La fagotista que llegó hasta el corazón musical de Alemania

Su experiencia con la música empezó de niña en Maipú. Después estudió en la UNCuyo hasta que decidió emigrar a perfeccionarse. Hoy es solista de fagot en la prestigiosa Ópera de Karlsruhe.

La fagotista que llegó hasta el corazón musical de Alemania
La fagotista que llegó hasta el corazón musical de Alemania

“En Mendoza no podía continuar mi formación como fagotista, ya que no poseemos la extensa tradición que tiene Alemania, a pesar de los grandes méritos de la cultura musical mendocina”, explica Florencia Fogliati (31), quien será en la próxima temporada solista en la Ópera Estatal de Karlsruhe, en el suroeste de Alemania, en la frontera con Francia.

“En mi país tenía la sensación de querer aprender más y aquí, en el Viejo Mundo, he satisfecho ese deseo”, continúa.

Florencia pertenece a una familia de Luzuriaga, Maipú. No es difícil imaginarla, años atrás, viajando desde su barrio hasta la UNCuyo para estudiar música. Con respecto a la elección del fagot, sostiene que fue “el que más me gustó, sobre todo por el sonido”.

Sus comienzos en la música están en la Escuela Niños Cantores de Maipú, donde la directora de entonces, Raquel Martini, la motivó a seguir estudios superiores.

“Esa escuela -evalúa a la distancia- hace una labor muy importante formando a niños con el coro, técnicas vocales y clases de instrumento. Cuando empecé ahí tenía 7 años. A los 12 decidí estudiar música profesionalmente y después de probar con canto, piano y guitarra, me decidí por el fagot. Aproveché un programa para jóvenes músicos que tiene la UNCuyo”.

A esa edad era la más chica de la clase, pero le faltaba todavía cursar el secundario, que cumplió en el Instituto Maipú de Educación Integral (IMEI). Después ya no hubo obstáculos para ingresar a la facultad, donde se recibió de licenciada en Música en 2004.

“En un momento -agrega- quise conocer más sobre la profesión y entendí que Alemania, al ser la cuna de la música clásica, podía darme más respuestas”.

Su preparación internacional comenzó en la Fundación Carolina de Barcelona, donde permaneció  un año, pasando luego -en 2006- a concretar su sueño: llegar a Alemania al ganar el ingreso al Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD) para estudiar un master en la Escuela Superior de Música de Karlsruhe.

“Tuve la suerte -admite- de tener maestros en Mendoza (como Andrea Yurcic y Sergio Ruestsch), quienes también hicieron su experiencia en suelo germano y eso fue una gran motivación”.

Su perfeccionamiento prosiguió en uno de los templos de la música europea, la Escuela de Música Hanns Eisler, en el corazón de Berlín, de prestigio internacional y una envidiable nómina de profesores.

Además de su paso por la Eisler, fue becada por la Ópera Estatal de Berlín, donde tuvo la oportunidad de trabajar a las órdenes del director titular, el argentino Daniel Barenboim. Por ahora es la única fagotista argentina en haber ganado este beneficio.

“La música me ha llevado a conocer personas y lugares que nunca me imaginé. Las giras con una orquesta son una experiencia inolvidable. Desde tocar en el Teatro Colón o para el Papa Benedicto XVI en Roma, grabar un CD con Plácido Domingo o para la BBC. Conocer personas de todo el mundo es algo muy impresionante, hasta dar un paseo en camello en Siria.

En el lugar exacto

“Alemania, y sobre todo Berlín, es un lugar en donde el arte está en todos lados. Hay un gran espacio tanto para el arte pop callejero y el arte contemporáneo, además de tres teatros de ópera y cuatro orquestas sinfónicas”, dice Florencia.

Sigue: “Creo que la música y el arte en general tienen un papel muy importante en la sociedad alemana. Además, uno puede encontrarse personalidades importantes, caminar por una sala de concierto y encontrarse, por ejemplo, con Martha Argerich en persona”.

Describe a Berlín como “una ciudad muy cosmopolita que, además, cuenta con una oferta de tango muy amplia. Todos los días se puede encontrar una milonga para ir a bailar y gente enamorada de esta tradición tan argentina”.

Añade: “El invierno es bastante oscuro pero una se acostumbra, y aprende a apreciar el valor de un día de sol que, a diferencia de Mendoza, no se dan tan seguidos. La parte más difícil de mi trabajo ha sido hacer audiciones, con la asistencia de mi profesor, Volker Tessmann.

Para cada trabajo hay que hacer una audición y, a pesar de que uno se prepara con esmero, a veces resulta bien y en otras no tanto. Lo que he aprendido es que hay que seguir intentándolo, mejorar y trabajar con un objetivo claro y con la motivación de que los sueños se pueden cumplir. A pesar de los nervios y de los temores a veces hay que respirar profundo y hacerlo”.

Sobre la posibilidad de regresar al país, no hay certezas: “Por ahora estoy en Alemania, pero en mi profesión siempre existe la posibilidad de cambiar de lugar. Uno nunca sabe”.

La experiencia de tocar en la orquesta de Barenboim

Que la música es un lenguaje universal que derriba cualquier barrera fue algo que Florencia experimentó a través de su paso como invitada en la West-Eastern Divan Orchestra (Orquesta del Diván de Oriente y Occidente), conjunto escuela fundado en 1999 por el maestro argentino Daniel Barenboim y el filósofo palestino Edward Said.

“Pude compartir en esa formación con personas de diversas religiones y opiniones, en medio de un conflicto como el que se está viviendo actualmente en Oriente Medio. He visto cómo, a través de la música, se dejan de lado las diferencias y se abren las puertas al diálogo y al entendimiento, conviviendo y respetando al otro. Todos somos iguales frente a la música y esto es un ejemplo para la sociedad en la que vivimos”, dice la mendocina sobre esta inolvidable experiencia.

La orquesta tocó recientemente -con gran éxito de público- en Buenos Aires y Florencia. En una visita corta al país, pudo saludar a sus integrantes en la capital argentina.

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