Maduro acumula poder pero muchos añoran a Chávez

El presidente participa del Congreso del Partido Socialista a la vez que recibe al Mercosur. Le achacan “falta de liderazgo”.

Dos procesos simultáneos se dan a estas horas en Venezuela y colocan bajo un foco problemático al presidente Nicolás Maduro. De un lado, desde el sábado pasado y hasta este jueves delibera en Caracas el Congreso Nacional del oficialista Partido Socialista Unificado (PSUV), en medio de un serio cuestionamiento interno al liderazgo del mandatario. Del otro, ayer se cumplió el 60° aniversario del natalicio de Hugo Chávez, muerto en marzo de 2013, y del que cada vez mayor cantidad de chavistas añora su figura de guía.

El gobierno se aprestó a conmemorar la fecha del ex presidente -muerto de cáncer en marzo de 2013 a los 58 años- en medio de la mayor crisis económica en los 15 años de chavismo y la polémica desatada por la detención en Aruba del mayor general retirado Hugo Carvajal, ex jefe de inteligencia de Chávez y depositario de secretos del régimen, quien fue liberado la víspera en la isla holandesa tras ser acusado de vínculos con el narcotráfico por la Casa Blanca.

Mientras se preparaba para la cumbre del Mercosur que tendrá lugar hoy en Caracas, Maduro ordenó festejar el natalicio con salvas y fuegos artificiales en la medianoche del domingo al lunes. Sobresaltados, los caraqueños le respondieron con sonoros cacerolazos y gritos de enojo.

Los analistas plantean que tal vez no haya sido buena idea celebrar el Congreso -organizado tras una sonora rebelión de altos mandos chavistas- cuando vuelve al primer plano la imagen del ex presidente. La destitución en junio del todopoderoso ministro de Planificación, Jorge Giordani, disparó acusaciones internas como nunca antes y el fenómeno se potenció con la difusión de una carta en la que el propio defenestrado acusó a Maduro de “falta de liderazgo” y de tomar decisiones económicas equivocadas.

Todo indica que el jueves Maduro será proclamado jefe del partido. Nadie tuvo tanto poder al margen de Chávez. Pero la ostentación de cargos no debería confundir. En concreto, apenas uno de cada diez delegados votó -lo que muestra un alto rechazo a las formas con que se mueve el PSUV- en medio de una feroz crisis económica y con destino de nueva devaluación que socavará aún más su imagen.

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