La base de la violencia es la desigualdad

Hay que revisarnos en cada una de las áreas en la que vivimos y coexistimos, y el seno familiar resulta una de las aristas fundamentales.

La base de la violencia, y la de género en particular, tiene que ver con las desigualdades existentes. El hecho de legitimar que hay personas que por determinadas características biológicas tienen más derechos que otras, por tener diferente género (con otras características) genera un desigualdad creciente. La misma ubica a las niñas en un lugar de poco reconocimiento (pensemos en las tareas domésticas, o trabajos mal pagos) por sobre los varones (ubicados bajo el halo de determinados juegos, deportes y estereotipos). Algo que sólo potencia inequidades.

El pensamiento de que el varón que llora "es débil", y las nenas tienen que encontrar el día de mañana una persona que las "proteja" (disminuyendo su poder de autonomía) forma parte de conceptos y ejemplos nocivos en la crianza, que encuentra eco en lo sociocultural. Todo eso sigue contribuyendo luego a la naturalización de la violencia hacia las mujeres.

Tenemos que rever como padres qué ejemplos proyectamos en nuestros hogares, o qué hacemos frente a un problema: si priorizamos el diálogo o la violencia, o si la respuesta se busca en los estereotipos sociales "por ser hombre" o "por ser mujer".

Hay mucho por reflexionar y muchas pequeñas acciones que desde la crianza pueden contribuir (entre muchos otros aspectos) a lograr una sociedad más igualitaria, en términos de oportunidades para desarrollarnos plenamente como verdaderos seres humanos.

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