Los planteos ante la Nación

Durante la Fiesta de la Vendimia, la industria tendrá la posibilidad de exponer sus inquietudes ante funcionarios y candidatos nacionales.

Por Luis Fermosel - la.fermosel@gmail.com

La oportunidad es inigualable. Estamos en un año electoral y nadie, ni oficialismo ni oposición, va a querer perder la oportunidad de estar presente en la Fiesta Nacional de la Vendimia. De allí que la atención política nacional estará, al menos por dos días (sábado y domingo próximos) centrada en Mendoza, porque van a ser noticia tanto las presencias como las ausencias y porque la vitivinicultura (incluyendo en ella también a San Juan, La Rioja, Catamarca, Salta, Río Negro y Neuquén), podrá hacer oír su voz, una oportunidad también para poder establecer cómo está la situación de las economías regionales.

La industria tendrá, oficialmente, dos momentos para plantear sus problemas. El desayuno de trabajo que organiza la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar) en horas de la mañana y el Agasajo de las Fuerzas Vivas, que realiza todos los años Bodegas de Argentina y que en esta oportunidad se llevará a cabo en la bodega Crotta.

De todos modos, cabría hacer una aclaración: la Coviar es un organismo mixto que integra tanto el sector privado como el oficial, razón por la cual resulta muy difícil que se bajen líneas duras, porque los representantes oficiales quedarían desubicados. De allí que se estima que se hablará de la situación estructural de la industria y algunas fuentes han señalado que los sectores podrían pedir una reunión especial, a candidatos y funcionarios, inmediatamente después del desayuno, para hablar y escuchar propuestas.

Es seguro que, por lo menos los candidatos (¿qué harán este año las autoridades provinciales?) se trasladen hasta San Martín para mantener contacto directo con muchos de los popes de la industria durante el agasajo y escucharán también un mensaje del titular de la institución.

La vitivinicultura tiene la oportunidad de demostrar que, hasta 2008/09, la industria había tenido un crecimiento exponencial que mantenía un crecimiento de dos dígitos anuales en exportaciones, lo que también se reflejaba en el precio de las uvas. Hubo una excelente relación calidad precio tanto en los vinos (embotellados y a granel), como en el mosto, mientras también crecieron las exportaciones de uva en fresco y de pasas.

Sin embargo, tres aspectos se combinaron para que esa situación se modificara sustancialmente. Por un lado, el atraso cambiario a lo que se suma la inflación interna, lo que genera incrementos en los insumos. El tercer elemento es el crecimiento de las tasas de interés, de hasta el 35 por ciento anual, que hace imposible el pedido de créditos a las entidades financieras.

Los tres elementos hicieron perder competitividad a los vinos argentinos. Las exportaciones dejaron de crecer, se mantuvieron primero en una meseta y después cayeron, especialmente en el caso de los graneles. Todos esos aspectos tienen directa relación con los precios y es aquí donde comienzan las contradicciones respecto de las políticas implementadas a nivel nacional, porque hasta 2010 la vitivinicultura argentina exportaba mil millones de dólares anuales.

Si se hubiera mantenido aquel crecimiento de dos dígitos anuales, en cinco años esas exportaciones podrían haber alcanzado 1.500 millones de dólares. Resulta así que, por errores políticos, la Argentina dejó de exportar y ahora el Gobierno nacional debe destinar 500 millones de pesos para intentar mantener los precios de la uva y de los vinos. Si no hubiera tantas trabas para exportar, si se redujeran las retenciones, si se pudiera controlar la inflación y si las tasas de interés fueran menores, no harían falta subsidios para ayudar a los productores porque todo funcionaría de manera natural.

“No queremos subsidios, no queremos inflación, queremos estabilidad y competitividad”, resumió días pasados un empresario del sector, quien reclamó además reglas claras y permanentes en la economía, porque en las condiciones actuales “la gente no quiere invertir porque no sabe qué va a ocurrir mañana”.

También se plantea la necesidad de que se levanten las trabas para la importación de insumos. En este sentido se indica que la vitivinicultura necesita de tiempos y no puede estar mendigando ante las autoridades nacionales para que les permitan el ingreso de barricas o de tapones de corcho. En definitiva, lo que queremos “es una política económica normal, que se mantenga en el tiempo”, se indicó.

En los aspectos puntuales, es seguro que los dirigentes, de tener oportunidad, pedirán a funcionarios y legisladores nacionales la aprobación de la ley de edulcoración de bebidas gaseosas con jugos naturales, lo que permitiría sacar una importante cantidad de mosto. Recordaron en este aspecto que, en su momento, el ex ministro de Economía Domingo Cavallo favoreció a las gaseosas en lo atinente a los impuestos internos y destacaron que resultará “difícil pero no imposible” la lucha contra el lobby de la caña de azúcar, “porque lo nuestro es una cuestión de salud, no sólo económica”.

De todos modos, existe inquietud sobre recientes actitudes de la propia Presidenta de la Nación que, por un lado, declara el vino como “bebida nacional” y por el otro, destaca que la Argentina está mucho mejor porque es uno de los países con mayor consumo de gaseosas, mencionando específicamente a una de las marcas.

Existe la posibilidad de que se insista en la necesidad de aprobación de una ley definitiva de eximición del impuesto al champán, recordando en este aspecto que un proyecto en ese sentido fue aprobado por Senadores pero desechado  -por una cuestión reglamentaria, no por el fondo del proyecto- en la Cámara de Diputados. “Con una ley estaríamos tranquilos porque no estaríamos expuestos a las decisiones del Poder Ejecutivo una vez por año”, señaló una fuente consultada.

Esa situación tiene directa relación con otro posible pedido, como es el de establecer una norma legal referida a la reinversión de utilidades. Debe recordarse que en el caso del champán, las empresas no pagan el impuesto siempre y cuando lo reinviertan de manera de generar nuevas fuentes de trabajo. “La vitivinicultura ha demostrado que la plata que ha tenido la ha reinvertido en mejorar el viñedo, incorporar tecnología de punta en bodegas, etc. Todos han demostrado que lo primero que hacen es pensar en la empresa”, dijo un dirigente.

El planteo también podría centrarse en el funcionamiento, ya anunciado, de un observatorio de precios, esencialmente porque no se entiende que un vino en tetra, que sale de la bodega a 5 pesos, termina vendiéndose en la góndola a 14 ó 15 pesos. “El Gobierno prometió realizar los estudios y veremos cómo y cuándo tendremos los resultados”, finalizó indicando la fuente consultada.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA