La Selección, entre el dolor por otra final perdida y la consolidación de un estilo

A pesar de no haber podido cumplir con el principal objetivo, el equipo de Martino pudo plasmar una nueva idea de juego más ambiciosa.

Por Javier Chacón, enviado especial a Chile

Una nueva frustación. Un dolor que se extiende después de perder la final de la Copa América ante Chile, que se suma a la del Mundial de Brasil ante Alemania. Es la quinta definición que no puede superarse en los últimos 11 años, que extiene ahora a más de 22 sin títulos. Pero ayer no solo se perdió en los penales, sino en el juego en sí. La Selección no pudo repetir lo que hizo en las fases anteriores y claudicó ante un Chile más ambicioso, que lo neutralizó y superó.

El libreto que insertó Martino desde su llegada al frente del equipo nacional quedó de lado ante Chile. La idea de sostener todo desde lo ofensivo, con una tenencia de pelota que permite dominar al rival no encontró respuesta ante el planteo inteligente que propuso desde el otro lado Jorge Sampaoli, que no renunció a su estilo y lo bancó hasta lo último para llevarse el premio mayor.

De todas formas, a pesar del dolor inmenso por perder la final, el seleccionado tuvo a lo largo del torneo momentos que invitan a soñar con llegar a una nueva definición en el corto plazo. El funcionamiento rozó la perfección en base al juego asociado, corto y exquisito. Por momentos le faltó el gol, que en la semi ante Paraguay llegó en cantidad.

"El futuro me lo imagino exactamente igual que hoy (por ayer) en cuanto a la búsqueda", sostuvo el propio Martino post derrota ante Chile. El entrenador también reconoció que a veces la idea puede chocar con el rival y no poder llevarse adelante como se pretende. "Son dos equipos los que juegan", explicó.

Entre los aciertos para descatacar del técnico hay que nombrar la inclusión de Javier Pastore desde el arranque. El cordobés fue pieza clave en gran parte de la Copa y su floja actuación ayer no mancha lo bueno que hizo. Con él, Messi sumó un socio ideal para la generación de juego, aunque en el partido más importante fallaron.

Messi hizo una Copa América aceptable, con pasajes característicos de su nivel. No caben dudas que es el mejor del mundo, pero ante Chile no jugó un buen partido, aunque podría haber dejado a todos con la boca cerrada si Higuaín en la última jugada de los noventa minutos regulares convertía el gol tras una contra liderada por La Pulga.

De todas formas no todo es negativo. Martino encontró una zaga central que respondió con altos puntajes. Otamendi y Garay dejaron en claro que nos pieza clave y también el propio Martín Demichelis, que terminó remplazando al hombre del Zenit por algunos problemas físicos y demostró su vigencias.


El propio Martín Demichelis había dicho antes del torneo que quizá sería el último suyo con la camiseta albiceleste, pero también que podría rever la decisión y seguir al menos, si Martino lo sigue considerando, durante las Eliminatorias hacia el Mundial de 2018 que comenzarán en octubre.
Mascherano ya es un marca registrada.  Es el alma del equipo, quitando, metiendo y jugando. Su nivel siempre es alto, pero el dolor por otra nueva decepción pueden llevarlo a tomar una decisión inesperada. "Quizá sea yo", relato luego de la derrota. El "Jefecito" no ocultó que va a pensar si sigue o no.

Agüero, Tevez e Higuaín no brillaron como lo hacen en sus equipos en la temporada regular. Fue raro no ver a el "Apache" en el encuentro decisivo. Martino optó por el "Pipita" y la apuesta del Tata no resultó. Sobre el final el delantero del Nápoli perdió el gol del triunfo y después falló desde los doce pasos.

Con una generación menor que trasciende y hace ruido, no sería para nada extraño que el recambio comience a verse paulatinamente con las citaciones de Paulo Dybala, Mauro Icardi y el propio Matías Kranevitter para los próximos compromisos. El presente es muy bueno, pero también hay futuro.

La crítica no debe ser extrema, pero tampoco superficial. Algo pasa en esta Selección que no puede sacar adelante los partidos más importantes. En Brasil la sensación después de la caída ante Alemania fue diferente. El equipo dejó todo y lo jugó como una verdadera final. Ayer, las diferencias entre el ganador y perdedor fueron el carácter y la constancia.

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