Porsche, un recuerdo de lujo

El 917K, usado por Steve McQueen para una película, fue vendido en 14 millones de dólares.

Un verdadero ícono del automovilismo mundial. Se trata del coche "estrella" de la película "Las 24 horas de Le Mans", con Steve McQueen, como protagonista y piloto.

Y, durante la subasta anual en Pebble Beach en los Estados Unidos, fue vendido cuando el martillo marcó la cifra récord de 14.080.000 de dólares. Este monto lo transformó en el Porsche más caro de todos los tiempos.

Se trata del modelo 1971, identificado como 917K Golfo, que fue el primero de la marca en ganar las tradicionales 24 horas de Le Mans. A la que luego se le sumarían victorias en Nürburgring y Ehra Lessien.

Después de un tiempo fue la "estrella" de la película, de la que se dice que fue "una de las mejores películas de automovilismo deportivo".

El propio Steve McQueen, invirtió 6 millones de dólares para producir el filme que lo tuvo como protagonista y también como conductor del auto.

En su versión original, es decir en carrera, este auto con los característicos colores cromáticos celeste y naranja de la petrolera estadounidense Gulf Oil International, fue conducido por Brian Redman y Mike Hailwood.

Características

El vehículo fue construido sobre un chasis integral muy liviano de sólo 42 kilos, mientras que su planta motriz era un motor de 4.5 litros 12 cilindros en V; refrigerado por aire con una relación 4 entre ejes. Para que el coche fuera compacto aún con el gran tamaño del motor el asiento del conductor estaba tirado hacia la parte delantera del chasis.

Además incorporó, en su momento, tecnología de última generación: el primer motor Porsche de 12 cilindros, y muchos componentes de titanio, magnesio y aleaciones exóticas que habían sido desarrolladas para automóviles livianos de carreras de ascenso a montañas, mientras que los fabricantes en su afán por reducir su peso, utilizaron una manija de la palanca de cambios construida de madera balsa.

20 años de olvido

Una vez finalizado su papel en la producción, el modelo fue devuelto a Jo Siffert, entonces piloto oficial de Porsche; que lo había comprado para su colección particular y lo mantuvo en su garaje hasta su muerte.

Después el Porsche 917K fue vendido a un adinerado coleccionista de París, donde durmió durante más de 20 años hasta que se le perdió la pista. De forma casi milagrosa en 2001, este Porsche fue redescubierto en un granero a las afueras de la capital francesa.

Y según relatan medios de la época a pesar del polvo que lo cubría, el 917K permanecía prácticamente intacto, aunque su restauración lleve el sello del preparador suizo Graber Sportarage. Y un dato para el recuadro el 917K Golfo estaba montado sobre neumáticos Firestone Súper Sports GP "originales".

En detalle

Motor Tipo: 912      
Cilindros:
12 opuestos   
Cilindrada:
4.494 cm3       
Potencia:
560 HP a 8.300 rpm   600 HP a 8500 rpm.
Peso del motor: 260 kg.
Cigüeñal: Acero forjado  
Bancadas: 8          
Bielas:
Titanio forjado 
Lubricación: Cárter seco    
Válvulas:
En V - 2 por cilindro (24)        
Arbol de levas:
A la cabeza. Doble por línea de cilindros
Frenos:  A disco en las 4 ruedas sobre las llantas
Combustible: 120 litros                    
Aceite
de motor: 20 litros
Peso: (sin combustible ni piloto) 800 kg.                   
Velocidad máxima:
350 km/h

La película

Hacer un filme sobre las 24 Horas de Le Mans fue idea del mismísimo Steve McQueen. La película fue tan turbulenta como el propio McQueen y el libreto fue corregido muchas veces hasta adaptarse perfectamente al actor. McQueen comenzó su preparación para Le Mans con otra carrera de larga duración, las 12 Horas de Sebring.

Eligió un clásico de su país, de la mitad de duración de Le Mans, que corrió con un Porsche 908, a pesar de tener una pierna rota. Gerd Schmidt, mecánico de la casa de Zuffenhausen, estaba muy preocupado por la suerte del flamante prototipo. "Nunca hubiera creído que pudiera correr alguien con una pierna enyesada", dijo luego el mecánico alemán. ¿Cómo logró hacerlo el actor? Simplemente golpeando el acelerador. No era el modo más ortodoxo de correr, pero al menos sus sueños comenzaban a convertirse en realidad. (Según lo recuerda en el año 2001 la revista Corsa).

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