Excedentes vínicos; cómo aplicar incentivos económicos para su manejo

¿Quién de los que hemos diseñado políticas públicas no se ha tentado con aplicar medidas correctivas (palos), en lugar de ofrecer incentivos económicos (zanahoria), para modificar comportamientos individuales que colisionan con el superior interés de la comunidad?

En general, en las cadenas agroalimentarias del país nos encontramos con esta disyuntiva cuando tratamos de compatibilizar intereses contradictorios propios de un sector muy heterogéneo de productores e industriales, que exhiben diferentes grados de integración vertical, desigual dotación de recursos y distintos grados de inserción en los mercados, inequidades que se traducen en una gran asimetría  de fuerzas en la negociación de los precios con un impacto directo sobre la distribución de la renta.

Esta realidad contrasta fuertemente con los paradigmas económicos utilizados al momento de hacer el diagnóstico de la cadena y diseñar la política sectorial.

Con el advenimiento de la teoría económica del bienestar  se flexibilizaron los supuestos del marginalismo y se introdujeron elementos de juicio que facilitan la búsqueda de la máxima eficiencia económica, no ya desde el punto de vista del interés individual sino del bienestar colectivo. Por tal razón la economía del bienestar es ubicada dentro de la economía normativa, a diferencia de la economía positiva que solamente explica el funcionamiento de los fenómenos económicos. Sus prescripciones se basan en juicios subjetivos de valor, que responden a criterios éticos, ideológicos o políticos sobre lo que se considera deseable o perjudicial para la sociedad.

En síntesis la economía del bienestar permite juzgar los logros del mercado y de los hacedores de la política pública, en la asignación o distribución de los recursos y bienes y establece criterios para la intervención del Estado. Posteriormente dio origen a la teoría de las Finanzas Públicas, que define claramente la función del Estado como proveedor de bienes públicos, corrigiendo las falencias del mercado en presencia de externalidades y complementándolo cuando sus resultados no alcanzan los objetivos de equidad.

Para mostrar la efectividad de los incentivos económicos como instrumentos de la política pública, analizaré la situación de la actual crisis de precios, a nivel de productor, de la vitivinicultura causada por los excedentes vínicos, compuestos por vinos de diferente calidad, en ciertos casos muy por debajo de las exigencias legales vigentes.

Si bien desde el interés general del sector la prescripción es muy precisa: separar aquellos vinos cuya calidad es inferior al nivel requerido y proponer soluciones tendientes a la reducción de excedentes, no es tan claro el cómo lograrlo.

Una posible medida “correctiva” como hemos escuchado en los últimos días sería decomisar los vinos defectuosos y destilarlos.

lternativamente, propongo que la autoridad competente (INV) convoque a todas las bodegas del ámbito nacional a hacer una presentación voluntaria, a manera de declaración jurada, de la totalidad de sus existencias e implemente un programa de reducción de stocks basado en un mecanismo de premios y castigos.

Las bodegas que declaren poseer vinos deficientes e irrecuperables destinados a destilación recibirán un subsidio equivalente al valor de mercado del alcohol etílico producido. Si son vinos deficientes, pero recuperables mediante filtración o centrifugación, el monto del subsidio será igual al costo del servicio de “limpieza”.

Si los vinos defectuosos no declarados, son detectados en las inspecciones de rutina de la autoridad competente, la bodega tenedora no percibirá subsidio alguno y además será “penalizada” con el pago del costo de destilación.

Cada decisión anterior tendrá asociada costos y beneficios económicos privados que no necesariamente coincidirán con los beneficios sociales para el conjunto del sector. Este típico caso de “externalidad” ocurre cuando un individuo, que busca su máximo bienestar o lucro empresario, actúa perjudicando a terceros sin hacerse cargo de los daños ocasionados. Situaciones semejantes a éstas, que no lograron revertirse ni con el más severo de los castigos, pudieron resolverse mediante un adecuado incentivo económico. Estos problemas que se presentan frecuentemente en la economía son tratados en la literatura económica como un caso típico del “dilema del prisionero”, ampliamente estudiado en el campo de la Teoría de los Juegos.

Si una bodega en particular, en respuesta al programa de incentivos decide declarar sus vinos defectuosos, y el resto de las bodegas también lo hace (ver tabla), todas se beneficiarán (+) debido a que el volumen total de los excedentes disminuirá, los vinos remanentes tendrán en promedio una mayor calidad y por lo tanto el precio del mercado de traslado aumentará.

Si el resto de las bodegas decide no declarar, la primera se verá perjudicada  (-) porque al desprenderse del vino defectuoso renuncia a la posibilidad de mejorarlo con la próxima vendimia. A nivel agregado no habrá prácticamente ningún cambio en el volumen total, ni en la calidad promedio de los vinos excedentes.

Una tercera posibilidad es que ninguna bodega tome la iniciativa de declarar, en cuyo caso nada cambiará y el resultado final del juego será cero (0).

Por último si una bodega, sabiendo que su resultado individual depende de las decisiones de las demás, no declara y especula con que el resto tome la iniciativa, encontrará que con tal actitud puede maximizar su beneficio ( + + ).

Si tal razonamiento es generalizado ninguna bodega declarará, el resultado final será cero (0) y la totalidad del sector continuará sumido en la actual crisis por falta de rentabilidad.

En conclusión, la medida más racional desde el punto de vista colectivo será ofrecer a todas las bodegas un incentivo económico, acompañado de premios y castigos, para que declaren sus vinos defectuosos y adopten un comportamiento acorde con el interés general del sector.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA