Miedo a despertar

Parece que en la sociedad de hoy hasta dormir es complicado. Y esto se debe a los trastornos que aquejan a un gran porcentaje de la población. En la actualidad aumentan las consultas médicas por la llamada “parálisis del sueño”. Un desorden común en el q

Se dice que una de cada diez personas en el mundo sufre este fenómeno poco conocido, llamado "parálisis del sueño". Una sensación, para algunos aterradora, donde la mente está despierta pero el cuerpo no. Éste es un trastorno muy común que se da en el momento de transición entre el sueño y vigilia.

Al despertar, la persona siente que su cuerpo está completamente paralizado, pero tiene plena conciencia de sus pensamientos. Siente que no puede moverse y esto es lo que tanto asusta a los que lo sufren. Lo curioso del “mal trago” es que puede ocurrir tanto en momentos previos a conciliar el sueño como al despertar.

Aunque ha sido señalado por los médicos y otros estudiosos desde los antiguos griegos, la “parálisis del sueño” comenzó a recibir atención de los especialistas recientemente.

Esto se debió -en parte- a la publicación de libros dirigidos a un público más amplio, películas populares y atención por parte de la prensa. Este aumento de interés público ayudó a estimular más trabajo científico y experimental. De hecho, la última década ha sido testigo de una serie de avances importantes en la comprensión de este curioso fenómeno.

Según la psiquiatra María Sol Guerrero Giménez este trastorno es "sorprendentemente común. Sin embargo, determinar la frecuencia en la que se da en la población es muy difícil ya que los estudios que se han llevado a cabo no son muy precisos".

En una revisión reciente se encontró que aproximadamente el 7% de la población lo experimentó al menos una vez en su vida (cerca de 28%, en estudiantes y mayores aún -32%- en pacientes psiquiátricos).

Sobre estas cifras la profesional aclara que “es un poco más experimentado por mujeres que por hombres. A pesar de esto, debido a varios factores, sus consecuencias clínicas siguen siendo relativamente desconocidas para muchos profesionales, y no se evalúa de manera rutinaria en la práctica clínica”.

La “parálisis del sueño” encierra una sensación aterradora porque la persona por sí misma no es capaz de mover músculos, ni gritar; aunque sí puede abrir los ojos y estar consciente.

“Puede asociarse a una ansiedad extrema y, en algunos casos, a sensación de muerte inminente. Quienes lo padecen pueden mover los ojos y a veces hasta controlar la respiración, pero es común también la sensación de asfixia”, añade Guerrero.

Este fenómeno se produce cuando el cuerpo y la mente no están conectados. En palabras de Guerrero: "cuando la atonía (falta de tensión de los músculos) de la fase de los movimientos oculares rápidos (REM) del sueño persevera en la vigilia. Puede darse aisladamente, por escasez de sueño, consumo de sustancias o como acompañante de otras enfermedades (narcolepsia, por ejemplo)".

O sea, durante la fase denominada REM soñamos mientras nuestro cuerpo permanece quieto, nuestros músculos están completamente relajados. El cerebro inhibe el movimiento de nuestro cuerpo para evitar que representemos aquello que soñamos y corramos el riesgo de lastimarnos inconscientemente.

Esta parálisis es una intrusión en el REM: el cuerpo no despierta en forma sincronizada con la mente, sino que lo hace minutos más tarde (alrededor de dos minutos, lo que lleva a salir completamente del sueño). La persona está consciente pero es incapaz de moverse.

Cabe aclarar que no es un fenómeno que genere daño, ni secuelas, en el cuerpo; pero,  “siempre hay que descartar narcolepsia y otras enfermedades asociadas”, agrega la médica.

También es importante saber que puede ocurrir ocasionalmente, o repetirse varias veces a lo largo de la vida, “existe la parálisis del sueño aislada recurrente, que en general va acompañada por altos montos de angustia y ansiedad”, dice María Sol.

Psicológicamente "hay personas que creen haber tenido experiencias 'paranormales' y es que en este estado pueden padecerse alucinaciones diversas; visuales y auditivas", completa la psicóloga María Laura Giménez. 

