Las heridas de guerra de Cervantes, clave para identificar sus restos

Antropólogos analizan criptas en un convento de Madrid donde estaría enterrado el célebre escritor que participó de la batalla de Lepanto en 1571.

Las heridas que sufrió en la batalla naval de Lepanto serán una de las claves para identificar al escritor español Miguel de Cervantes, autor del Quijote, cuya búsqueda lleva a cabo un grupo de científicos en un convento de Madrid.

“Estamos buscando un esqueleto de varón, de unos 70 años, que tenga seis o menos dientes en la boca y, por supuesto, con las lesiones en el antebrazo y la mano izquierda, que se describen, no como una amputación sino como un brazo no funcional como consecuencia de esas heridas”, afirmó este viernes el antropólogo forense, Francisco Etxeberria.

En la batalla naval de Lepanto, que la Santa Liga formada principalmente por España, Venecia y la Santa Sede, ganó a los turcos en 1571, Cervantes recibió dos heridas de arcabuz en el pecho y otra en la mano izquierda, que le quedó inútil, por lo que fue conocido como “el manco de Lepanto”.

“Incluso, no sería imposible encontrar pequeños fragmentos de metal incrustados” en los huesos, añadió Etxeberria en la presentación en Madrid de la segunda fase de los trabajos de búsqueda de Cervantes, que comenzó en abril pasado.

Etxeberria forma parte del equipo multidisciplinar que busca los restos del autor del ingenioso hidalgo de La Mancha en una cripta de la iglesia del Convento de San Ildefonso de las Madres Trinitarias, en el conocido barrio de las Letras madrileño, en homenaje a los famosos literatos que vivieron en él.

Tumbas desconocidas

Nacido en 1547 en Alcalá de Henares, cerca de Madrid, el escritor vivió sus últimos años en ese barrio, donde también habitaron escritores como Lope de Vega y los dos grandes rivales literarios del Siglo de Oro, Francisco de Quevedo y Luis de Góngora.

Fallecido el 22 de abril de 1616, Cervantes fue enterrado en la iglesia del Convento de San Ildefonso de las Madres Trinitarias el día 23, fecha que ha quedado como la oficial de su muerte, dado que en esa época se consignaba el entierro como fecha del óbito.

Desde abril pasado, en una primera fase, los investigadores han rastreado la zona de búsqueda con georradar y cámaras termográficas, lo que les ha permitido localizar 33 nichos y otras cuatro tumbas en el suelo, que fueron “una sorpresa”.

En esta segunda fase, que tendrá un costo de 50.000 euros, la primera operación será “retirar la capa de yeso que recubre la pared de los nichos, para ver si hay más inscripciones funerarias”, explicó la directora del proyecto arqueológico, Almudena García Rubio. En los trabajos preliminares encontró un nicho con una inscripción correspondiente a un capellán que atendía a las monjas del convento.

Análisis en el lugar

Los nichos sin inscripción se inspeccionarán con una cámara endoscópica “y en los casos que sea interesante, se procederá a extraer los restos y analizarlos en un laboratorio que se ha montado en la cripta”, añadió.

“No vamos a sacar ningún hueso de la cripta por el momento”, señaló Etxeberria, explicando que han preparado tres mesas, donde sendos equipos de antropólogos irán examinando los restos que se consideren importantes, mientras otro equipo de arqueólogos se dedicará a la exploración de las tumbas.

“Si hay pocos restos (de personas enterradas), Cervantes tiene unas características físicas particulares y se podría individualizar, pero sería más difícil si hay más restos”, afirmó Etxeberria, mientras Rubio recordó que “en las sepulturas puede haber una o más personas”, sin contar con la posibilidad de que se hayan producido remociones o traslados de huesos.

En abril pasado, el historiador Fernando de Pardo, afirmaba que al menos “quince personas están enterradas” en la cripta, entre ellas, un niño o el que fuera el casero de Cervantes.

Si se encontraran unos restos especialmente interesantes, los investigadores podrían “pedir los permisos necesarios para sacarlos temporalmente y analizarlos en un laboratorio, pero todavía no estamos ahí”, dijo Almudena Rubio.

“En quince días tenemos que salir del sitio habiendo respondido a la pregunta de si los huesos encontrados son de hombre o mujer, infantiles o de adultos” o si algunos podrían corresponder a las características de Cervantes, concluyó Etxeberria.

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