Perfiles sobrecalificados: cuando el currículum puede ser tu peor enemigo

¿Qué sucede cuando la búsqueda laboral incesante no da sus frutos por estar demasiado calificados? ¿Qué aspectos tener en cuenta para superar esta instancia? Aquí, una guía profesional que te ayudará a enfocarte.

Son profesionales con maestrías, posgrados, cursos, especializaciones y cuanto certificado o cartas de recomendación abunden; todos signados por sus conocimientos y capacidades.

Sin embargo, muchas veces y por las mismas vueltas de la vida, son profesionales que se quedaron sin el empleo en el que estaban, o viven un tiempo de transición hacia otro trabajo al que aspiran en un futuro no muy lejano.

En esa cesantía laboral, y ante la crisis económica, este tipo de profesionales apunta a presentarse a todos los empleos (incluso a aquellos muy por debajo de sus capacidades), en los cuales tampoco es aceptado por estar “sobrecalificado”.

Como explica Viviana Imperiale (consultora de empresas y docente de diversos claustros académicos): “Cuando hablamos de sobrecalificación lo hacemos para aludir comúnmente a un profesional que se considera de esta manera, pues su nivel de competencia y conocimientos excede a aquellos requeridos por el trabajo o empresa”.

-¿Cuáles son los grandes problemas con los que se encuentran este tipo de trabajadores?

- En realidad hay épocas en las que se da una especie de paradoja. Por un lado, hay profesionales sobrecalificados en el mercado, que se presentan en las diversas entrevistas laborales (producto por un lado de las crisis económicas, fusiones, adquisiciones, ajustes de personal o reestructuraciones), pero que quedan sin un lugar en la organización en donde estaban, o sin el sueldo que cobraban. Entonces, ante este panorama, deciden ir a buscar otras oportunidades.

Por otro lado te encontrás con la paradoja de la falta de profesionales especializados en determinadas áreas. Por ejemplo, los técnicos de determinados rubros.

- ¿Por qué se da esto?

- Porque muchos profesionales eligen la misma área en donde desempeñarse. Por ejemplo: economía, abogacía, medicina... Es decir nos encontramos con una multitud de profesionales en el área de Recursos Humanos que, si bien son los más solicitados, también forman parte del personal que abunda.

La crisis económica lógicamente hace que mucha gente, acostumbrada a cierto “nivel” de satisfacción de necesidades, de repente no pueda alcanzarlas. Entonces comienzan a presentarse en las empresas o trabajos de manera compulsiva por la necesidad y urgencia; es decir: por una situación coyuntural en la que se vuelcan a hacer una búsqueda, al principio quizá selectiva, pero luego no.

Al no ser aceptados en las primeras empresas que tienen su perfil, se van por empleos para los que están sobrecalificados, y en donde sea.

- Por el lado de las empresas, ¿por qué deciden no tomar a estos trabajadores aunque estén sobrecalificados?

- Por un lado, porque normalmente este tipo de trabajadores, aunque consiga un determinado empleo en una empresa, va a seguir buscando un trabajo acorde a sus capacidades y a sus ambiciones, ya que está sobrecalificado, salvo que haya hecho una reevaluación y reestructuración de sus necesidades, y de la crisis que esté viviendo en ese momento.

Por ejemplo, decirse a sí mismo: “Ahora voy a buscar un trabajo que tenga menos niveles de estrés, que compatibilice mejor mi vida personal con la profesional...”.

Si esa estructuración es sincera, la va a tener que volcar de una u otra manera en su carta de presentación, para que a la empresa le quede claro que ese sujeto está buscando un espacio en donde seguir desarrollándose, pero no necesariamente en línea piramidal; o en seguir creciendo en cuanto a cargos sino internamente.

- Es decir que es importante poder ser claro en este sentido con la empresa en la carta de presentación...

