Juan Minujin: “Estamos lejos del ideal”

Mientras Segundo, su celebrado personaje en “Viudas e hijos del rock and roll” (Telefe) anima una de las subtramas más atractivas de la televisión vernácula, Juan Minujin se multiplica para hacer frente a su salto a la popularidad, que nunca fue una meta.

Termina de grabar a fin de mes en “Viudas...”, pero el próximo jueves llega a la cartelera de los cines con dos grandes títulos: “Pistas para volver a casa”, de Jazmín Stuart, y “Focus”, en la que comparte escenas con Will Smith.

Además, ya ensaya “Venus en la piel”, un clásico del teatro erótico que protagonizará, en abril, junto a Carla Peterson. Conscientemente versátil, sigue escribiendo y pensando en dirigir, sin desestimar el impacto de sus personajes en el público.

Asume con gusto la interpelación social que despertó Segundo, el marido gay de la protagonista, que mantiene una relación homosexual no consumad con Tony (Juan Sorini).

El público les pide a gritos que salgan del closet. Y tiene espaldas Juan para bancar esa exposición. Pasó su infancia en el exilio, trabajó de estatua viviente, tocó el violín en el subte, y va del under al mainstream “pensando el lado b” de lo que le toca y elige vivir.

- Frente al amor prohibido entre Segundo y Tony, ¿esperabas semejante repercusión?

- El personaje tenía una problemática rica, compleja y entendible. Después, lo que ocurrió con la pareja fue algo que sorprendió incluso a los productores y escritores, y que empezamos a sostener porque funcionaba, se podía proyectar.

Mi personaje sigue ocupando el mismo lugar, una especie de antagonista de Damián (de Santo) sin ser un villano, pero tiene una problemática propia. Y produce empatía, incluso que el público se exprese al respecto, ¿marca eso un cambio cultural? Aunque no es novedosa una pareja gay en la ficción, sí lo es esta posibilidad de expresarse a favor de una pareja gay.

Satírico, estereotipado, antes se integraba el tema por el lado de la risa, o lo raro. Ahora se puede opinar más de la relación. Pero estamos lejos del ideal. La pareja sigue siendo una pareja gay en un mundo en donde eso no está aceptado. Es lógico, aunque haya un cambio grande dado, entre otras cosas, por la Ley de matrimonio igualitario.

- Vía Twitter les piden que salgan del closet, que se desaten...

- La pareja tiene muchos seguidores. Interpela. Por un lado a un público que quiere que se asuma como gay, y que el tema de salir del closet sea más fácil. Creo que en el futuro uno va a poder entrar y salir del closet fácilmente, no va a haber una línea divisoria tan fuerte entre el mundo heterosexual y el gay. Pero también interpela a gente que no tiene una posición sobre el tema. Ven a alguien que no puede asumir lo que le pasa ni liberar su deseo.

- Hay también un conflicto de clase con la familia de Segundo...

- A todos nos sorprendió la identidad que cobró la familia Arostegui. No yo, pero el resto de mi familia son claramente los villanos de la novela. Son menemistas, hablan de que en ese momento el país funcionaba y ellos hacían lo que tenían ganas. Menem, más allá de la posición de cada uno, está desprestigiado para cualquiera.

Pero puertas adentro esa idea de sociedad se sigue ensalzando. Los Arostegui encarnan esa faceta hiperconservardora de cierta parte de la sociedad argentina.

- ¿El público deposita en vos, en tu personaje, la necesidad de reivindicar ciertas cosas?

- No en Juan Minujin, pero sí me parece que la resonancia masiva de la tele sirve para poner de relieve ciertas reivindicaciones, demandas y luchas de grupos minoritarios. Este es un caso.

- ¿Te motiva como actor?

- Me gusta. Todos los personajes que hice apuntan a tocar algún valor humanamente importante.

- En tu película " Vaquero", hablás de la crisis existencial del actor, ¿es esta una manera de enfrentarla?

- A cualquier actor el rollo de la fama, la popularidad, la guita, el prestigio, el reconocimiento, le pega en el eje. Son temas con los que voy dando vueltas neuróticamente.

Siempre hay un punto de insatisfacción en relación a la actuación. Y por otro lado me parece divertido ver el costado más patético y miserable de los actores, con humor, sin desprecio, algo que también está en mí. No hay un enemigo afuera. Con Segundo, podríamos decir que son los Arostegui, pero en definitiva el que no puede ser gay es él.

- ¿Contra qué prejuicios luchás?

- Ahora escribo sobre un estilo de vida que uno se arma, una situación de una escuela privada, de una persona que te cuida las hijas, una dinámica que impide ver el lado b de todo eso.

- Preocupación que se traslada a lo político, en tu Twitter seleccionás artículos del caso Nisman.

- Trato de ser cauteloso. Pero tengo un punto de vista. Rescato fuentes de información que no son las que más circulan y que ofrecen puntos de vista interesantes. Sin bajar línea.

- Sos argenmex, un origen político para estas preocupaciones...

- Claramente. Fuimos exiliados políticos y eso forma parte de mi identidad. Los argenmex somos todos distintos, pero nos une un interés natural por ciertas cuestiones (Sus padres se exiliaron primero en Inglaterra y luego en México hasta 1983). Tuve una infancia feliz, alejada de la situación opresiva que había acá.

Pero también nos llegaba la angustia de nuestros padres, sabiendo lo que ocurría con sus compañeros. Asumo con orgullo y alegría esa parte de su historia. Padre matemático, madre socióloga y de tía, Marta Minujin. Puede salir un interesante equilibrio de esa mezcla...O no. Podría ser lo contrario (risas).

- Segundo, ¿sale del closet?

Está dando la batalla. Tuvo una vida heterosexual no plena, pero todo se encamina hacia la libertad.