La muy venenosa carabela portuguesa

El aguijón puede provocar ronchas y severo dolor. Además provocar una reacción alérgica que puede afectar la respiración de una persona.

Se ven como un globo desechado. De hecho son una burbuja llena de agonía. Es por eso que estamos agradecidos con Mishtu Som, quien nos preguntó: “¿Exactamente qué es una carabela portuguesa?”

Querrá saber los pormenores de estas peligrosas bellezas si alguna vez se encuentra con una.

Una entre muchas

Nombrada en honor a su densa vela parecida a barco antiguo, estas criaturas deberían llamarse “carabelas” porque no son un animal, sino muchos. Una carabela es una colonia de hidroides; pequeños animales que “trabajan conjuntamente para formar un paquete completo”, dice George Burgess, del Museo de Historia Natural de Florida.

Por lo tanto, no son medusas, aunque se parecen mucho a sus primas del mar.

“Johnny Cash tenía una canción sobre alguien que trabajaba en una fábrica de autos”, robando partes durante años para construir un Cadillac, dice Burgess. “Eso es una carabela portuguesa. Un organismo que se arma 'de a poco'”, explica.

No obstante, a diferencia del Cadillac no tienen sistema de propulsión y dependen de mareas y vientos para moverse en las cálidas aguas tropicales y subtropicales de todo el mundo.

Por ejemplo, carabelas cercanas a Florida pueden ser arrastradas hasta el norte por la corriente del Golfo del Océano Atlántico, dijo vía correo electrónico Quinton White, un biólogo marino de la Universidad de Jacksonville.

Operación aguijón

Las carabelas tienen estructuras biológicas llamadas pólipos que tienen varias funciones, como alimentación, defensa y reproducción.

Un pólipo que actúa como una vejiga de aire está lleno de gases (incluyendo monóxido de carbono, oxígeno y argón) que mantienen al animal a flote. Si es atacada por aves, la carabela también tiene un sifón que permite que el gas se filtre de la vejiga de aire y que luego escape bajo el agua, dice Burgess. (Como si los inflables que tiene en la piscina pudieran escaparse, y como si fuesen venenosos).

Los tentáculos de las carabelas pueden medir hasta 50 metros de largo y están cubiertos de nematocistos; “cuerpos enroscados con púas” que parecen resortes apretados, señala Burgess.

Al entrar en contacto con una presa, como un pez pequeño, “¡Pum! Aparecen”, explica Burgess, junto con una inyección de veneno incapacitante. Otras partes del tentáculo jalan la presa hacia la boca, donde una enzima inyectada comienza el proceso digestivo.

Un pez ha jaqueado el sistema. El pez de la carabela portuguesa convive bajo la “flotación” de este predador (llamada campana), donde hay menos aguijones, alimentándose de los tentáculos y “órganos reproductivos ricos en nutrientes” de su anfitrión.

La carabela también tiene depredadores. El pez luna, con su piel tipo cuero, y las tortugas caguama, cuyas “bocas son duras como clavos”, se las pueden tragar sin ser picados, dice Burgess.

Efectos peligrosos

Sin embargo, entre nosotros los humanos el aguijón de la carabela puede provocar ronchas y severo dolor; reacción alérgica que puede afectar la respiración de una persona, dice White. “Ahogarse es una preocupación”, considera.

Burgess, quien es asmático, necesitó tratamiento hospitalario luego de ser picado y aconseja una simple precaución en el mar.

“Viva su vida”, agrega, pero “cuando se meta al mar recuerde que es una experiencia salvaje”.

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