Foto 360: Carlos Ércoli, artista plástico

Estilo muestra con capturas panorámicas la intimidad de los ámbitos donde los artistas crean. Esta vez, sonríe para la foto un pintor de gran trayectoria. En su casa de Godoy Cruz, donde habita junto a sus pinceles y sus láminas, Carlos abre el portal hac

El nombre... Carlos Ercoli nació en Mendoza en 1940. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de esta ciudad, en la Universidad de Córdoba y en la Universidad de Florencia.
Es Profesor de Artes Plásticas.

Salto a la fama... Ha participado en exposiciones colectivas e individuales en Chile, Uruguay, México e Italia. Sus obras se encuentran en Latinoamérica y en Estados Unidos, Holanda, España, Italia, Egipto y Japón.

Color y ritmo... "Sus abstracciones son tan delicadas como sutiles, y nos recuerdan aquello que las artes, en la medida de su excelencia, se aproximan a la música", escribió sobre su obra Rafael Squirru.

La foto

Pequeñas babilonias

Una cantidad de esculturas arquitectónicas pueblan las repisas de Ércoli. Con trozos de madera y metal, también pasa sus días construyendo estas de urbes de fantasía.

Línea vital

Recuperado de una temporada hospitalaria, Carlos conserva uno de los dibujos con el que pasó las horas de convalecencia. “Me entretenía”, dice con humildad. Asumiendo que también es su lazo con la vida.

Buenas compañías

En el living de su casa, Ércoli aprecia las obras de Scalco y Retamosa, dos de sus plásticos mendocinos admirados. Presencias infaltables como “El Aleph” de Borges y “Punto y línea sobre plano” de Kandinsky.

Ciudades de papel

La literatura es una compañera constante en la vida del artista. Entre sus incontables libros, “Las ciudades invisibles” de Ítalo Calvino es la obra que asoma en su taller.

Grabado en la memoria

El recuerdo del taller de grabado dictado por Marcela Furlani asoma en uno de sus portarretratos. “Fue una experiencia muy estimulante”, cuenta el maestro que no deja el camino del aprendizaje.

Pigmentos

“De niño, en cuadernitos de tapas blandas, empecé a hacer dibujos raros”, cuenta quien a los 10 años recibió como regalo “La Eneida” de Virgilio y a los 12 ya había leído “El Quijote”. Con el tiempo, los pomos de acuarelas y tintas se convirtieron en su forma de fabricar mundos.

Màs tinta

Grabados y monotipias conforman su historia gráfica. “El grabado me apasiona. Es tan absorbente...”, dice mientras muestra su serie “Los cuatro jinetes del Apocalipsis”.

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