Juan Pablo II: el barrio que surgió tras un aluvión en 2005

Son 98 viviendas, en Agrelo, en el límite con Perdriel. El conglomerado fue inaugurado en 2006. Al lado están construyendo la extensión, con 75 unidades habitacionales para personal penitenciario. La plaza, un reclamo de los vecinos.

El 14 de febrero de 2005 se produjo en Luján de Cuyo un muy severo aluvión que abarcó un amplio frente, dañando casas e infraestructura pública entre Perdriel y Chacras de Coria.

El saldo más penoso de ese fenómeno climático fue la muerte de 2 personas, una de ellas Olga Alesandrina Trentacoste (81), en Tres Esquinas, Perdriel, y la restante, el enólogo Juan Gualberto Gabrielli (47), quien se ahogó, en Viamonte y Longone.

La tragedia fue acompañada por la destrucción de muchas precarias viviendas, el daño en cultivos y afectando rutas y calles y obras  hidráulicas.

Para paliar las contingencias sufridas por la gente que quedó desamparada, el gobierno del entonces gobernador Julio Cobos construyó el barrio Juan Pablo II, en la calle Moldes de Agrelo, casi en límite con Perdriel, a 100  metros de la ruta 15 y a unos 300 metros de la bodega Norton.

La barriada se hizo rápido, con intervención del IPV y desarrollando un proyecto que elaboró la Dirección de Vivienda de la Municipalidad de Luján, con ejecución a cargo de la empresa Muñoz-Frigerio.

El 11 de diciembre de 2006 llegaban los primeros adjudicatarios al flamante barrio, inaugurando las unidades habitacionales, de 60 m2, 2 dormitorios, cocina comedor, baño y capacidad para ampliar con un ambiente más. Para muchos vecinos del lugar fue un volver a vivir luego de haber sufrido las consecuencias de la correntada y haber tenido que alquilar o amontonarse en casas de familiares al quedarse sin hogar.

Hoy, aunque las calles son de tierra y no hay cloacas, el conjunto está consolidado como un barrio humilde y de pobladores trabajadores, pero cruzado, a veces, por hechos de inseguridad.

Los habitantes esperan superar alguna vez la amenaza de alguna intranquilidad remanente, que se haga realidad el servicio sanitario pendiente para reemplazar los pozos sépticos y se construya la ansiada plaza del barrio, que falta a pesar del terreno reservado para tal fin.

¿Por qué es indispensable una plaza o una sede comunitaria en el conglomerado distrital?. Sencillamente porque lo habitan más de 300 menores, según un censo provisorio realizado por mujeres antes de reciente festejo del Día del Niño.

Al Juan Pablo II le está surgiendo, al lado, una réplica, que llevará  también el nombre del emblemático papa polaco. El II se está construyendo a través del programa nacional Techo Digno nacional y está reservado a empleados penitenciarios en general, pero apuntando a radicar en ese punto a quienes trabajan en los centros penales de detención de Campo Cacheuta, especialmente Almafuerte. Son 75 unidades, que levanta la UTE Iron SA-Calzetta SA. Estará para entregar en marzo del año próximo.

Historias pasadas por agua
La mayoría de los habitantes del Juan Pablo II vivía en el cuadro estación de Perdriel y sectores aledaños. En aquella tarde del 14 de febrero de hace una década precipitó 87 mm en una hora. Perdieron todo, y algunos hasta sufrieron consecuencias físicas.

Es el caso de Roberto "el Caballo" Ortiz (45), quien por estar varias horas expuesto al hielo de la granizada y el líquido acumulado, tratando de salvar enseres y mobiliario, sufrió una úlcera varicosa en la pierna  izquierda, que lo privó de seguir trabajando, ya que no consigue pasar el examen preocupacional por esa lesión. Ortiz se gana el sustento diario manejando un camión, que contratan, como ha ocurrido ahora, empresas viales.

Mientras gestiona alguna pensión por su parcial invalidez, sostiene que es feliz con su esposa, Patricia Díaz y los 2 hijos que tiene la pareja. "Disponer de un techo propio es un alivio", dice por teléfono, desde la ruta provincial 61, donde está subcontratado por una firma que trabaja en la repavimentación de caminos próximos al dique El Carrizal. Su otro oficio, el de tapicero, no es rentable en la actual locación.

En cambio, Alicia Fredes se mudó desde más lejos a consecuencia del devastador temporal. Residía en Pueyrredón y Medrano (Chacras de Coria). En la actualidad trabaja de celadora en la cercana escuela primaria General Espejo, en el corazón de Agrelo.

Jorge Livellara (54) se quedó "en la pampa y la vía" (como él dice) en su antigua morada de calle Ugalde y fue uno de los tantos damnificados, junto con su hermana Liliana.

La erradicación forzosa también alcanzó al jardinero Antonio Barrera, con sus 3 hijos y mujer. Ocupaban un precario inmueble en el asentamiento "14 Provincias" de la calle Viamonte y Chile, Luján.

"La tormenta nos dejó sin nada, pero 2 años después nos entregaron la nueva vivienda en esta parte de Luján". Como sus clientes están en Chacras de Coria, cuando se le rompe el ciclomotor con el que lleva sus implementos de trabajo, transita entre 15 y 20 km en bicicleta para llegar a los jardines que atiende, especialmente en la calle Almirante Brown. El recorrido no está exento de peligros por el intenso tránsito vehicular que recorre la ruta 15,  las calles Chile, Viamonte y otras.

Alicia, la celadora, resumió lo que podría definirse como un pensamiento general de la comunidad. "Venir aquí fue para muchos un cambio total, algo traumático, pero para bien. No nos conocíamos y aprendimos a vivir en este nuevo escenario", razonó. Varios de los afectados por aquella tormenta siguen siendo personas jóvenes o de mediana edad, y el ideal planteado por la trabajadora no parece estar lejano, si todos quieren lo mismo.

Devastador saldo del temporal

Aproximadamente 4.000 hectáreas de cultivos con daños del 100 por ciento, al menos 50 viviendas inhabitables, más 500 casas anegadas y cerca de 300 evacuados, fue el saldo que dejó el aluvión del lunes 14 de febrero de 2005, en Luján de Cuyo y Maipú.

En la atmósfera del día después  se respiraba una deuda pendiente: un presa que nunca se construyó y que, según los especialistas, hubiese aminorado las consecuencias del fenómeno.

Un objetivo: la unión vecinal

La ya citada y ausente plaza y la carencia de cloacas, son las aspiraciones de la gente que habita el Juan Pablo II. También el asfalto en las calles del lugar, pero a condición de primero instalen el servicio sanitario pendiente. Estas son aspiraciones materiales e imprescindibles recogidas en las entrevistas.

Subyace también la falta de unión vecinal, que muchos desearían tener para encauzar las pretensiones del conjunto de habitantes.

"Tuvimos un esbozo de entidad, estábamos tramitando la personería jurídica, pero de improviso todo se dejó", comentó Patricia Díaz. Y añadió: "veremos si en el corto plazo podemos reflotar la idea, porque teniendo una vecinal se encausan mejor los pedidos de la población".

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