La inseguridad del cuerpo: un complejo que nos tortura

Vergüenza, miedo o disconformidad son sentimientos que pueden acuciarnos en el momento del acto sexual. Y es que, el desnudarse ante una persona, puede resultar un padecimiento para algunas mujeres que sufren complejos. Mostrar el cuerpo tal como es gener

Quizás son pocas las que lo dicen, pero existe una franja importante de mujeres que se avergüenzan de su cuerpo al punto de evitar cualquier tipo de contacto físico con otro, generando así una pérdida del deseo sexual.

"El miedo a desnudarse frente a otro es muy común en la adolescencia, en las primeras experiencias sexuales", comienza a relatar la psicóloga Laura Giménez; y continúa: "pero hay casos de adultos que viven la misma situación de temor ante la exposición del cuerpo".

La belleza es algo totalmente subjetivo, la perfección no se puede medir; pero es un fantasma que persigue a muchas personas, sobre todo, cuando se trata de la desnudez del cuerpo en el momento de intimidad.

Hablamos de insatisfacciones con el propio físico "cuando hay algo que no nos gusta y buscamos esconder a como dé lugar: apagamos la luz durante el acto sexual, nos desvestimos estando debajo de las sábanas, evitamos el roce en ciertos sectores de nuestro cuerpo, nos tapamos con las sábanas o nos vestimos rápidamente luego del acto sexual. O sea, evadimos la exposición, el que nos vean", dice la profesional.

Lo bueno es reconocer que para todo hay una primera vez, y esta no es la excepción.

"Todos, en algún momento de nuestra práctica sexual, hemos sentido vergüenza o 'apuro' ante la situación. Hay personas que lo han superado y disfrutan de su cuerpo y de su experiencia; y otras que han quedado varadas en la inseguridad sexual", dice la especialista. Y las razones pueden ser diversas.

En el caso de los hombres la principal preocupación tiene que ver con el tamaño de su pene y con el control del acto sexual y la eyaculación.

A las mujeres las persigue el fantasma del cuerpo perfecto y con "buenas curvas", así como "el deber de ser y parecer sensuales".

Lo cierto es que "para disfrutar de la sexualidad es importante conocerse, dejar de boicotearse y aceptar el cuerpo que tenemos", añade Giménez.

Hablemos de las damas

El consumismo es tan fuerte que "nos ha hecho creer que ser linda es ser perfecta", concluye la psicóloga. Muchas buscan tener un cuerpo despampanante que haga que todo hombre se voltee a ver.

Lo que ocasiona que, aquella que no lo logre, no se sienta "linda" ni conforme con su cuerpo; pues no posee el que "todos quieren y el que provoca belleza y atracción sexual", añade Giménez.

Lo más común en la mujer es el miedo a desnudarse; más precisamente: "a mostrar un cuerpo que, para sus ojos, es imperfecto. Lo que repercute en su salud sexual y emocional".

Este complejo que se despierta no es más que una imagen mental que se instala en la mujer y que interfiere en sus comportamientos y formas de pensar y "pensarse", pues "a sus ojos no se gusta y siente que no le va a gustar a los demás. Por lo tanto se va a sentir mal con su físico evitando el contacto".

Detrás de estas situaciones de complejidad existe una baja autoestima e inseguridad que pueden provenir de muchos lados: "falta de apoyo de los padres, rechazo en edades cruciales para el desarrollo de una persona; así como modelos de belleza impuestos en la sociedad actual, que desembocan en estas situaciones de inseguridad del cuerpo y evasión del acto sexual", agrega la profesional.

Toda aquella persona que sienta insatisfacción sexual es importante que trabaje en "reconciliarse con su cuerpo, descubrir cada parte del mismo para aceptarlo y mostrarlo tal cual es, sin vergüenza ni miedo al rechazo". Muchas mujeres se disgustan con sus pechos, su estatura y o su peso.

"En cada etapa de la vida se van dando cambios en el organismo: en la adolescencia la aparición del vello, el crecimiento de los senos y, por ejemplo, en la adultez, las mujeres sufren cambios corporales luego de los partos: estrías, pancita, lo que muchas veces genera añoranza por el cuerpo que tuvieron en su juventud y las lleva a esconderse de su pareja", dice la psicóloga.

La profesional hace hincapié en la "cantidad de chicas jóvenes que sienten descontento con su cuerpo, como producto de seguir modelos de belleza impuestos . Esto las lleva a exponerse a conductas que pueden afectar su salud: anorexia, bulimia, extremar la exposición al sol, someterse a cirugías para aumentar el tamaño de sus senos o para reducir sus caderas, entre otras medidas exageradas para gustarle a alguien más".

Aquí juega mucho el valor hacia sí mismas: "están obsesionadas por su peso, la presencia de estrías y celulitis y olvidan disfrutar de su sexualidad y su pareja", remata Giménez.

Sin duda la visión que cada quien tiene de su cuerpo es un aspecto importante al hablar de seguridad o inseguridad sexual. Cual sea el caso, siempre es recomendable consultarlo con un especialista para que éste colabore en reconocer el origen de la vergüenza y el miedo ante la exposición del físico.

Y saber que, para enfrentar las disfunciones sexuales, primero se debe pensar positivamente en el cuerpo que se tiene, conectarse con él desde todos los aspectos y perder el complejo de "no me gusta y por lo tanto no le gusto". No tener timidez de mostrar las imperfecciones: reconocerlas y aceptarlas.

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