisi - nsampirisi@losandes.com.ar

A Radio Nacional Mendoza sólo le queda la reconstrucción. Es que, por estos días, todo en la antigua casona que la emisora ocupa en la otrora aristocrática avenida Emilio Civit se parece más a una postal de la demolición.

Cuando, a mediados de abril pasado, Gabriela Figueroa asumió como directora, se encontró con varias sorpresas: paredes a medio derrumbar, equipos de transmisión nuevos que no funcionan, una planta de personal fuertemente politizada y entre 1 y 2 millones de pesos con los que aún no se sabe bien qué pasó.

“El día en que asumí, con 33 años de periodismo, pensé que venía a hacer radio. Pero me tuve que volver experta en construcción y tecnología”, sintetizó Figueroa en una entrevista para un medio digital en la que, además, subrayó que por el estado del inmueble “tenemos que trabajar hacinados en dos salones del primer piso”.

Las citas ponen la mirada en un ambicioso plan de reformas -valuado en 10 millones de pesos- que encaró la anterior gestión pero que está paralizado desde marzo. Por eso, el trabajo quedó en la etapa de la demolición.

Ahora, la actual gestión del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos intenta destrabar un conflicto con Diensten, la empresa porteña que ganó la licitación que el año pasado convocó Tristán Bauer, el titular de los medios públicos durante la gestión K.

En esa línea, uno de los puntos de conflicto es si a la firma se le pagó un adelanto de entre 1 y 2 millones de pesos. La empresa dice que no, pero desde el área que ahora conduce la gestión macrista se asegura que sí.

Y eso no es todo. Hurgando papeles se descubrió que los planos presentados para la remodelación del edificio no han sido aprobados por la Municipalidad de la Capital y tampoco tienen el aval de Patrimonio Cultural de la Provincia, que corresponde por tratarse de un inmueble con protección en la materia.

Pero hay más: aseguran que hasta el momento del parate, el responsable de controlar el avance de las obras era un familiar de uno de los dueños de la empresa que la realizaba.

Y otra perla: para hacer las reformas todo el mobiliario de la radio fue trasladado, una parte, al predio de la planta transmisora en El Bermejo y, otra, a Radio Libertador, desde donde al menos un par de meses transmitió Nacional hasta que en marzo volvió a su inmueble de la Emilio Civit. ¿Por qué? Cuentan que porque corrió el desopilante rumor de que el gobernador Alfredo Cornejo pensaba venderlo.

Otro de los aspectos de la demolición de Radio Nacional es el periodístico. Los medios públicos nacionales que funcionan en Mendoza están cruzados por intereses políticos y sindicales.

Tanto que aún no se puede nombrar al nuevo responsable de LV8 Radio Libertador (que desde 2009 es dirigida por Claudia Rus, una licenciada en Comunicación Social vinculada políticamente con el diputado kirchnerista Guillermo Carmona) y Nacional se debate en un conflicto con sus empleados que obligó a que esta semana llegaran funcionarios nacionales para explicar cuáles son los planes para la emisora.

La irrupción del “periodismo militante” sólo profundizó los bajísimos niveles de audiencia que desde hace años exhibe la radio. Es el resultado de doce años en los que fue acentuándose el manejo alineado con el gobierno kirchnerista, impermeable a otras ideas y con parte de los periodistas contratados más por afinidades políticas que por méritos profesionales. Se le hace muy difícil arrancar a una gestión que propone “pluralidad, servicio y federalismo”.

Desde los propios espacios de la radio se origina y ejecuta la resistencia a la nueva línea editorial. Tanto que Ernesto Espeche -quien fue director de la emisora durante los últimos cinco años- permanece en la planta de personal ahora como responsable de la página web y del manejo de las redes sociales. “Es gente que no comparte nuestro nuevo criterio pero tampoco renuncia, como ya lo hizo otra gente. Yo no llegué para echar o censurar”, subraya la directora.

Figueroa también tiene su perfil político. Desde hace años está vinculada a equipos de prensa de la UCR y en ese rol ha colaborado en Mendoza con el ex senador nacional Ernesto Sanz, principal vínculo del radicalismo con el presidente Mauricio Macri.

No obstante, se preocupa por asegurar que en su función no trabajará “para ningún partido”. Justamente los medios públicos nacionales parecen ser el espacio que el sanrafaelino Sanz se reservó en nuestra provincia. Jorge “Patón” Martínez, uno de sus históricos hombres de confianza en el sur mendocino, asumió también en abril como director de LV4 Radio San Rafael.

Con este panorama, en las últimas semanas fue creciendo la idea de un grupo de “notables” que decidieron reunirse para colaborar con la emisora bajo el autodenominado “Amig@s de Radio Nacional” .

Los locutores Carlos M. Sicilia y Gloria Bratschi, los políticos Carlos Abihaggle y Hugo Laricchia, la educadora Elia Bianchi de Zizzias, los cónsules Gerardo Belinsky (Israel) y Federico Kahn (Austria), los periodistas Doris Andreoni y Orlando Ragusa y los artistas Pedro Zalazar y Carlos Cuadro, entre otros, forman parte del grupo.

Se proponen ayudar a la actual gestión a sacar adelante la vieja Radio Nacional, abrirla a la comunidad, acercar ideas y asesoramiento, y hasta aportar materiales para la reconstrucción. No queda otra.

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