Identifican en Mendoza restos de un salteño desaparecido

Néstor Alberto Oliva fue ejecutado en 1976 cuando cumplía el servicio militar obligatorio. Estaba enterrado como NN en el cementerio de Capital.

Identifican en Mendoza restos de un salteño desaparecido
Identifican en Mendoza restos de un salteño desaparecido

“El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) nos informó que el ‘compañero NN’ es Néstor Alberto Oliva”, contó ayer a Los Andes Mariú Carrera. Se refiere a un hombre asesinado y luego desaparecido por la última dictadura militar, cuyos restos fueron identificados esta semana después de casi cuatro años de investigación. Oliva era salteño pero cuando desapareció vivía en Mendoza. Ahora se supo que fue ejecutado en diciembre de 1976. Se trata del tercer desaparecido encontrado en el Cuadro 33 del cementerio de la Capital y, asimismo, del tercero identificado en nuestra provincia.

“Se trata de una causa en la que se investigaba el homicidio de Antonio Juan Molina que fue ejecutado en diciembre del ‘76 junto a otra persona, un NN. El EAAF ha hecho exhumaciones en el Cuadro 33 en varias ocasiones y en 2010 lograron identificar a Molina pero el otro NN no se sabía quién era. En los últimos dos meses se encontraron unas huellas necrodactilares en Santa Fe que habían sido remitidas desde Mendoza. Las envían acá y advertimos que podían ser de ése NN. Se determinó que pertenecían a Néstor Oliva con los exámenes genéticos que se realizaron sus familiares”, afirmó Daniel Rodríguez, de la Fiscalía de Delitos de Lesa Humanidad de la Justicia Federal.

El EAAF tiene sus laboratorios en Córdoba, por eso por el momento los restos de Oliva están en esa ciudad. El hombre, que había nacido en abril de 1950 en Salta,  tenía 26 años cuando fue asesinado junto a Molina. El crimen, perpetrado por militares, fue cometido en el paredón del frigorífico Vildoza, ubicado en calle Maza de Maipú. Allí fueron fusilados. Néstor vino a Mendoza para hacer el servicio militar y se incorporó al Comando de la Brigada de Infantería de Montaña VIII. Ya en su ciudad natal lo perseguían por pertenecer a la agrupación Montoneros.

Mariú es familiar de desaparecidos y querellante en la causa del Cuadro 33. Cuenta que Néstor era estudiante de Ciencias Económicas en la Universidad Nacional de Salta y había pedido una prórroga para poder hacer el servicio militar. “Cuando ingresa lo mandan a Mendoza. En Salta era perseguido. Hacía varios meses que su familia no recibía noticias de él cuando desapareció. Lo fusilaron junto a Molina: 32 impactos de bala en cada uno de los cuerpos. El Ejército le había dicho a los Oliva que vivían en Salta que el chico se había fugado. Es muy clara la mentira que rodea todo”, remarcó la actriz.

Hace dos semanas la noticia de la aparición del nieto de Estela de Carlotto, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, conmocionó al país. Ignacio Guido, el nombre que adoptó, fue encontrado luego de 36 años de búsqueda. Claro que esa historia tuvo un final más feliz que la de Oliva. Con esas emociones a flor de piel y con una entereza admirable (a ella le desaparecieron a su pareja, a su hermano y a su cuñada), Mariú reflexionó sobre el caso de quien hasta hace poco era el “compañero NN”.

"Es complejo lo que produce esta noticia. Una tranquilidad, por un lado, y por otro que es la prueba más rotunda de que lo que decimos es real. Los desaparecidos no son 'un invento para recibir subsidios de Holanda' como dicen los familiares de los genocidas. La muerte trae paz, saber que ya no sufren...Lo vivimos colectivamente, como hemos aprendido a vivir cada uno de los casos. Nos unen lazos de solidaridad y resistencia. El Cuadro 33 guarda una verdad muy grande", destacó Mariú. 

Además, vía telefónica desde Salta habló con este diario Nenina Lescano, integrante de la comisión de familiares de detenidos-desaparecidos y presos políticos de Salta. “Acá todos los años se hace un homenaje a los desaparecidos de la Universidad. Él (por Néstor) tiene una hermana que siempre participa de ese acto. Tengo muy presente la foto del chico Oliva porque hay un aula con las imágenes de todos los desaparecidos. Es una sensación de certeza saber qué pasó; es cerrar algo que quedaba siempre en incógnita. Quiero destacar el trabajo incansable de los antropólogos forenses y que en los cementerios clandestinos es mucha la lucha de los organismos de derechos humanos, no tanto de la Justicia”, señaló.

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