Marcos López: “Tenemos muchas fincas abandonadas y fábricas de aceite de oliva cerradas”

El industrial olivícola reconoció que la demanda mundial viene creciendo y que Argentina está muy debilitada como para aprovechar a la oportunidad.

Siendo muy joven se inició en el negocio olivícola. Tuvo oportunidad de transitar momentos difíciles y otros más aliviados, pero nunca lo suficiente para revertir drásticamente la situación de la actividad, que evidencia un serio deterioro de su estructura productiva.

A poco menos de un mes de iniciar la cosecha de aceitunas aceiteras, Marcos López dialogó con Los Andes sobre la actualidad y perspectivas del sector.  Aunque reconoció que la demanda mundial viene creciendo, advirtió que la olivicultura argentina está muy debilitada como para aprovechar a pleno la oportunidad.

-¿Cómo viene el año productivo?

-Viene muy bien la producción primaria, hay buena cantidad de aceitunas. En cuanto a la calidad, obviamente, todavía no se puede definir porque no se ha empezado a hacer ningún tipo de análisis. Pero todo indica que, seguramente, va a ser mejor que el año pasado. Esa situación se observa en las distintas zonas productivas de Argentina, tanto en Catamarca y La Rioja como en San Juan y Mendoza.

-¿Han seguido los problemas sanitarios?

-Sigue presente el eriófido. Es probable que la producción se vea afectada en alguna medida. Pero no hemos tenido problemas climáticos, que son los que provocan disminución de la producción, al menos en el caso de la aceituna para aceite.

-¿Cómo está la estructura industrial del sector olivícola?

-Está muy deteriorada. Eso no ha cambiado y no va a cambiar de un año al otro. Han cerrado muchas fábricas; hay una capacidad ociosa importante.

-¿A qué se debe este deterioro de la industria?

-Se combinaron varios factores. Por un lado, cuando entraron en plena producción las plantaciones promovidas por el diferimiento impositivo, en las provincias del Norte, Argentina pasó a ser un país netamente exportador, porque el mercado interno no podía absorber todo.

-Eso implicó tener que salir a competir en el mundo

-Ése es, precisamente, el otro punto. Hay un precio internacional, que no lo fijamos nosotros sino los mayores productores del mundo (los europeos) que subsidian fuertemente al sector. Es necesario adecuarse para competir, y esos valores terminan condicionando también los precios en el mercado interno.

-¿Fue posible adecuarse?

-Fue muy difícil porque, a partir de un determinado momento, nos eliminaron los reintegros a las exportaciones y mantuvieron vigentes las retenciones. Fue un golpe muy fuerte. Por eso el margen de maniobra ha venido siendo muy acotado y muy escasas las posibilidades de que se sustente, sobre todo la estructura productiva primaria.

-Las condiciones del mercado externo, entonces, se trasladan al productor.

-Es que se exporta (el sector, en su conjunto) prácticamente el 70% del aceite de oliva que se produce, de manera que cuando la industria hace su estructura de costos, toma como referencia el precio al que va a colocar el 70% de su producción. Alguna empresa que esté más focalizada en el mercado interno podrá pagar unos centavos más, pero son casos puntuales.

-¿Cuáles fueron las consecuencias de esta situación?

-El deterioro productivo de los olivares, que estaban todos en condición muy precaria, bajos rendimientos y dificultades para mantener las explotaciones primarias. Además, con menores volúmenes de producción, las fábricas se disputaban, hasta donde podían, la escasa materia prima disponible y muchas no pudieron seguir ese ritmo. Por eso hoy tenemos muchas fincas abandonadas o en estado precario, y fábricas de aceite de oliva cerradas.

-¿Cuántas fábricas han cerrado?

-No tengo el dato preciso. Pero desde 2008 más o menos a la fecha, varios establecimientos tradicionales en Mendoza ya no están. Algunos siguen operando bajo otra razón social, pero muy venidos a menos. Hay varios en venta pero, con el paso del tiempo, la maquinaria es más difícil de utilizar porque, sin los mantenimientos anuales, se va deteriorando. Surgieron industrias nuevas, más chicas, pero las grandes, históricas, han ido desapareciendo. La baja ha sido importante.

-¿Cuál es el panorama del mercado mundial del aceite de oliva?

-Las señales son muy positivas. Hay un aumento en el consumo internacional. Las grandes poblaciones (China, India) se incorporan al consumo del aceite de oliva y crece en otros países del sudeste asiático, inclusive en Estados Unidos, y también en América Latina.

Buscan contrarrestar el subsidio de Europa

El subsidio al aceite de oliva europeo desvela a los industriales argentinos, que buscan la forma de mejorar de alguna manera las condiciones de competitividad para sostenerse en los mercados del exterior.

El empresario Marcos López cree que “debería pensarse en un mix” de medidas orientadas a contrarrestar el subsidio europeo al aceite de oliva que producen los países de la cuenca del Mediterráneo.

“De hecho, dentro del Mercosur -reveló- desde la Asociación Olivícola junto con Pro Mendoza, estamos en un proceso de acercamiento con los productores de aceite de oliva de Brasil”.

Perfil

Marco López (45): se inició en la actividad, en una finca de olivos que tenía la familia en Lavalle, a fines de los '90. Sigue ahora con producción primaria, en olivares ubicados en ese mismo departamento, en Maipú y en la provincia de San Juan. Contratan el servicio de elaboración y comercializan aceite de oliva extra virgen en el mercado interno bajo la marca "Elia".

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