Generación NI NI, una problemática de los tiempos que corren

Ni estudian, ni trabajan. Jóvenes a los que nada los impulsa a desarrollarse profesionalmente, ni a tomar una responsabilidad. Quieren todo ahora mismo, sin esperar, y con el menos esfuerzo posible. Te contamos de qué se trata y cómo podés ayudar a tu hi

Nada que ocasione un esfuerzo me atrae, no me gusta o simplemente me da fiaca. ¿Cuál es el trabajo o la carrera más fácil o la que lleva menos tiempos para recibirse? Estas y muchas otras preguntas son las que se hacen los NI NI.

En esta oportunidad, entrevistamos a Alejandro Schujman, quien es psicólogo y ejerce desde hace más de 30 años en la profesión. Él se ha encontrado en los últimos 15 años con una situación que se da de manera creciente, y que consiste en un desconcierto por parte de los padres respecto a aquellos hijos que quieren todo de manera fácil, transformándose en el eterno adolescente, con una vida llena de confort en donde ellos saben que siempre serán respaldados.

Si hablamos en cifras, existen 1,8 millón de NI NI en América Latina desde 1992, y la gran mayoría son hombres. En nuestro país, el 80% de las jóvenes van a la escuela secundaria y sólo el 67% de los chicos asisten. Y cuando terminan el secundario, en donde el objetivo es comenzar una carrera, muchos se encuentran perdidos en la transición que conlleva encontrar una profesión que los motive y dejar atrás la etapa escolar, según fuentes de la OCDE.

Lo cierto es que los factores que conforman este fenómeno son: la poca capacidad de espera, escasas habilidades para tomar responsabilidades, falta de pasión y padres que temen ser autoritarios y son extremadamente sensibles provocando una ausencia de límites.

“Lo importante como adultos es reactivar la pasión en los jóvenes, ya que esta generación es el atasco entre la niñez y la adolescencia, en donde desde afuera parece ser que estos chicos la están pasando muy bien y son libres, pero la realidad es que son jóvenes asustados”, explica el psicólogo especializado en familias, Alejandro Schujman. Y agrega que: “lo ideal es que los padres, por más doloroso que sea, les hagan la vida amorosamente incómoda para que los hijos no se queden mucho más de lo necesario dentro del ámbito familiar (con esto me refiero a cuando estos chicos no hacen nada por ellos mismos) y se animen a buscar afuera aquello que los pueda hacer felices”.

Otra cuestión que se suma es la era digital en donde la tecnología y la virtualidad son una extensión del cuerpo, no solo de los adultos sino de los jóvenes: “si los adolescentes tienen una vida social, nutrida y rica a través de los muros de las redes sociales, cuando se apaga el monitor puede aparecer la más absoluta de las soledades”, concluye el especialista.

¿Cuál es la solución para ayudarlos?

Por un lado, es importante que puedan dejar el hogar de los padres, más allá de las cuestiones económicas; armar un proyecto laboral que sea propio y que no sea espejo de deseos de otro, tener alguna actividad que lo apasione y lo haga sentir realizado”, sostiene Schujman.

Otros consejos para colaborar en el 'despegue'

-Preguntarles cuál es su mayor deseo, qué les gustaría hacer.

- Alentarlos e incentivarlos a que hagan algo que le guste.

-No hay que presionar a los hijos con frases como “tiene que estudiar para que sea alguien en la vida”, “tiene que graduarse, para que aporte en la casa” (el dinero no debe ser el fin).

- Entender que la puesta de límites es necesaria siempre, es un bien que se le hace a un hijo para su futuro y ellos necesitan que alguien les ponga un freno.

Lecturas para orientarnos

Hay un libro que puede ayudarnos a definir más la problemática y encontrar respuestas a la angustia que ella nos genera como padres. Se llama “Generación NI Ni, jóvenes sin proyectos que ni estudian ni trabajan”.

Desde hace algunos años, un nuevo fenómeno social se ha puesto en la mira de los sociólogos y psicólogos de distintas latitudes: un alto porcentaje de jóvenes que ni estudia, ni trabaja, dificultando así su acceso al “mundo adulto”. Es la llamada “Generación Ni-Ni”.

Como señala el autor de este libro, psicólogo y padre de familia, este grupo está formado por varones y mujeres de entre 17 y 30 años: “sin proyecto de trabajo, vocacional, ni perspectivas de crecimiento personal, temerosos, indecisos, paralizados en su proceso de crecimiento, sin capacidad de tomar decisiones, instalados en el confort familiar. (...). Lo que define la condición de Ni-Ni, valga la paradoja, es la indefinición”.

¿Qué pueden hacer los padres frente a sus hijos de veintitantos años que no despegan ni proyectan su vida adulta? ¿Qué alternativas tienen los mismos protagonistas? ¿Cómo salir de este pantano que no los deja avanzar en el camino de la vida?

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