Otra vez en carrera

Las PASO nacionales ilusionan al oficialismo provincial con el consuelo de una posible revancha y obligan al radicalismo a tratar de mantener el liderazgo logrado.

Por José Luis Toso  - jtoso@losandes.com.ar

Con las PASO nacionales de agosto cada vez más cerca, el escenario político provincial adquiere características especiales. Por un lado, la campaña hacia esas primarias, que comienza el viernes, obliga a los partidos a prepararse con distintas expectativas: en el caso del Frente para la Victoria, con la necesidad de crear un clima de revancha después de la derrota del domingo 21 de junio; por el lado del radicalismo y sus aliados, con el desafío de mantener el protagonismo luego de un triunfo que presentó en el país a Cornejo y al frente Cambia Mendoza como modelo de cómo debe organizarse la oposición para intentar destronar al kirchnerismo del poder nacional.
Pero hay otro escenario, el de la transición entre el gobierno de Pérez y el que viene, de Cornejo, muy complejo y con bastante incertidumbre sobre el estado de las cuentas provinciales en el momento de la asunción del futuro gobierno.

La nueva carrera electoral

El viernes la oposición se puso en marcha hacia las primarias nacionales con la presentación de las listas que representarán al radicalismo, el PRO y el Partido Demócrata unidos. Estas candidaturas cuentan con el apoyo del gobernador electo, Alfredo Cornejo, que en virtud de su éxito electoral pasa a ser automáticamente carta de triunfo para reforzar las posibilidades de quienes ya cuentan con respaldo popular, como es el caso de Julio Cobos, o son parte de una estructura partidaria que los apuntala y les hace resaltar su trayectoria política, como Enrique Vaquié y Gabriel Fidel.

Además, la participación de la empresaria vitivinícola Susana Balbo al frente de la lista de candidatos a diputados, producto de una paciente negociación por parte del macrismo, le puede sumar a la oferta electoral opositora una visión más estratégica de las necesidades de la provincia y también sobre la mirada hacia la Argentina que existe en el exterior, en especial por las posibilidades de cambio que puedan surgir de las elecciones presidenciales de octubre.

Indudablemente, la imagen de Cobos será fundamental en esta nueva campaña. Reconocen en la UCR su participación en el tiempo previo a las elecciones de junio como de gran aporte para el triunfo de Cornejo y fundamentalmente como soporte para candidaturas municipales que significaban una apuesta fuerte para la oposición y que terminaron con resonantes triunfos, como Orozco en Las Heras e Iglesias en Guaymallén.

Por el lado del Frente para la Victoria el panorama es mucho más incierto. Si bien gran parte de la dirigencia y el propio gobierno provincial pretenden presentar la fecha del 9 de agosto como la que les dará la posibilidad de tener un gran desquite en las urnas, no es fácil aventurar por el momento esa conclusión exitosa, por más que el casi 40 por ciento de votos que obtuvo el oficialismo constituya una buena base.

Así como la oposición tendrá su mayor fortaleza en sus candidatos locales a cargos nacionales, el oficialismo deberá apostar a la figura del candidato presidencial, Daniel Scioli, en especial los que forman el justicialismo más ortodoxo, que son los que más sufrieron la derrota provincial reciente. Se da por descontado el aporte del kirchnerismo puro de Mendoza, que explotará la buena imagen presidencial actual.

El justicialismo provincial comienza a atravesar turbulencias lógicas después de una derrota que significó ceder el control de la provincia luego de dos períodos. Los encuentros que ya se vienen realizando para organizar la campaña hacia las PASO no pueden neutralizar planteos sobre la necesidad de una autocrítica.

En general, los pocos intendentes que lograron resultar reelectos, todos con muy buenos porcentajes, se expresan hasta públicamente sobre un inevitable cambio de rumbo. Y todos coinciden en que los replanteos que puedan sobrevenir en el actual oficialismo son una cuestión puertas adentro del justicialismo, ya que todos esperan tener una correcta e institucional relación con el futuro gobernador radical.

“El peronismo necesita de una gran cuota de humildad”, declaraba a este diario el intendente reelecto de Maipú, Alejandro Bermejo. Y en mayor o menor medida, los  “caciques” que quedaron en pie luego del avance del cornejismo sostienen que aun ante la posibilidad de que el Frente para la Victoria terminase primero en las próximas PASO, no se puede dejar de lado el debate sobre cómo seguir a nivel provincial. Claro, nadie puede alzar mucho la voz de protesta, porque varios de ellos cargan con la responsabilidad de haber forzado un desdoblamiento electoral que puede haber acelerado la caída. Aunque hay otros que consideran que el derrumbe de la gestión encabezada por Pérez fue de tal magnitud que ni el arrastre nacional hubiese impedido la derrota en el caso de una elección unificada en agosto y octubre.

Las cuentas, otra realidad

La mesa de trabajo que se conformó con funcionarios de Francisco Pérez y emisarios de Alfredo Cornejo va marcando el pulso de una transición que, con total seguridad, no conducirá a diciembre por una cómoda autopista sino por una suerte de camino sinuoso, con obstáculos imprevistos.

El martes, luego del encuentro periódico con el ministro de Hacienda, Juan Gantus, y otros funcionarios de Pérez, los cornejistas Enrique Vaquié y Martín Kerchner alertaron con su crítico punto de vista. “La Provincia no muestra un panorama holgado y si varias dificultades”, sentenciaron entre otras consideraciones. Incluso llegaron a insinuar que no estarían recibiendo toda la información necesaria para tener un panorama financiero más certero. Dicho panorama fue planteado a pocas horas del nuevo salvataje del Banco de la Nación para que la Provincia pudiese hacer frente al pago de sueldos a estatales.

El Gobernador, un tanto aislado, intenta hacer llegar a Cornejo y a su equipo la certeza de que los números que están siendo mostrados reflejan la realidad de las cuentas provinciales. Francisco Pérez no quiere que quienes deben gobernar desde diciembre busquen otros interlocutores en el oficialismo y asegura que su intención es terminar su mandato con todas las cuentas ordenadas y habiendo saldado deudas importantes. Va a necesitar para ello apoyo de la actual oposición. En el radicalismo hay preocupación, por ejemplo, con el elevado endeudamiento provincial con los proveedores del Estado, cuya solución sería una de las prioridades para la futura administración.

¿Alcanzará con la actual metodología de trabajo en el marco de la transición? A nivel partidario, no tanto en el seno del Gobierno, hay quienes consideran que haría falta un acuerdo mayor con Alfredo Cornejo para que la actual gestión no termine ahogada y el futuro gobierno comience sin mayores sorpresas.

Las elecciones nacionales y la difícil transición de Pérez a Cornejo a partir de la situación financiera de la provincia se superponen pero no tienen ningún punto de contacto. Sin embargo, en la oposición saben que deberían repetir el triunfo logrado en junio para que el liderazgo político quede bien consolidado. En el Frente para la Victoria, por su parte, una supuesta “revancha” en las PASO nacionales de agosto permitiría lavar la imagen nacional tras la dolorosa caída reciente y asumir un protagonismo político diferente pensando en el rol de oposición que tendrá desde diciembre.

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