Garronazo II

A la Lepra le costó hacer pie y recibió un gol desde los camarines. Luego se acomodó y metió a Godoy Cruz contra un arco. No mereció perderlo.

De las cuatro presentaciones oficiales de Independiente Rivadavia en este 2016, la de ayer fue la mejor. El veredicto lo dio el propio hincha de la Lepra que, pese a la derrota, despidió al equipo con un aplauso cerrado. A este Azul todo le va a costar el doble, es consciente que todo lo que logre va a hacerlo a base de padecimiento y perseverancia. Pagó con gol la primera negligencia del partido.

Un lateral que se juega rápido, la Lepra se duerme en la marca, González metió un centro al segundo palo y Navas no fue obstáculo para Garro. Lo madrugaron al Azul, que iba a sufrir el partido los primeros quince minutos.

Recién pasado ese tramo inicial Independiente dio señales de vida. De pelota parada tuvo un par de situaciones que fueron mal ejecutadas y crecía la figura de Gautier.

El Kun le ganaba el duelo a Bonacorso y también a Berra, quien mereció irse expulsado (el Gallego Méndez se avivó y lo sacó a los 20’ porque caminaba por la cornisa). Trámite emparejado pero había que desnivelar porque el equipo ya estaba en desventaja. Para el complemento, la Lepra proponía un nuevo molde: 3-4-3.

Fue todo del Azul, que no tenía volumen de juego pero de guapo se lo llevó por delante a Godoy Cruz y lo acurrucó al equipo del Gallego en sus últimos treinta metros. Lo tuvo de cabeza Pereyra, Bustamante y Barrera. Y Aguirre, quizá, tuvo la más clara en un remate que dio en el palo.

El Azul estaba encendido en “modo combativo”, jugaba con el cuchillo entre los dientes y por eso le ganó en todas las divididas. El Tomba metía muy de vez en cuando un contragolpe. Pero se lo volvió a ganar. Ya es un karma.

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