Ilustrar identidad

La artista mendocina Mariana Baizán construye una obra original en torno a dos ejes: la autorreferencialidad y la militancia. Con un trazo potente, rescata a grandes mujeres olvidadas por la Historia y busca expandir la conciencia sobre derechos humanos e

Mientras come, dibuja. Cuando los clientes le dan un respiro, dibuja. Al subir las escaleras al quinto piso, dibuja. Y con esa acción instintiva e incontrolable ha bautizado su blog: Mariana Dibuja. Para esta pelirroja inteligente y curiosa, la ilustración, desde niña, ha sido un medio de respiración.

Mariana Baizán se graduó en Artes Visuales de la UNCuyo. De entrada se dedicó al dibujo, buscando cualquier soporte. A comienzos del año 2000, cuando ingresó al staff de la Revista Zero, supo crear imágenes para los mágicos cuentos de Andrés Llugany. Luego de una década colaborando con asiduidad, sus ilustraciones aparecieron en  Diario Los Andes. “Siempre prefiero las notas referidas a la igualdad de género y los derechos humanos”, dice.

Fue desarrollando, pues, un  perfil de ilustradora feminista y militante. Hacia el año 2010, cuando junto al Colectivo de Mujeres Juana Azurduy publicó el libro “La Patria También es Mujer”, elaboró un volumen de cómics basado en las biografías de mujeres latinoamericanas comprometidas con la lucha libertaria y feminista.

Esa experiencia la atravesó: su trazo se afinó con la militancia y con un vuelco en la temática de sus ilustraciones, más referidas al feminismo, a la lucha social, y a los derechos humanos, sin abandonar las creaciones de estilo más naif y pop,  siempre con guiños, humor y referencias a sí misma.

Cuando cumplió sus 40, no podía celebrarlo de otra manera que realizando un calendario ilustrado, el que muestra el pasar de los meses en relación a los ciclos y los cambios de piel de una muchacha sensible e independiente.  También hace  tarjetas, pins, imanes, cartelería, flyers y figuritas histórico-militantes.

Su primera muestra individual fue en 2012. “La idea fue presentar ilustraciones y textos, todos de mi autoría, montadas en soportes de libros viejos y reciclados, a modo de bastidor. De ahí la idea de que todo esto fuese como mi gran diario íntimo, expuesto al público, a modo de abrir no solo mi arte, sino también mi espíritu al espectador.”

Luego vinieron las series. Una, dedicada a homenajear a los célebres monstruos del cine, la literatura o el cómic, donde los “villanos” aparecen interactuando con el personaje de una pelirroja que duerme, mientras ellos derraman lágrimas. “Tiene que ver con una vieja historia de ‘amor’ y desamor... En la última imagen, en vez de llorar el monstruo, llora la chica. O mejor dicho yo.”

Otra, compuesta de ilustraciones militantes, se centra en el reclamo en favor de un Estado Laico para Argentina, independiente de cualquier creencia religiosa. “12 estaciones para un Estado laico” se compone de trabajados en acrílicos, tomando el estilo de los vitrales eclesiales; las 12 ilustraciones toman como modelo las estaciones del vía crucis católico.

Dicha serie fue presentada primero en la muestra “(Des)bordes. Arte, cuerpo y violencias”, y luego como intervención callejera en la Radio Abierta realizada para la marcha del 25 de noviembre, por el día de la lucha contra la violencia hacia la mujer.

Para ella, Mariana se basó en la interpretación y adaptación del texto “Los 10 Mandamientos para un Estado Laico” del Diario Público de España, escrito en 2008, cuando el gobierno español comenzó la lucha para convertirse al laicismo.

“El 2014 fue el año en que decidí que mi trabajo de ilustración debía significar algo para la vida, y no ser simplemente un conjunto de meras imágenes decorativas. A eso se suma  que fue el año en el que más fuertemente milité por los derechos de las mujeres, realicé diversas ilustraciones que tocan los principales ejes en los que trabaja el feminismo, como el pedido de implementación del ANP, la trata, la salud de las mujeres”, destaca.

Le llama “ilustración militante”. Y lo dice desde la certeza para desmoldar los lugares comunes en el que las quieren articular o en un registro que intenta llenar vacíos.

Está conciente de sus agallas para hablar y de sus intentos para buscar nuevas formas, alegres, irónicas, guarras, periodísticas, empoderadas, de marcar nuevas agendas sobre la necesidad de legalizar el aborto, combatir el acoso callejero y la violencia obstétrica, visibilizar la lucha de las madres protectoras contra el abuso sexual y apelar a la divergencia sexual y corporal.

Recientemente, difundió una ilustración de la Capitana de Belgrano, María Remedios del Valle Rosas. Y cuenta su gran historia: “Porteña de nacimiento, comenzó a luchar por la Patria en 1810, acompañando a su esposo y a sus hijos, con el Ejército Auxiliar. Se la encuentra en todos los hechos de armas en que se encontró aquel Ejército, y siguió después desde Potosí, hasta llegar a Jujuy.

En 1812, enterada de que Belgrano estaba armando un ejército para la batalla de Tucumán, Remedios se presentó y rogó que le permitiese participar. Los soldados comenzaron a llamarla ‘Madre de la Patria’ y tras la victoria de Salta, en mérito a su valor, Belgrano la nombró capitana. Luego vinieron las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, donde María Remedios fue herida y tomada prisionera.

Sin embargo, así todo, ayudó a escapar a varios oficiales patriotas, lo que enfureció a los realistas. Finalizada la lucha por la independencia, María Remedios regresó a Buenos Aires, donde se encontró olvidada y reducida a la mendicidad.

¡Qué hubiera sido de Belgrano, sin la Remedios! Pero cuando se reescribe la historia argentina, hacia 1880, en los inicios de la historiografía argentina con Mitre, López y Saldías, pareció incorrecto tener una ‘Madre de la Patria’ negra y se la borra por completo de la historia”.

La ilustración de Remedios forma parte del álbum de figuritas (sí, figuritas) “Mujeres de la Independencia Latinoamericana”, con el que Baizánpropone reemplazar a los desgastados héroes foráneos.

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