La carrera de Riquelme, entre amores y odios

Román dejó atrás el fútbol y en el mundo de la pelota las repercusiones se cuentan por miles. Se fue un gran jugador que dentro y fuera de la cancha tuvo amigos y no tanto. Un repaso.

Juan Román Riquelme le dijo adiós al fútbol. Fueron 18 años de una carrera brillante con 17 títulos, con pases de magia, con ese potrero inyectado en las venas. También con muchas idas y vueltas.

Con amigos de fierro, y con enfrentamientos muy fuertes. Uno de los ídolos más grandes de Boca se va con su personalidad a cuestas, la misma que siempre lo tuvo en el centro de la escena adentro, y también afuera de la cancha.

Entre los conflictos más destacados de Riquelme se destaca el que tuvo con Mauricio Macri, cuando éste era el presidente de Boca. Tras discusiones entre jugadores y dirigentes, la bomba estalló en un Superclásico contra River en el Clausura 2001.

Román pateó un penal, Constanzo lo rechazó, y el Diez la metió en el rebote. El festejo haciendo el Topo Gigio hacia el palco donde estaba el entonces presidente del club es una marca registrada. La situación no dio para más, y unos meses después Riquelme se fue a España.

En Europa, Riquelme jugó para Barcelona y Villarreal, y en ambos clubes tuvo conflictos. En el club catalán comenzó bien, pero se fue desinflando con el correr de los partidos.

Así, el holandés Louis Van Gaal lo apartó del plantel, y su presencia perdió fuerza. Fue entonces que recaló en el Villarreal de Manuel Pellegrini. Su paso por el Submarino Amarillo fue notable, ya que el equipo alcanzó entre otros logros la semifinal de la Liga de Campeones 2006.

Pero la relación con el técnico chileno se fue desgastando. ¿El motivo? Pellegrini siempre dijo que Román no participaba de todos los entrenamientos y no le permitió privilegios. “Pensó que podía estar por encima del Villarreal”, dijo Roig, el presidente del club. Y le dieron salida.

Entonces volvió a Boca, y también tuvo cortocircuitos con algunos compañeros. Con Julio César Cáceres, la tirantez tomó estado público. “Es un tipo complicado.

Está más motivado con la Selección que en Boca”, disparó el paraguayo en la previa de un clásico ante River. “El no sabe lo que yo siento por el club. Me duele que diga que tengo que dar un paso al costado.

Yo al club le di todo y me duele que un muchacho que no le dio nada se permita decir algo así en público”, fue la respuesta de Román en octubre de 2008. Ambos jugaron pocos días más tarde en el Monumental, se llevaron una recordada victoria por 1-0 con gol de Viatri cuando Boca estaba con uno menos y, como parte de la euforia, hasta se dieron un abrazo en los festejos.

También se enfrentó con Martín Palermo, en una guerra de celos que se trasladó desde afuera hacia adentro del campo de juego.

Fue muy notorio cuando el Titán marcó el gol que lo convirtió en el máximo anotador de la historia de Boca: en el festejo fue desairado por Riquelme, quien había hecho toda la jugada y le dio el pase final, pero en el momento del tanto salió corriendo hacia su propio arco. Aquella tarde quedaron marcadas las diferencias, y luego Román explicaría que no había querido festejar el gol frente a la barra brava.

Cuando Palermo hizo su partido homenaje, no lo invitó. A lo largo de su paso por Boca, el futbolista surgido en Argentinos también se cruzó con Guillermo Barros Schelotto, Diego Cagna, Walter Erviti, Leandro Somoza, Agustín Orion y Julio César Falcioni, entre otros.

La última pelea de Riquelme en Boca fue con Daniel Angelici. Cuando el dirigente era tesorero del club, en julio de 2010, renunció a su cargo porque  Directiva decidió sellar un contrato con el crack por cuatro años.

Luego fue electo presidente y de entrada quedó claro que Román no estaba entre sus favoritos, algo que le hizo sentir de diversos modos. La relación se terminó de romper a mediados de 2012, tras la derrota ante Corinthians en la final de la Copa Libertadores. Con el regreso de Bianchi, volvió Román, pero el vínculo entre DT y jugador ya no fue el mismo de los años felices.

La historia de desencuentros de Riquelme tiene un capítulo con la Selección, con la que participó en el Mundial de Alemania 2006 con José Pekerman como entrenador, y continuó con Alfio Basile. Pero todo cambió con la llegada de Maradona, luego de un operativo clamor que desbancó al Coco. “No tenemos los mismos códigos. No podemos trabajar juntos”, disparó Román, y renunció a la celeste y blanca.

En la vereda de los amigos de Riquelme se encuentra Marcelo Delgado. “Para hablar de Román hay que conocerlo, es un tipo humilde, sencillo, él te va a ayudar en todo lo que pueda”, dijo el Chelo.

En la misma sintonía se mantuvo Clemente Rodríguez, el lateral que se entendía a la perfección con Riquelme dentro y fuera de la cancha. “Román no merecía irse así de Boca”, tiró. También Hugo Ibarra, otra gloria que compartió con Román los mejores años de Boca, fue una figura siempre próxima.

Sobre todo en los últimos tiempos en Boca, ser cercano a Riquelme fue una carga para muchos jugadores a los que les hicieron pagar caro esa amistad. Le pasó a Javier García en su momento, también a Diego Rivero, a Lucas Viatri y más recientemente a Pablo Ledesma. Todos a su momento fueron dejando el club.

En España, más precisamente en Barcelona, Andrés Iniesta siempre lo recuerda con cariño y admiración. Lo mismo que Xavi.

Entre los técnicos que mantuvieron una buena relación con Riquelme se podría mencionar a Miguel Angel Russo (ganaron la Libertadores  2007).  Y también tejió buenos vínculos con Basile y Ramón Díaz, presenció su debut en el Bicho en la B Nacional.

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