Los fondos buitres y la deuda argentina

¿Existe alguna especie de ave dedicada a las finanzas? No, por supuesto. El nombre corresponde a una metáfora que compara, por analogía de procederes, a inversores que, actuando como aquellas aves, espera con paciencia el momento de adquirir por precio vi

Los fondos buitres y la deuda argentina
Los fondos buitres y la deuda argentina

También, en el caso de países endeudados o en default, apropiarse por monedas de sus bonos o títulos y esperar el momento propicio para reclamar el valor nominal de aquellos papeles.

En el caso de la Argentina por ejemplo, adquirieron buena parte de la deuda pública externa, cuando aquélla cotizaba a 20% de su valor nominal, con el propósito de cobrar por esa chatarra, en el momento oportuno, el precio más alto posible.

Así podemos mencionar una larga lista de carroñeros que compran “todo por dos pesos” y luego, juicio mediante, pretenden cobrar el pago íntegro de la deuda soberana de Estados del Tercer Mundo.

He oído por allí que no debemos calificar a estos “cuasi delincuentes”, como buitres carroñeros porque son “honrados” inversores, que hacen sus negocios. ¡Qué ingenuidad!

Nuestro país tiene como antecedente una larga lucha con estas aves rapaces. En algunas oportunidades, nuestra presidenta, desde su atril, les enrostró su vileza; la respuesta no se hizo esperar.

Nuestro buque escuela, la histórica Fragata Libertad, quedó embargada en el puerto de Tema, de la república de Ghana, África Occidental. Allí permaneció más de 70 días, amarrada, secuestrada, hasta que el Tribunal Internacional del Derecho del Mar certificó el carácter militar de aquella nave, por lo que impedía ser embargada.

Así pudo soltar amarras y volver al puerto de Buenos Aires. El fondo que demandó el embargo: tuvo que pagar 8 millones de dólares por el tiempo que estuvo anclada en puerto.

El juez de Nueva York, Thomas Griesa, se pronunció a favor de los buitres. Esta actitud motivó que casi 80 países, pequeños y grandes, se expidieran a favor de nuestro país.

Elevaron su voz, entre otros, los presidentes de Bolivia, Evo Morales, quien calificó la maniobra como un robo. Obama por su parte, acusó al juez Griesa de haber violado la Ley de Inmunidad Soberana de los EEUU al dar información sobre los bienes a los fondos buitre.

Brasil, a través de su embajador en las Naciones Unidas, calificó de irracionalidad jurídica la decisión del magistrado. José Mujica, el líder uruguayo, denunció la pretensión de aquellos de quedarse con el vasto reservorio de petróleo y gas de Vaca Muerta.

El gobierno suizo, por su parte, impidió que los buitres se apoderaran de fondos del Banco Central Argentino, depositados en el Banco Internacional de Pagos de Basilea.

También el FMI se pronunció en contra de las sentencias de la Corte de Nueva York, que obligaban a la Argentina a pagar 100% de la deuda de los bonos impagos (1.500 millones de dólares) cuyos propietarios no ingresaron a los canjes por su propia voluntad. La OEA se reunió ayer, a pedido de nuestro país, en sesión extraordinaria para tratar los ataques que recibe la Argentina.

Estos fondos arriesgan muy poco al operar, pues siempre lo hacen con “pacientes” de alta posibilidad de rehabilitación no con enfermos terminales o muertos. El símil que se hace con las aves carroñeras no debe ser llevado al extremo.

Por ejemplo, la Presidenta dijo refiriéndose a los fondos buitre que estos sobrevuelan sobre los muertos y sobre los países endeudados y en default. Coincidimos con lo último pero no con lo primero. A un muerto nada se le saca. No son ángeles pero tampoco suicidas.

Tras el resbalón de 2001, la República Argentina ofreció a los tenedores de bonos, en  2005 y 2010, la posibilidad de su canje por otros, claro que, como es de práctica, en estos casos se recortaron los valores y se extendieron los plazos. Casi 93% de aquellos aceptaron el cambio.

