La partida de San Martín de Mendoza

El 24 de enero, el general del ejercito partió rumbo a Los Patos para encabezar la expedición militar que había organizado sin prisa y sin pausa para reconquistar Chile a la causa de la independencia, y enlazar, de este modo, su propia fortuna con la de A

Mientras el grueso de las columnas del ejército había salido de Mendoza, San Martín ajustó los últimos detalles para iniciar su propia marcha.

Antes de partir, en el cuartel general redactó un breve texto que entregó al gobernador Luzuriaga para que fuera leído en el Cabildo, y difundido por los circuitos habituales entre los habitantes de la ciudad y de las campañas para que los “conceptos de los humanos sentimientos” allí vertidos, quedaran firmes en sus corazones.

La carta escrita por el General de los Andes dejaba fuera de dudas la gratitud a los pueblos cuyanos por haber contribuido con su gestión como gobernador intendente, la independencia y prosperidad común de la nación.

He aquí sus palabras: “Sería insensible al atractivo eficaz de la virtud, si al separarme del honrado y benemérito Pueblo de Mendoza no probara mi espíritu toda la agudeza de un sentimiento tan vivo como justo. Cerca de tres años he tenido el honor de presidirle y sus heroicos sacrificios por la independencia y prosperidad común de la nación pueden numerarse por los minutos de la duración de mi gobierno. A ellos y a las particulares distinciones con que me han honrado, protesto mi gratitud eterna. E indeleble en mi memoria sus ilustres virtudes será de los habitantes de esta capital, en todas circunstancias, y tiempos el más fiel y verdadero amigo”.

Pero ese sentido homenaje no era ajeno a la incertidumbre y zozobra que el cruce del macizo andino suponía para la empresa política y militar que había diseñado desde que había arribado a Mendoza en setiembre de 1814. Esas inquietudes lo condujeron a escribirle a quien había sido su vocero en el Congreso de Tucumán, el dr Tomás Godoy Cruz, que residía ya en Buenos Aires.

Lo hizo el mismo día que se despedía de los cuyanos en los siguientes términos: “Mi amigo muy querido: El 18 empezó a salir el ejército, y hoy concluye el todo de verificarlo. Para el 6, estaremos en el valle de Aconcagua. Dios mediante, y para el 15, ya Chile es de vida o muerte. Esta tarde salgo para alcanzar las primeras divisiones del ejército. Todas han salido bien, y hasta ahora, no ha ocurrido novedad de consideración. Dios nos dé acierto, mi amigo, para salir bien de tamaña empresa”.

En rigor, la preocupación de San Martín por el destino de sus subordinados y del propio no había estado ausente de sus confesiones íntimas o privadas.

A fines de diciembre, en vísperas de Navidad, le había escrito a Tomás Guido quien sería su confidente por muchos años: “Yo espero que no obstante las inmensas dificultades que presenta la cordillera tenemos de salir, de lo contrario todo se lo lleva el Diablo y a mí el primero”.

La protección de la familia

El riesgo ante el cruce y la guerra lo condujo también a tomar recaudos para proteger a su familia con fondos propios, no del estado. El 13 de enero había escrito al gobierno desde el Cuartel general: “Mi esposa doña Remedios Escalada debe ir al seno de su familia en esa capital durante mis operaciones militares en Chile. La pongo bajo el auspicio poderoso del supremo gobierno. Y para subvenir a sus dietas, espero se digne vuestra excelencia ordenar que esa tesorería general le abone desde esta fecha la cantidad de ochenta pesos mensuales y que asignación se comunique a la comisaría de este ejército para que de mi sueldo se haga el descuento respectivo”.

Remedios partió rumbo a Buenos Aires junto a la pequeña Mercedes que había nacido en Mendoza el 24 de agosto del año anterior. En el parto había sido asistida por algunas esclavas y comadronas, entre las que se distinguía doña Josefa Álvarez de Delgado, quien oficiaría de madrina de la “Infanta” mendocina en el bautismo celebrado en la Iglesia Matriz tres días después.

El apelativo de Infanta atribuido a la única descendiente del general San Martín se inscribió en el intenso debate político que sucedió a la declaración de la independencia de las Provincias Unidas en Sudamérica (1816), entre los partidarios de fundar repúblicas, y los defensores de formatos monárquicos constitucionales, la fórmula institucional preferida por el creador del Ejército de los Andes y que sostendría con énfasis durante el ejercicio del Protectorado en el Perú.

Silueta biográfica

Remedios Escalada

Origen. Nació en la capital virreinal en 1797 en el seno de una familia de gran influencia social y política.

Matrimonio. Conoció a San Martín en las tertulias porteñas y por intermedio de sus hermanos enrolados en las armas y en la revolución.

Luego de obtener las autorizaciones correspondientes, contrajeron matrimonio el 12 de noviembre de 1812 oficiando como testigos el segundo jefe de granaderos Carlos de Alvear y su esposa, Carmen Quintanilla.

La hija. Merceditas de San Martín y Escalada (1816-1875) fue la única hija del matrimonio, y acompañó a su padre en su regreso a Europa luego de haberse alejado del escenario de guerra sudamericano.

A esa altura, su madre había fallecido en Buenos Aires siendo muy joven, víctima de tuberculosis, el 3 de agosto de 1823 mientras San Martín vivía en su chacra de Barriales.

Descendencia. Mercedes se casó en París con Mariano Severo Balcarce, quien era hijo del general victorioso de la batalla de Suipacha, Antonio González Balcarce, y se desempeñó como agente diplomático del gobierno argentino en Francia. Del matrimonio nacieron dos hijas, María Mercedes y Josefa Dominga.

La primera murió muy joven; en cambio, Josefa se casó con el diplomático mexicano Fernando Gutiérrez de Estrada y Gómez de la Cortina aunque no tuvieron hijos. En París llevó a cabo acciones solidarias importantes.

En Mendoza. En 1950 el calendario conmemorativo del Año del Libertador incluyó la repatriación de los restos de Mercedes y su familia a Mendoza. La ceremonia se llevó a cabo el 13 de diciembre de 1951 en el monumento fúnebre especialmente construido en la Basílica de San Francisco.

Homenaje

Escuelas. La 1-274 de Pedregal, Maipú, lleva el nombre de la esposa de San Martín.

Mientras que recuerdan a la hija del Padre de la Patria: el jardín 122 de La Mora (Gral Alvear), la escuela 9-003 de San Rafael, el Centro de Capacitación para el Trabajo (CCT) 6-032 de Rivadavia, el Instituto Superior de Educación T-003 de San Rafael.

Bibliografía

- Espejo, Gerónimo., El Paso de los Andes. Crónica histórica de las operaciones del Ejército de los Andes para la restauración de Chile en 1817. Buenos Aires, Casavalle Ed., 1882.

- Bertling, Hans., Estudio sobre El paso de la Cordillera de los Andes efectuado por el Jeneral San Martín en los meses de enero y febrero de 1817 (Campaña de Chacabuco). Santiago de Chile, Taller del Estado Mayor Jeneral, 1917.

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