Injerencia nacional no esperada

Injerencia nacional no esperada
Injerencia nacional no esperada

José Luis Toso - jtoso@losandes.com.ar

El justicialismo mendocino tenía una certeza: corría detrás del radicalismo de Cornejo de cara a las primarias de abril, pero se sentía seguro de manejar su propia estructura y a partir de ahí buscar cómo encarar una remontada que le permitiese equiparar medianamente posibilidades electorales.

Pero la semana que termina presentó aspectos complicados para el oficialismo local y muy pocos imaginaban un cierre de candidaturas con tanta tensión.

La inesperada injerencia del kirchnerismo nacional en la definición mendocina de candidaturas alteró los planes de varios y, paralelamente, potenció a quienes se sentían meros espectadores de una interna, con escasas posibilidades de participación.

Curiosamente, las llamadas desde Buenos Aires convocando a urgentes reuniones para ver qué ocurría con la interna en esta provincia llegaron casi a la par con los cambios que Cristina Fernández de Kirchner introdujo en su gabinete ministerial para, según la apreciación de muchos, dotarlo de una mayor pertenencia a los preceptos y estilo del kirchnerismo de raza, en meses de un paulatino tránsito hacia la despedida del poder.

Quienes viajaron el viernes a la tarde hacia la Capital Federal respondiendo a una llamada de alguien que representó a Cristina Fernández de Kirchner lo hicieron sabiendo que la pulseada en los salones presidenciales no iba a resultar fácil.

El operador Juan Carlos Mazzón no sólo se anotició de que debía sumarse a la discusión sino que también volvió a escuchar de boca de las principales espadas cristinistas que la precandidatura de Adolfo Bermejo no es para nada lo más deseado por la Presidenta.

Sin embargo, Bermejo, que estaba en Buenos Aires y se interesó por el sorpresivo cónclave, esta vez no dudó en rechazar toda posibilidad de dar un paso al costado para satisfacer las pretensiones presidenciales, lo cual de algún modo envalentonó nuevamente a los hasta ahí desconcertados emisarios del tradicional peronismo mendocino.

Aseguran en círculos cercanos a los principales referentes de las corrientes internas del PJ local, que Mazzón emprendió el regreso a Mendoza con la firme idea de buscar la unidad del oficialismo (incluyendo a los sectores kirchneristas) por expreso pedido presidencial, pero siempre recordando una sugerencia: “Si tiene valor la opinión de Cristina, ella prefiere a Carmona”.

Siempre en sintonía con la búsqueda de la armonía entre los sectores, Carmona, que formó parte de la comitiva dirigencial que viajó de urgencia a última hora del viernes, habría abierto a los sectores tradicionales del PJ mendocino el casillero de su eventual compañero de fórmula ante la posibilidad de que la voluntad presidencial se impusiese sobre la “rosca” entre caciques.

También habría reclamado un par de intendentes de sus sectores cercanos y un buen porcentaje de cargos electivos en las listas para sellar la unión reclamada. Mazzón, en cambio, también pretendía que los sectores K estuviesen dentro del arreglo, pero siempre defendiendo que el maipucino Adolfo Bermejo fuese el que encabezara la fórmula gubernamental.

“Es una decisión del peronismo mendocino”, se encargaron de aclarar con énfasis ayer voceros de los sectores tradicionales del PJ.

El panorama interno cambió tan bruscamente con la participación del kirchnerismo nacional que varios anotados para las listas de candidatos nacionales, que se dirimen en las PASO de agosto, prefirieron dejar pendiente ese requerimiento.

No hay que olvidar que el intendente Miranda y el Gobernador estaban llamados a ser quienes encabezaran las candidaturas a senador nacional y diputado nacional.

Pero este enrarecimiento del clima partidario los llevó a dejar en suspenso sus pretensiones, aunque cuando el temporal se calmó un poco y el posible acuerdo entre “caciques” y sectores K voló definitivamente por el aire, volvieron a insistir con esos lugares en las listas que competirán recién en agosto, con las PASO nacionales.

Una voz del gabinete de Pérez criticó la influencia de la Casa Rosada en la definición de las candidaturas aquí. Se trata de Rodolfo Lafalla, ministro de Gobierno, y lo hizo en declaraciones periodísticas.

Dijo haberlo hecho a título personal, pero por tratarse de un dirigente con trayectoria política y de una relación muy amigable con el jefe del Ejecutivo, lo suyo sonó casi como una voz oficial. Hay que tener en cuenta, como ya señalamos, que el oleaje generado en Balcarce 50 puso en peligro las pretensiones de Pérez para después de su actual mandato.

Desgaste previo. Otro asunto a tener en cuenta es la enorme tensión que durante la semana ya había soportado el oficialismo provincial también a raíz de las diferencias por las precandidaturas para las PASO de abril. La desmedida postura del ahora ex ministro Matías Roby generaba zozobra porque entorpecía el acuerdo que tenía como eje a Bermejo.

El hasta ese momento titular de Salud había amenazado con competir por afuera de la estructura partidaria en las PASO. Su enojo, con un enfrentamiento mediático con el Gobernador inusitado y con términos de altísimo voltaje, no tenía límites y ratificaba a viva voz su decisión de seguir anotado como precandidato a suceder a Pérez aun estando afuera del Gobierno.

Roby seguía sin resignarse al acuerdo al que había llegado Pérez con los demás sectores internos hace un par de semanas, que le garantizaba a éste la candidatura a primer diputado nacional pero le cerraba la puerta a cualquier otra aspiración del sector conocido como paquismo, es decir, el Gabinete básicamente.

Martínez Palau, otro ministro de Pérez, también se mantenía firme en su cruzada por ser precandidato a gobernador pero sin conflictos mayores con Pérez y la estructura partidaria, ya que su sustento nacional es el ministro Florencio Randazzo. Sin embargo, cuando sobrevino la avanzada kirchnerista nacional los alfiles cristinistas habrían aclarado que no es Randazzo quien puede llegar a definir una candidatura en Mendoza.
 
La gestión y el liderazgo. Con todo este revuelo internista por el cierre de candidaturas, poco y nada se valoraron los asuntos de gobierno, que bastante importancia tuvieron en la semana. Una de las preocupaciones de Pérez pasaba por saber qué humor social iba a acompañar los actos centrales de la Fiesta Nacional de la Vendimia, una vidriera que seguramente tendrá muchos anotados en este año electoral.

La firma del postergado acuerdo vitivinícola anual con San Juan buscó tranquilizar los ánimos alterados de casi todos los protagonistas del sector. Y la aprobación docente de la oferta paritaria hecha por el Ejecutivo le garantizó al Gobierno un comienzo de clases más tranquilo que en años anteriores.

Finalmente, muchas voces de justicialistas expectantes por las negociaciones por los cargos atribuían ayer la turbulencia existente a una crisis de liderazgo, que apunta directamente a la conducción del justicialismo mendocino, que es compartida e incluye al Gobernador, al Vice, a los jefes departamentales. ¿Soplarán vientos de cambio en el oficialismo mendocino?

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