La casa propia depende del bolillero

No es necesario recordar las declamaciones recurrentes de funcionarios nacionales y provinciales sobre las bondades del Programa Procrear para acceder a la vivienda propia.

El plan tiene por objetivo, entre otros, que la gente pudiera sacar un crédito a tasas razonables debido a que lo financia Anses. Se buscaba así evitar que las personas tuvieran que pedir dinero en los bancos debido a las elevadas tasas que cobran por los préstamos.

Las condiciones que ofrece Procrear, sin dudas, son mejores que las del sistema financiero. Por ejemplo, por los $ 520 mil que entregan para construir, se cobra una tasa del 10% los 5 primeros años y del 15% luego, siendo que hoy en los bancos la tasa promedia el 18% por ese monto.

Supongamos que en la familia López, trabaja el padre y la madre y cada uno recibe el salario promedio que en nuestra provincia llega a los $ 8.700 para alimentar y educar a sus 2 hijos.

Con ese ingreso podrán obtener los $ 520 mil a devolver en 20 años. La cuota les llevará casi un sueldo: 6.100 pesos pero con la inflación irá disminuyendo su impacto en los ingresos de la familia.

El problema es si además tienen que pagar un alquiler en el que se le irán unos 3 mil o 4 mil pesos más; entonces le quedarán de sus $ 17.400 iniciales, sólo $ 7.300 entre la cuota del préstamo y el alquiler.

¿Qué hubiera pasado si los López iban a pedir $ 520 mil a los bancos? No se los hubieran dado debido a que tendrían que haber demostrado ingresos por $ 25.000, aguantar una tasa del 18% y pagar una cuota mensual de unos $ 9 mil durante 20 años. Claramente la financiación del Procrear es conveniente. Pero eso sí, antes hay que salir sorteado.

Vamos a suponer que los López ya tienen un terreno donde poder construir su casa, con lo cual no estamos computando entre   $ 60 mil y $ 150 mil por uno de 300 m2 cuyo precio variará en función de la zona y si tiene o no servicios.

La vivienda que construirán con los $ 420 mil del Procrear no podrá ser mayor de 74 m2 porque es lo que pueden construir con esa cantidad de dinero hoy. El Colegio de Arquitectos de Mendoza indica que el costo del m2 por estos días ronda los $ 7 mil.

Pero los planes iniciales de esta familia era construir una casa más grande. Es que ellos comenzaron a hacer sus planos de construcción en  julio de 2013 y en esa época el monto mayor para ese fin que daba Procrear llegaba a $ 400 mil.

Con ese dinero y estando en esa época el m2 a $ 4.400, según el Colegio de Arquitectos de Mendoza, podían construir una vivienda de 90 m2. En un año y medio (entre julio de 2013 y diciembre de 2014), la inflación les comió 16m2 porque el m2 aumentó 60%.

Ahora, para poder llegar a los 90m2 que planificaron, les hacen falta $ 110 mil más. Si la familia no tiene un pariente que les preste el dinero, lamentablemente deberán caer al sistema financiero que el Procrear buscaba evitar. Si deciden pedir unos $ 150 mil, les cobrarán una tasa del 16% y tendrán que pagar una cuota mensual de 2.400 pesos.

Pero sus ingresos ya no les alcanzarán debido a que el banco les pedirá ganar 12 mil pesos mensuales como requisito, y ya no los tienen porque están pagando la cuota de Procrear.

Mucha gente que salió sorteada en el Procrear ha tenido que apuntar a cumplir con las obras que les piden los tasadores para que les desembolsen el dinero y llegar así a tener la casa en condiciones habitables. Pero que la casa esté habitable no implica que esté terminada.

Sin dudas que para las personas que no tenían casa, poder tener un lugar propio a medio terminar es muchísimo, pero eso no es un plan de vivienda.

Jorge Sanchís, titular de la Cámara de la Construcción de Mendoza dijo a Los Andes hace un mes: "Los usuarios (del Procrear) tienen dificultades para terminar sus casas con los préstamos que se les otorga.  Conozco gente que ha sacado préstamos de Procrear para construir su casa y la plata no les ha alcanzado, sobre todo si obtuvieron su préstamo antes de la devaluación".

Gabriel Kessler en su libro Controversias sobre la desigualdad. Argentina 2003-2013, en el que realiza un buen balance de la década, indica con relación a la política de vivienda que "…    la misma reactivación catalizó o reforzó problemas de acceso a la vivienda.

En efecto, los precios de los lotes y los inmuebles urbanos conocieron un gran incremento debido a la disminución de las tierras disponibles, la mejora económica en general y a la de la industria de la construcción en particular. Así, familias que por un lado incrementaron su ingreso, enfrentaron crecientes problemas en la posibilidad de acceder a una vivienda".

Pero además Kessler destaca un dato clave: "Al mismo tiempo, hubo una pérdida de la capacidad del salario para acceder a la vivienda propia: en 2011 se precisaban 55 sueldos netos para construir una vivienda de 75 m2 (sin considerar los costos del terreno) y antes de la devaluación eran 35 sueldos".

Varios confundidos, a esta situación la llaman década ganada y exaltan el Procrear, un programa de acceso a la vivienda totalmente injusto. Destacan un programa en el que la adquisición de la casa propia, el sueño de muchísimas personas y uno de los valores simbólicos más fuertes de la clase media, depende del bolillero.

Un sorteo decide quién accede al préstamo y quién no y tampoco les garantiza que con el dinero que recibirán podrán terminar su casas porque la inflación va más rápido.

¿Eso es una política de vivienda que busca beneficiar a los que no tienen casa porque no pueden pedir plata a los bancos? ¿Es equitativo que gane el Procrear una persona que tiene ingresos por $ 50 mil y no obtenga el crédito uno que gana $ 15 mil porque no salió sorteado? Entonces, la equidad y la igualdad, depende del sorteo.

No es que se llegó a un acuerdo con los bancos para que las personas en función de un salario promedio puedan tener su casa terminada y no habitable en un tiempo razonable. El kirchnerismo no se animó a eso y optó por la justicia social que imparte el bolillero.

Por Gastón Bustelo - gbustelo@ losandes.com.ar

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