Lo que dejó la ceremonia

Poca gente acompañó a los pilotos en la rampa. Mendocinos ovacionados.

El Dakar tuvo menos público en la ceremonia de premiación de lo que ocurrió en versiones anteriores, pero la misma satisfacción y el mismo orgullo en los pilotos que no son de punta y cumplieron con el objetivo de completar el exigente recorrido por Paraguay, Bolivia y Argentina en doce días.

Frente a la sede del Automóvil Club Argentino, en la zona de Recoleta, los pilotos exhibieron las banderas de las más de 60 nacionalidades que estuvieron representadas en la travesía. Al podio subieron a recibir su medalla quienes llegaron a la meta. Es decir: 97 en Motos, 22 en Cuatriciclos, 58 binomios en Autos, 40 vehículos en Camiones y 5 en UTV.

Especialmente se apreció el reconocimiento cuando fue el turno de los argentinos más destacados de cada categoría. El mendocino Orlando Terranova (sexto con su Mini); el cordobés Pablo Copetti (tercero en “cuatris” con Yamaha), el también mendocino Franco Caimi (octavo en Motos) y el mejor del país en la clasificación general: el cordobés Federico Villagra que junto a los mendocinos Adrián Yacopini y Ricardo Torlaschi fue cuarto al mando del Iveco.

En definitiva, se vieron los rostros y las máquinas de los campeones y también de quienes perseveraron y superaron los obstáculos que hallaron a lo largo de 4.000 kilómetros cronometrados y mucho más de enlace para estar en la meta.

Lo positivo fue que, a diferencia de otras ediciones en Sudamérica, la competencia que finalizó el pasado sábado no arrojó muertes pese a las dificultades que presentó sobre todo en Bolivia y el Norte del país a causa de las lluvias.

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