Los Gladiadores dieron pelea, pero Francia los dejó afuera

El Seleccionado argentino perdió 33-20 frente a los Bleus y se quedó en octavos del Mundial de Balonmano. Los galos ganaron claramente y pasaron a cuartos.

Los Gladiadores vieron frustrada su esperanza de seguir haciendo historia y se quedaron en octavos de final. El 33-20 a favor de Francia reflejó las distancias marcadas entre uno y otro. Aunque Argentina lo hiciera bien, a Francia le bastó no hacerlo mal para marcar diferencias claras.

La superioridad quedó reflejado en todo sentido, sobre todo en defensa y en contraataque. Si encima el arquero Omeyer desmoralizó con sus tapadas - al menos 11 - y el porcentaje de fallos franceses en la definición era mínimo, el panorama era y fue evidente para la Selección. Enfrente estuvo un gigante, en el sentido pleno del término.

Un equipo completo, de dos áreas, colectiva e individualmente de una jerarquía que no admite discusiones.

La premisa de la Selección era la mantener en situación de goleo bajo el partido, con el fin de intentar acercarse en los minutos finales. Sin embargo, no en vano la formación gala es una de las grandes candidatas a ganar este Mundial. La solidez de su juego roza el límite de la perfección en todo momento, con picos individuales de rendimiento que nunca decaen.

Argentina vio reducida su expectativa porque Diego Simonet quedó apagado ante la marcación rival. El "Chino" potenció sus intentos de siempre, con la idea de encarar y jugársela en el uno contra uno para quedar bien perfilado en posición de lanzamiento o de pase.

Más de una vez pasó de lateral izquierdo a central conforme pasara el juego y siempre con la intención de mostrarse como receptor para luego hacer jugar a los demás.  Sin embargo, chocó contra una muralla en forma permanente.

Sebastián Simonet confirmó que ya cuenta con una visión de estratega claramente marcada, con peso propio en las elecciones y como gran referencia para sus compañeros.

Con la cabeza fría en los momentos más calientes, su premisa fue manejar al equipo hasta llevarlo a posiciones de definición en ataque y defensa, pero tampoco alcanzó mínimamente para equilibrar el ya muy claro desequilibrio en el campo.

Carou, quien dio pelea como pudo, sobresalió en defensa y también en ataque, donde marcó cuatro tantos. Los extremos Pizarro y Federico Fernández, en su afán de marcar tendencia positiva tanto en el cierre defensivo como en el goleo, también quedaron rebasados por la marca y el contraataque adversarios.

Argentina tuvo en claro que a una defensa dura y que se cierra herméticamente como la francesa había que inducirla a caer en el error, pero por más cuidado de la pelota en la búsqueda de una grieta defensiva que hubiera jamás se logró prevalecer en la zona caliente de la definición.

Francia planteó una zona defensiva compacta para salir rápido. Como siempre, se mostraron muy veloces cuando se desplegaron en ataque y se apoyaron claramente en los lanzamientos externos con mucha potencia y precisión. Así, pasaron a cuartos de final casi sin sobresaltos y apuntan a consolidarse como una de las selecciones candidata a ganar el título.

Los Gladiadores, en definitiva, sólo en este partido fueron superados sin discusión alguna. Atravesaron el Grupo de la Muerte con el orgullo de haberle jugado de igual a igual a las grandes potencias.

No es poco haberse cargado a su cuenta a los rusos y empatado contra los daneses, además de perder en los minutos finales frente a Polonia y Alemania. La Selección supo dar pelea hasta el final y ése también es un mérito que se le debe destacar.

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