La Revolución comienza

Hacia 1800, luego de tres centurias de dominación española, América entraba de lleno en el Siglo de las Luces. La difusión de la cultura y la educación pondrán en jaque al "Antiguo Régimen" absolutista de origen divino, y surgirá un nuevo protagonista: "el pueblo". La ilustración universal impulsará las revoluciones cambiando definitivamente el mapa geopolítico del globo y la vida de millones de personas.

La Independencia de EEUU -1776 y 1783-, la Revolución Francesa de 1789 y la Revolución Industrial de Inglaterra fueron el preludio del germen independentista. La ilustración cambió en muy pocos años la faz de Europa y prontamente también la sojuzgada América, impulsados por hombres de visión clara y pensamiento estratégico como Francisco de Miranda, el líder fundante de toda una troupe de hombres brillantes, que forjaron sus primeras armas e ideales a la luz de la “Declaración de los derechos del hombre y del Ciudadano” (26/8/1789), en la que también se formaron las plumas avezadas de Manuel Belgrano y Mariano Moreno, promotores de los ideales de mayo.

Entre los antecedentes del proceso revolucionario, hay algunos muy curiosos ligados entre sí: la Primera Invasión Inglesa en junio de 1806 a Buenos Aires que, sitiada, es rendida dos días después. Luego el 12 de agosto, las tropas inglesas son acorraladas por las tropas de Santiago de Liniers logrando la Reconquista de Buenos Aires. Un Cabildo Abierto de peninsulares es asaltado por una pueblada dirigida por Juan Martín de Pueyrredón, Juan José Paso y Joaquín Campana, designando a Liniers como comandante de Armas autorizándolo a formar milicias. Se establecen las “Milicias Urbanas”, organizadas por castas permitiendo la elección en asambleas de sus oficiales: germen de los ejércitos revolucionarios, con jefes naturales elegidos por la tropa, quienes tomarán el control del proceso revolucionario: Saavedra, Belgrano, Pueyrredón y Castelli, entre otros.

El segundo intento

En enero de 1807 más de 4.000 ingleses comienzan la 2ª Invasión. Enseguida una Junta de Guerra depone al virrey Sobremonte y designa a Liniers jefe de todas las fuerzas, en tanto el Virreinato es asumido por la Audiencia de manera provisoria: los criollos intervienen en los asuntos de gobierno. El 7 de julio capitulan las tropas británicas. En ese contexto, el 18 de abril de 1808, Francisco de Miranda escribe una llamativa misiva a Saturnino Rodríguez Peña desde Londres en la que le dice: "Creo que no se descuidarán por allá en momento tan crítico en preparar y combinar cuanto sea conveniente y necesario para la emancipación absoluta de la patria, que es lo que nos conviene y sin lo cual toda fatiga es vana. Esta idea es general aquí en el día y se cree que muy pronto nos dará este Gobierno los auxilios necesarios para el logro de tan magnífica como útil y necesaria empresa; mayormente después que los últimos eventos de Madrid y Aranjuez han hecho ver al mundo entero que la decrépita España no puede sostenerse a sí misma, ni mucho menos gobernar el continente colombiano, dos veces más extenso que toda la Europa”.

En mayo de 1808 Napoleón Bonaparte invade España, toma prisionero a Carlos IV y a su hijo Fernando VII. En la Farsa de Bayona el monarca español entrega el trono a su hijo y éste abdica en favor de José Bonaparte; el pueblo se alza en armas e inicia la guerra de independencia española, dando lugar a la formación de Juntas que ante la usurpación del trono asumen la soberanía, antecedente inmediato de las Juntas en América. A mediados de 1808 América es invitada a enviar diputados para integrar las cortes que deben subrogar el poder de Fernando VII.

Pocos meses después, en 1809, comenzó a circular en Buenos Aires un escrito que se atribuye a Bernardo de Monteagudo titulado: “El diálogo entre Atahualpa y Fernando VII” relatando un encuentro imaginario en el que Fernando le dice a Atahualpa: “El más infame de todos los hombres vivientes, es decir, el ambicioso Napoleón, el usurpador Bonaparte, con engaños, me arrancó del dulce regazo de la patria y de mi reino, e imputándome delitos falsos y ficticios, prisionero me condujo al centro de Francia”. A lo que Atahualpa responde: “Tus desdichas me lastiman, tanto más cuanto por propia experiencia sé que es inmenso el dolor de quien se ve injustamente privado de su cetro y su corona”.

La llegada del virrey Cisneros es resistida por los revolucionarios. Belgrano, Moreno, Castelli suman adeptos en las ciudades del interior: el Deán Funes en Córdoba, Moldes en el Norte, Corvalán y Guiraldes en Mendoza y una gran red de patriotas en todas las provincias extendiendo el grito de Buenos Aires por todo el virreinato. En toda América, con increíble sincronismo, surgen focos revolucionarios en los actuales territorios de Chile, Perú, Colombia, Venezuela, Ecuador y México. En abril de 1810 estalla la Revolución en Caracas.

En Buenos Aires, el 17 de mayo, se conoce la caída del gobierno español y formación del Consejo de Regencia. A partir de allí el partido revolucionario toma el control de las deliberaciones y se inicia la famosa Semana de Mayo. La Junta de Gobierno del 25 de Mayo de 1810, constituye el corolario de una serie de sucesos que tienen a muchos de estos patriotas como protagonistas. En tanto, al llegar las noticias a la Península, las sociedades políticas secretas reclutan jóvenes americanos.

Por esos días, un destacado oficial del Ejército español, José Francisco de San Martín, participa activamente en esas sociedades perfilándose como futuro conductor, amante de las ideas de progreso y libertad. Su llegada al Plata, en el momento justo cuando la Revolución de Mayo comienza a declinar luego de dos años de lucha y divisiones internas sostenida casi exclusivamente por su patriota más destacado: Manuel Belgrano, dará un giro político, social y militar a los acontecimientos convirtiéndose en el líder de la lucha americana, tomando la posta de las propias manos de su hermano de causa: el benemérito Belgrano. Años después, en 1816, Belgrano y San Martín concretarán la obra de Mayo.

Las opiniones vertidas en este espacio no necesariamente coinciden con la línea editorial de Diario Los Andes.

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