Los “Estados Unidos de Europa”

La unión política de Europa no es una idea nueva, antes fue pensada por filósofos y literatos humanistas como una forma de superar el estado de guerra permanente entre las naciones del viejo continente; pero hoy, superado aquel Estado y logrado un "espacio de libertad y bienestar" con la integración alcanzada, creemos, se impone principalmente por factores externos.

Aludimos a una prospectiva (*) del mundo fundada en datos de la realidad, que muestra nuevos poderes en constante ascenso, principalmente en Asia, un declive relativo de los EEUU y la inestabilidad creciente del espacio circundante europeo.

Esos "Estados Unidos de Europa" o como quiera que se llamen, dará unidad de mando y decisión, principalmente en dos áreas sensibles, que fueron puestas a prueba por los desafíos del mundo actual: defensa y política exterior. La prioridad de esa nueva política exterior y de defensa deberá ser asegurar el Mediterráneo y las fronteras actuales de la Unión Europea (principalmente en el Este) y reformular las especiales relaciones con los EEUU y demás aliados.

Hoy el poder mundial se trasladó desde el Atlántico norte a la cuenca del Pacífico. China e India son potencias económicas, con tasas de crecimiento constantes y se proyectan, principalmente la primera, como potencias militares. Pronto, los intereses de todo tipo del gigante asiático no podrán converger con los intereses europeos.

Hace tiempo se habla de la "decadencia americana": un lento declive en lo económico, y en lo cultural (como modelo de sociedad abierta) y últimamente una atención especial a sus propios problemas. No obstante, el dato concreto es que aún los EEUU son la única superpotencia militar y muestra reticencia a sostener financieramente la defensa de sus aliados.

El "vecindario" de Europa se presenta inestable. Por el Este, Rusia, un Estado imperial, disputa áreas de influencia y controla la provisión energética al continente. El Oriente Medio es una fuente permanente de inestabilidad internacional y de extremismo y se verifica la deriva autoritaria de Turquía y la excepcionalidad de Israel (única democracia en la región). Al Sur, un continente pauperizado en permanente crisis humanitaria y zona óptima para la penetración de Pekín.

Las bases están echadas principalmente en lo cultural. Creemos que existe una identidad común europea, que se expresa en un patrimonio cultural compartido, basado en los valores de libertad, democracia y secularismo. Esa identidad común, lograda tras muchos años de esfuerzos de integración y educación, ha sido suficiente para derrotar los nacionalismos extremos, desalentar los particularismos secesionistas y aislar la retirada británica.

La arquitectura política de esa unión debe ser original, como lo es la propia integración europea, por la delegación sucesiva de competencias y facultades en órganos supranacionales (se avanzó mucho en una ciudadanía, moneda y banco central común, instituciones comunitarias, etc). Esa súper entidad política debe mantener los equilibrios, pero basado en el eje Francia/Alemania/Italia y alejar los temores de una "Gran Alemania", y superar las asimetrías norte-sur en el continente.

Así, una Europa unida en lo político, significará mayor estabilidad del sistema mundial vía balance de poder y capacidad negociadora; en lo económico, como promotor del libre comercio y la integración y, principalmente, en lo cultural, como aglutinador de la civilización occidental.

(*) La prospectiva es una disciplina y un conjunto de metodologías orientadas a la previsión del futuro y una de sus principales prestaciones es la anticipación estratégica.

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