Mallorca, Alcudia: ciudad medieval con playas turquesa

En la mayor de las Baleares una urbe amurallada con un pueblecito empedrado. Afuera, las mieles de la modernidad con sello ecológico; en la costa, un mar soñado.

Mallorca es la más extensa de las islas Baleares y, aunque es famosa por su excitante vida nocturna, cuenta con poblados encantados en los que la naturaleza y la historia marcan la diferencia. Uno de ellos el destino de hoy. Situado a 56 kilómetros hacia el noreste de Palma (capital de la isla) se encuentra Alcudia, en una península que separa las bahías de Alcudia y Pollença. Más de 30 kilómetros de costas dan lugar a bonitas playas de fina arena y grandes acantilados. Este litoral no pasó inadvertido en el pasado, fue habitado por diferentes culturas que le dieron identidad y cuyo legado aún se contempla.

Los buses salen de la estación de Palma cada una hora y el ticket tiene un costo de 12 euros. Apenas el visitante arriba se topa con su principal exponente: la ciudad amurallada. Se trata del primer núcleo de población que hubo en el sitio. Eran musulmanes que se afincaron en torno a la alquería.

Después de la incorporación de Mallorca a la Corona de Aragón, a finales del siglo XIII, el rey Jaime I mandó a construir la muralla, sirviendo de protección no sólo de factibles atacantes o invasores sino también de epidemias. En nuestros días, el pueblo de estilo medieval deja visitar su fortificación, sus 26 torres reforzadas y muros desde las alturas y observar el entorno como lo hacían los soldados que vigilaban en tiempos remotos. Se conserva casi toda la muralla, destacando dos de sus puertas (originalmente tenía tres), la Porta des Moll (de Xara) y la Porta de SantSebastià (Puerta de Mallorca). El sector fue declarado conjunto Histórico Artístico en 1974 y es una de las construcciones más simbólicas de la ciudad mallorquina.

En su interior se vive el pueblo en primera persona, con su gente habitando bellas casas antiguas y niños que corren por pequeñas callejuelas, mientras tiendas extraordinarias y restaurantes típicos ofrecen buenas propuestas, incluyendo el Pan AmbOli (grandes rebanadas de pan, que se sirven con carne o pescado con verduras). Los turistas se sienten a gusto en este hervidero de sensaciones, descubriendo en cada rincón la foto que quieren perdure en su memoria. Paseos empedrados, hoteles lujosos (80 euros en base doble) y lugareños hospitalarios pintan el tour, mientras al paso aparece una magnífica iglesia parroquial emplazada junto a la muralla que en algún momento también cumplió el rol de fortaleza, otra de las estampas de la Alcudia de antes.

Para no perderse de nada, hay que entrar por una puerta y salir por otra, atravesando el Carrer Major y pasando por su monumental ayuntamiento, que data de 1929 y que muestra un original reloj que es el orgullo de los habitantes de la localidad. También, a quienes les interese, una parada para apreciar la plaza de toros, que aún está en vigencia conservando todos los lazos pintorescos de la tauromaquia.

El mar, inseparable de la urbe

El Paseo Marítimo es uno de los más solicitados de la isla, se aloja a la par del puerto deportivo y tiene una playa que parece una laguna donde se encuentran algas, peces y hasta rayas. Construcciones bajas y una gran explanada con plantas y artesanos; chicos paseando con rollers o bicicletas y gente disfrutando de un recorrido junto al agua, forman parte del paisaje mientras un centenar de restaurantes y bares ofrecen gastronomía variada. Porque ya se sabe, la comida en España no es un cuento. Por hallarse junto al muelle que ingresa al puerto deportivo donde se instalan increíbles yates de todo el mundo, la caminata entre las espléndidas naves es otro atractivo. También es factible tomar un lunch en medio de esa panacea lujosa donde también se apostan artesanos con productos exquisitos.

En este punto se ubica la oficina de información turística que funciona hasta el atardecer, un horario perfecto para visitar el Paseo Marítimo y ver cómo el sol cae detrás de los barcos que quedan recortados en el reflejo del mar.

El Puig de Sant Martí es uno de los mejores miradores del lugar. Subiendo el cerro se puede conseguir una perfecta vista de los puertos de Pollença y Alcudia, además de su ciudad. Sólo se accede con movilidad propia o alquilando una bicicleta, que es una grata experiencia. Finalmente el mercado de Alcudia es un imperdible para disfrutar de productos frescos, flores y todo tipo de chucherías de estas urbes deliciosas. Eso sí, sólo abre los domingos y martes en la parte inferior de las murallas históricas de la ciudad.

Dos para agendar

En la zona norte de Mallorca pueden realizarse diferentes excursiones en barco que permiten disfrutar de una experiencia espectacular.

Una de ellas se realiza por la bahía de Alcudia, dura dos horas y llega hasta la playa del CollBaix a la que sólo se puede acceder por agua.

La embarcación pasa por delante de un islote y se acerca a la costa permitiendo que todos los viajeros vean algunas inaccesibles cuevas que despiertan todo tipo de fantasías.

También por allí se habilita el snorkelling. El destino: una playa con agua color azul fluorescente deslumbrante que da lugar a observar el fondo del mar y nadar. Excursión: 45 euros.

Por otro lado, S’Illot está en la península de la Victoria. Es una bella cala rodeada de pinos y frecuentada por las familias de la zona.

Un camino sinuoso entre bajas montañas y arboledas esconden este pequeño paraíso de aguas calmas que reposan sobre gravas color plomo.

Por estos lares también puede encontrarse una antigua iglesia y algunas casitas que parecen de cuentos.

Es importante tener en cuenta que esta playa no posee muchos servicios; por ello vale llevar canastita con provisiones. Es de fácil acceso desde la ciudad amurallada.

Sol, arena y placeres

Playas extensas, con aguas tranquilas y poco profundas, consideradas una de las mejores en la isla de Mallorca en este norte paradisíaco.

Hay gran variedad de opciones: algunas para familias con planes tradicionales y otras más alternativas donde hacer nudismo. Todas tienen una gran extensión protegida de dunas y vegetación. Pertenecientes al Parque Natural de S'alvufera, donde se encuentran especies autóctonas de flora y fauna de las Islas Baleares.

En toda la extensión de arenas un rosario de chiringuitos o restaurantes la hacen más atractiva; sitios donde comer bien o tomar algo a cualquier hora del día .

Durante el FuturAlcudia 92, el Ayuntamiento declaró a Alcudia, Municipio Ecoturístico, como expresión de la voluntad existente de respetar y proteger el Medio Ambiente. Esto implica un compromiso en la protección  ambiental en todos sus ámbitos de actuación, razón por la cual se puede encontrar en el camino las indicaciones para protegerlo como visitante.

La playa no es sólo sol y arena en Alcudia ya que se realizan cientos de actividades recreativas para alentar la diversión como es el Beach Park Alcudia,  un parque acuático con  juegos y deportes, o las opciones de rentar desde towables (que es una especie de gomón con motor para 4 personas por un costo de 40 euros) o practicar jet ski, snorkel o buceo.

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