La identidad en ritmos

Con un fondo en perspectiva de toneles, la orquesta que conforma la banda sonora de esta "Vendimia de la Identidad", parece estar tocando en el corazón de una bodega.

Un ensamble de más de cuarenta músicos se impone visualmente en la parte superior derecha del escenario. Con un fondo en perspectiva de toneles, la orquesta que conforma la banda sonora de esta "Vendimia de la Identidad", parece estar tocando en el corazón de una bodega.

Ya Paíto Figueroa, el pianista, compositor, arreglista, guitarrista y productor que dirige musicalmente esta edición, lo había dicho: "Va a ser muy variada la musicalización; tiene los ingredientes más típicos de nuestro ser nacional y de nuestro ser mendocino".

Si bien en esta Vendimia la orquesta no tiene el nivel de protagonismo que tuvo , por ejemplo, en "Sinfonía Iluminada de Gloria", sí tiene -en línea con el eje argumental de la "Identidad"- un mérito de cruces de géneros, mezclas, homenajes, rescates históricos.

Como sucede en este tipo de espectáculos, lo musical busca el efectismo, en sintonía con los cuadros visuales y escénicos. Sin embargo, el afán de los directores (Figueroa codirige esta vez con Pablo Budini) se centró en pasearnos cronológicamente por todas las épocas. Así, incorporan desde temas que datan de 180 años atrás (el ejemplo es "Cielito de la patria"), hasta música electrónica estilo rave, pasando por una sucesión de ritmos folclóricos que, para esta propuesta, convergen en la coctelera de nuestro ADN popular.

Hay pasajes destacables: primero, que la Fiesta abra con una tonada compuesta especialmente para ella: "Noche de Vendimia"; segundo, que el gato cuyano se haga presente de manera instrumental a través de una composición original de Budini ("El asustao"); tercero, que las marchas patrióticas fluyan instrumentalmente hacia el malambo pasando por "Canción con todos" en efectiva continuidad.

Sin duda "Alma de huarpes", obra de Raúl Rivero, es una de las delicias de este repertorio, sobre todo a través de la bella interpretación de la cantante Gabriela Fernández. Y sí, la voz femenina de este ensamble se lleva los aplausos.

Hay una suerte de homenaje al rock nacional (a Charly, a Cerati, a Spinetta) en medio de la Fiesta. El ex Sui Generis Nito Mestre, ya con los años en la garganta, canta en vivo y ligados esos temas imborrables: "Seminare", "Seguir viviendo sin tu amor", "Puente" y "No llores por mí Argentina".

Así, la historia musical del país pasa por catálogo.

Los acordes del soundtrack de “Misión imposible” devenidos en malambo quizá podrían haberse evitado. Igual que cierto fervor patriótico que redunda en un crescendo un tanto cercano a la demagogia. Pero es el guión el que adolece de esa retórica.

Los músicos, en su mayoría, ya habían participado en Vendimias anteriores. Figueroa destaca a pilares como Alejandra Marengo, Hugo Budini, Pablo Quiroga, Marcelo Sánchez, Sebastián Alcaraz, Fugy Altavilla, Juan Emilio Cucchiarelli, Nico Diez, Los Chimenos y , por supuesto, a Pablo Budini en la codirección.

En pocas líneas...

Lo mejor. Que la Fiesta arranque con una tonada compuesta especialmente: "Noche de Vendimia". También hay lugar para el gato cuyano con el interesante "El asustao". Se destaca la cantante Gabriela Fernández.

Lo peor. La versión malambo de "Misión imposible"; se podría haber evitado.

Lo inesperado. La invitación especial a Nito Mestre para que forme parte de un homenaje al rock nacional.

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