La voz que enuncia al imaginar

¿Quiénes son Agne`s y Adrien? O más bien, ¿qué son? En este libro de Augusto Munaro, los personajes no tienen ese cúmulo de características que deberían tener para ser llamados, con propiedad, “personajes”. No llevan adelante una acción, ni tampoco, se constituyen como funciones que den dirección al curso ficcional.

Hablo de los principales, y de los secundarios, en una novela que si bien está sostenida sobre los ejes Agne`s & Adrien, está plagada de nombres: Al Kobar, Don Jorge, Monsieur Poisson, un intendente, Ginette, Dr. Tourné, Claude Méténier, Li Yen, Clotilde, por solo nombrar algunos de los tantísimos “personajes” que a ciencia cierta no lo son, pues están apenas enunciados o cuanto mucho esbozados, escritos con trampa, sin el necesario “antes” y “después” que ayudaría al lector a ubicarse en el sistema de relaciones que debería constituir una novela.

Como si se tratara de un gran fraude literario, con el mecanismo expuesto ante todos, podríamos decir que Agnes y Adrien va en dirección opuesta a las expectativas del lector, y abre puertas para cerrarlas de inmediato, despiadadamente, frente a sus narices.

Apuesta extrema y osada, la de Munaro, que requiere de un lector atento y activo, pero a la vez, perseverante, y hasta incluso obstinado, que siga adelante aún con semejante, definitiva, estocada.

El sistema literario  está desarmado en este libro.  No hay historia, ni historias breves, ni siquiera “partes” de historias, solo retazos deshilachados cuyas prendas de origen parecieran no existir, y que no compondrán nunca una nueva prenda armoniosa sino en todo caso un Frankestein contemporáneo, androide ensamblado de forma inesperada.  Se trata, y lo entendemos a cada momento, de una experiencia literaria.

Una suerte de tránsito por el estómago frío y seco de un reloj abierto y antiguo, cadáver mecánico hecho de jirones encendidos, como desprendimientos de una edad dorada de lecturas de las que se imita el discurso, sus modos de decir, como cuando un adolescente ensaya poses frente al espejo.  La “alta cultura”, las citas eruditas, las referencias a la literatura de otra época, impregnan las páginas del libro, y se combinan con citas falsas o de fuente dudosa, mezcla de registros, signos, fórmulas, argentinismos, lunfardo, y algunas breves pinceladas engañosas de habla popular contemporánea.

Agne`s o Adrien hablan en castellano, en francés, en inglés, viven en París, vivieron en Buenos Aires, Agnes tiene un padre egiptólogo, en un momento está en la Constelación Uranius, en otro, sobre un tablao flamenco, y otra vez ante la contemplación de un barco, o juegan a maquillarse.  Están en el aire, volando en globo, en un balcón, o junto a una fuente.  ¿Quiénes son Agne`s y Adrien? ¿Qué son?

¿Avatares, quizás de la mente abstracta de un autor-lector entregado al vacío? ¿Es Agne`s y Adrien un nuevo modo de expresar el ennui, versión Siglo XXI? Deambular discursivo multitemático, descentrado, desjerarquizado.

La apuesta de Munaro pareciera ir siempre un poco más allá. Pareciera proponer no un aplazamiento del encuentro con el vacío sino un tránsito sobre el vacío.

El lenguaje, completamente escindido de lo real, deambula ante el lector.

No es una escritura que busque seducir para mantener la atención sino que atenta contra ella, provoca al lector sin concesiones.

Munaro pone en escena, con valentía, desprendimientos, o incluso materiales de construcción o de composición literaria que flotan desorientados en las aguas narrativas, y que lejos de buscar articularse armoniosamente  violentan el sentido y llegan –no hay otro resultado posible- a la disolución.

“A la mer s’il vous plait…

Dijo mordiéndose ligeramente los rojos labios en un gesto inmortal.  Se disipó en el aire enigmática y mudable, como pluma al viento”.

Agne`s et Adrien
Augusto MUNARO
Colisión Libros
Buenos Aires, Argentina. 2015 (160 Págs.)