Se está despierto, pero el cerebro sigue dormido entonces nos invaden sensaciones de terror, incluso el sentir que se está muerto. “Hay personas que dicen tener visiones de seres que le oprimen el pecho imposibilitando el respirar, otros dicen ver sombras, estar atrapados en su propio cuerpo o sentirse muertos y verse al mismo tiempo”, comenta la psicóloga. Es tan fuerte la sensación que hasta llegan a temerle a su propio entorno.

¿Por qué ocurre?

Durante el estado REM hay sustancias que trabajan paralizando el cuerpo para relajarlo y evitar lesiones posibles, ocasionadas por la representación de lo que soñamos; ya que el cerebro se encuentra tan (o incluso más) activo que cuando estamos despiertos.

Cuando el sueño está por terminar, las sustancias dejan de trabajar y despertamos normalmente haciendo uso de todas nuestras funciones corporales. Pero, en estos casos, “una hipótesis es que, estas sustancias  siguen trabajando y restringen las funciones motoras y musculares, incluso cuando ya hemos despertado”, comenta Guerrero.

“La sensación es espantosa, sentís que solo podés mover los ojos, querés gritar y no podés hacerlo, movés el cuerpo pero te sentís inmóvil. Es como una pesadilla, pero real”, comenta Javier; un paciente que recurrentemente lo sufre.

A esto hay que agregarle las alucinaciones. Las más comunes son el sentir que “alguien más está dentro de la habitación, se acerca y oprime el pecho, otros dicen que ven sombras que los rodean en la cama”, añade la psicóloga Giménez. Las personas llegan atemorizadas y ansiosas, pero siempre es bueno aclarar que este trastorno no ocasiona daño alguno.

Generalmente los que sufren “parálisis del sueño” son aquellos que acarrean grandes niveles de estrés e incluso no duermen lo suficiente. Tal como afirma la médica consultada “es más frecuente en quienes tienen turnos alternantes en el trabajo -por ejemplo- o duermen poco. La falta de sueño es un agravante, es importante mantener un buen descanso, cumplir con al menos las 7 u 8 horas de sueño y evitar dormir en horarios irregulares”.

Ante estos casos es recomendable, antes que nada, el diálogo: "comentarle a las personas con las que se vive lo que nos está pasando. De esta manera otros pueden estar atentos a estos episodios", aporta Mónica Álvarez –enfermera-.

La familia o pareja de quien sufra estas alteraciones puede ayudar al paciente a reaccionar, masajeando los músculos de la cara, brazos o piernas o incitando a la reacción evitando los gritos y los nervios sino haciéndolo con respeto y cuidado.

Otras recomendaciones médicas son: Mejorar las condiciones y las medidas de "higiene" del sueño, "es lo primordial (por ejemplo: ir a dormir y despertar todos los días a la misma hora, no consumir café, té, mate. Evitar hacer ejercicio –al menos dos horas antes de dormir-; no llevar 'pantallas' - teléfono, computadora, TV a la cama; etc.)", afirma María Sol Guerrero.

Otro aporte es realizar algún tipo de psicoterapia para evaluar factores estresores y posibilidades de mejorías en este sentido y, “si no hay respuesta y los episodios persisten, realizar consulta para evaluar necesidad de psicofármacos”, afirma.

Cambiar la posición corporal que se toma para conciliar el sueño, ya que los episodios suelen darse cuando se duerme “boca arriba”. En caso de que ocurra, tener un registro de la durabilidad de la parálisis, la posición en la que ocurre, los sentimientos y emociones que aquejan en el momento.

Y, por sobre todo, manejar los niveles de estrés. “Nada es sano en la vida si nuestra salud está en riesgo. El trabajo es bueno e importante, pero hay que saber parar a tiempo, porque luego el cuerpo no llama la atención”, comenta la Álvarez.

Con respecto a las alucinaciones, “en caso de ocurrir, es recomendable enfocarse en la necesidad de mover el cuerpo, no en lo que estamos imaginando, ya que se sabe que es todo irreal”, explica la psicóloga; teniendo en cuenta que su duración es breve (de segundos a 20 minutos) con una media de 6 minutos.

Según los profesionales de la salud, el estrés y los trastornos del sueño generan estos episodios. Y, si bien no es grave, sí es bueno tener en cuenta estos cuadros y consultarlos con su médico de cabecera.

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