Los fondos buitre han acudido a los tribunales denunciando a nuestro país en 28 ocasiones, incluyendo el embargo sobre la fragata Libertad. Todas ellas fueron ganadas legalmente por nuestro país.

Los últimos acontecimientos, sin embargo, condujeron a un revés judicial. El fondo Elliot Associates demandó a la Argentina ante la Corte de Nueva York. El anciano juez Griesa falló en nuestra contra y a favor de los demandantes.

Arguyó que el Estado argentino había violado la cláusula de “pari passu” (cláusula de igual prelación de los acreedores, basada en el trato igual y proporcionado entre los acreedores) y dispuso el pago de los importes correspondientes a los deudores en default.

La Argentina apeló y la Corte de Apelaciones ratificó el fallo del juez Griesa. No le quedaba otro camino a nuestro país que recurrir ante el máximo Tribunal de Justicia de los EEUU. Pero éste rechazó la presentación argentina y le devolvió el caso a Griesa. Éste, por su parte, levantó el “stay”, la medida cautelar que impedía los embargos contra la Argentina.

A comienzos de 2013, el gobierno de la superpotencia expresó que la interpretación del juez neoyorquino permitía a un solo acreedor echar por tierra años de esfuerzos y la aplicación de un plan de reestructuración de la deuda con apoyo internacional. El gobierno nacional, por su parte, volvió a los estrados de la Corte de Nueva York, el 24 de junio de 2013.

Como consecuencia de estos dimes y diretes y del evidente encono que tiene el juez Griesa contra el gobierno de nuestro país, (no por no honrar la deuda sino porque cuando la Presidenta se pone frente al micrófono le resurge el espíritu setentista y usa un lenguaje propio de esos años, vocifera en contra de los organismos internacionales de crédito, el imperialismo, etc., echando por tierra los avances en el campo de la diplomacia).

Si bien tales furibundos mensajes tienen como destinatarios a la tribuna interna, trascienden y causan mucho daño. Por ello, aunque pagamos y volvemos a pagar, hasta de más, siempre somos el arquetipo del deudor moroso poco confiable.

A la hora de fijar intereses, en caso de hallar algún prestamista, nos aplica rentas que duplican y aún más, las que pagan países vecinos como Bolivia, Paraguay, Ecuador, etc. Y esto por nombrar a países allende nuestras fronteras o casi.

Entonces cabe preguntarse de qué vale pagar al FMI,  al Ciadi, al Club de París, etc, si a continuación los vituperamos. Si queremos jugar a trasnochados revolucionarios, habrá que aguantarse las consecuencias.

El lunes 30 de junio, como consecuencia de lo ordenado por Griesa, podríamos haber caído en default si no fuera porque este mismo juez dispuso congelar el pago a los tenedores de bonos, cuando ya se había depositado más de mil millones de dólares con tal objeto.

Fiel a su sentencia el juez dispuso esta medida a la espera de una negociación que destrabara el conflicto con las aves de negro pelaje. No sé por qué cuando hablo de los fondos buitre, con su característica figura de animal rapaz, se me asemeja el rostro del no muy impoluto juez de Nueva York. La cuestión es que disponemos de 30 días, a partir del lunes 30, para llegar a un acuerdo con los fondos buitre.

Un par de cosas más; la Presidenta teme que la dura decisión del juez pueda estimular otros muchos reclamos, por un monto de U$S 15.000 millones. La presidenta Cristina Fernández escribió en Twitter: “Dialogando de buena fe” e incluyó la misiva que le envió al juez Griesa.

El tono ratifica el giro de su gobierno, que pasó de una actitud de confrontación a otra más conciliadora, giro que entusiasmó a los mercados financieros empujando hacia arriba las acciones de empresas argentinas.

Dije, dos cosas más, acá va la segunda. Si la cesión de la soberanía judicial, que nos hace litigar en tribunales extranjeros, fue una condición ineludible allá por 1980 o ’90, ¿por qué se repitió en los contratos firmados con Chevron, recientemente? ¿Será porque en el exterior no creen en la imparcialidad de jueces argentinos al estilo de Oyarbide?

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