- En realidad hay que entender que hay que saber organizar la información y adecuarla al CV y a la carta de presentación, respecto a los requerimientos de la empresa. Eso no implica necesariamente mentir. La persona puede adecuar la información teniendo en cuenta qué es lo que está pidiendo la organización.

Es fundamental preguntarse si es igualmente lo que se desea. Si lo es, la persona lo explicitará en la carta, CV, o entrevista, viendo qué datos va a resaltar de sí mismo y hasta fijando un compromiso durante un tiempo determinado. Por ejemplo: comprometerse a trabajar en ese lugar en un período de un año o en resaltar características afines que sirvan para esa empresa...

En síntesis, y como siempre digo, las crisis son en realidad oportunidades para reevaluar, para pensar desde dónde y cómo uno quiere insertarse laboralmente.

La verdad es que a veces se pueden abrir otras puertas y espacios, pero de diferente manera... Por ahí ya no en un trabajo en relación de dependencia, pero sí con otras características...

- ¿Y eso suelen tenerlo en claro este tipo de profesionales?

- No. En realidad es como que insisten en más de lo mismo, en lugar de repensarse y serenarse. Es complejo, por supuesto, estar frente a una situación económica apremiante que no se esperaba. Entonces se tiende a medidas desesperadas. La idea es ver cómo mantener la calma para poder pensar y ser más asertivo en la búsqueda.

Hay que entender que la empresa, antes de tomar a alguien sobrecalificado, piensa qué va a pedir ese empleado luego; ya sea más dinero o subir en la jerarquía... Se asusta y se dice a sí misma: “No voy a poder mantener las demandas de este empleado”.

Ahí tiene que haber todo un trabajo de la persona sobrecalificada para poder de alguna manera tener en claro cuáles son sus objetivos y transmitirlos adecuadamente a la empresa. La idea es que exista una coherencia entre lo que el sujeto ofrece y quiere de la empresa.

Cómo abordar temas laborales incómodos

La sinceridad no siempre es una buena consejera cuando se trata de conversaciones de trabajo: todo es una negociación. ¿Cómo manejar la situación cuando se plantea una pregunta a la que uno sabe que no conviene responder diciendo la verdad?

- Esquivar la pregunta. Esto puede ser útil si uno sabe que no volverá a negociar con la misma persona.

- Repreguntar. Al "devolver" la pregunta al otro, uno puede cambiar totalmente la situación.

Lo que no hay que hacer es:

1) mentir: no es bueno desde ningún punto de vista;

2) negar una respuesta: si lo hace porque quiere evitar una situación incómoda, no dejará una buena impresión. DPA

¡Ojo con cómo criticar a los jefes!

A veces se juntan puntos que uno quisiera criticarle al jefe. Es normal. Puede pasar hasta en los mejores equipos. Pero lo importante es cómo hacerle llegar esas críticas. Algunos consejos:

- Hacer propuestas a la hora de expresar críticas: es fundamental que los equipos o colaboradores lo hagan aportando propuestas concretas.

- Buscar el diálogo: muchas personas dejan pasar el tiempo y las críticas se van acumulando... hasta que no dan más y explotan. Ahí la pelea está anunciada.

- Esperar el momento justo: en muchos casos puede ser útil pedir al jefe un horario o una cita, y no tomarlo por sorpresa con un planteo.

Es bueno aceptar los errores en el trabajo

A veces uno tiene una conversación con un tutor o un jefe en el trabajo y se siente apesadumbrado por los señalamientos recibidos.

Pero el feedback que uno recibe en este tipo de charlas no tiene por qué ser un peso: las observaciones son algo positivo, ya que ayudan a verse desde afuera y a mejorar.

Muchas veces las fórmulas amables como “sería mejor que hicieras eso de otra manera” en realidad quieren decir “no lo hagas más así porque tendremos problemas”.

No tomarse estos comentarios a modo personal. Al fin y al cabo, si la observación viene de un jefe, por lo general la intención no es hacer sentir mal a nadie sino hacer que uno mejore.

DPA

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA