La arquitecta que desarrolla grandes proyectos en Dubai

Los Emiratos Árabes son para la arquitecta Natalia Lizarraga (30) una especie de lienzo en blanco en el que le ha tocado trabajar. Es que la joven mendocina se mudó a Dubai -uno de los siete emiratos- en 2011 y desde entonces ha participado en grandes proyectos como shoppings, en el restaurante de un parque de diversiones y hasta en el centro comercial de la capital.

Nacida en Godoy Cruz y recibida en la Universidad de Mendoza, partió en 2009 para hacer un intercambio con la universidad de Virginia Tech, en Estados Unidos. “El objetivo era realizar la tesis de arquitectura y luego presentarla en Mendoza para poder recibirme”, comenzó a relatar Natalia desde tierras árabes. En Norteamérica permaneció un año y luego volvió a viajar para realizar pasantías en diferentes estudios de arquitectura en ese país.

“Uno de los estudios donde empecé a trabajar me ofreció irme a Dubai para comenzar la oficina que estaban abriendo allá”, recordó. Se trataba del estudio RTKL. “Es una firma que comenzó desde muy abajo y fue creciendo. Hoy en día es una de las empresas de diseño comercial más grandes que hay. Su sede central está en Estados Unidos pero tiene oficinas en todas partes del mundo”, describió Natalia.

Muy decidida, en 2011 armó sus valijas y se instaló en la capital de Dubai. “Fui parte de los inicios de la oficina cuando éramos sólo cinco personas y dos de nosotros arquitectos. Así comenzamos a conseguir proyectos y fuimos creciendo”, contó. Si bien en Estados Unidos ella formaba parte del estudio como diseñadora de centros de salud y hospitales, una vez que comenzaron a ver el potencial en otros rubros se sumó a un equipo encargado de diseñar desde shoppings, restaurantes y parques de diversiones hasta hoteles cinco estrellas.

“He trabajado en proyectos muy interesantes y distintos en los tres años que llevo acá. En este momento estoy diseñando el shopping más grande de Arabia Saudita, con pistas de esquí interior y todo tipo de entretenimientos”, señaló la arquitecta, y explicó que con el calor extremo que se siente en la península arábiga se acostumbra a planificar ese tipo actividades en el interior y con aire acondicionado.

Uno de los proyectos más novedosos en los que le tocó participar fue la parte comercial y restaurantes del primer parque de diversiones en Dubai, que está en construcción en este momento. “Fue diferente y divertido trabajar con creativos de Disneyworld y además que tienen un concepto muy distinto a la arquitectura de todos los días. Fue un desafío tener que hacer que estos espacios funcionen pero al mismo tiempo que sean temáticos y divertidos”, destacó Natalia.

El año pasado también formó parte de un Master Plan (propuesta global de uso) para crear el nuevo downtown (centro de la ciudad) de Dubai. “Este tipo de proyectos te da una perspectiva muy interesante desde el punto de vista de transporte y de nuevas formas sustentables de construir”, comentó.

Para ella, es único poder empezar una ciudad en un terreno vacío: “Esto casi nunca pasa; siempre uno tiene algo desde donde comenzar o con qué trabajar, pero los Emiratos es un como un lienzo en blanco, es más difícil de lo que uno se imagina”, precisó.

Como una gran apasionada del diseño, hoy Natalia se siente feliz con el rol que desempeña. “Saber que puedo crear algo nuevo todos los días lo hace muy emocionante. Saber que somos responsables de diseñar el espacio en donde la gente vive, come, estudia o duerme es mucha responsabilidad, pero cuando uno lo ve terminado y funciona es gratificante”, enfatizó.

En su tiempo libre, la mendocina aprovecha para conocer diferentes playas y viajar por Asia. “Es impresionante lo que uno crece y aprende viajando y conociendo gente; hace que todos los días valga un poco la pena estar tan lejos de casa”, aseguró.

Ser mujer en un país musulmán

Cuando a Natalia le ofrecieron trabajar en los Emiratos Árabes temió por no saber cómo sería vivir en un país musulmán siendo mujer. “La verdad que no es fácil, pero Dubai es muy cosmopolita y abierto comparado a algunos de los países que lo rodean. Siempre me dije que mientras pueda mantener mis derechos como ser humano entonces sí podría vivir en un lugar así, entonces me quedé”, relató, a la vez que reconoció que todavía hay aspectos de esa cultura que la impactan y que todavía no puede entender: “Y uno instintivamente las quiere intentar cambiar, pero tampoco funciona así. Yo respeto su cultura mientras ellos respeten la mía”.

En cuanto a los emiratíes, los describió como personas muy atentas: “Como en todos lados, hay de todo y a cada uno le toca una realidad distinta. Han tenido la suerte de crear un lugar de negocios con mucho potencial pero saben que sin la ayuda de los extranjeros este lugar no sería lo que es hoy, por eso nos ‘malcrían’ en algunas cosas”. De hecho, contó que allí conviven personas de más de 200 nacionalidades. “Eso hace el lugar muchas veces más agradable, pero muchas otras un caos. Por ejemplo el tránsito: cada uno maneja como en su país y no sabía, hasta que llegue acá, que habían tantas diferencias”, recalcó.

En su trabajo le toca compartir con gente de todas partes del mundo. “Es muy interesante y muchas veces difícil pero hace que uno entienda que en este mundo no estamos solos, dejamos de ser egoístas y empezamos a entender a las personas a otro nivel: de dónde vienen, cuáles son sus costumbres y todo su potencial”, remarcó.