Europa: quieren evitar aglomeraciones de turistas en ciudades

Amsterdam, Brujas o Venecia, que reciben a millones de personas por año, evalúan acciones, como limitar el número de visitas.

Ciudades turísticas europeas  proponen controlar el turismo para evitar que las calles y los sitios característicos colapsen debido a la aglomeración de personas. Ciudades como Ámsterdam (Holanda) o Brujas (Bélgica) atraen cada año a millones de turistas.

Sus calles y plazas se llenan, y los alrededores de sus monumentos llegan a colapsarse. Los municipios buscan soluciones para hacer más compatible el turismo y la vida diaria de los vecinos.

En definitiva, proponen controlar un mercado que supone el 10% del PIB mundial. El ejemplo más destacado es Venecia (Italia), que anualmente multiplica por 400 su población con la llegada de visitantes. Algunas ciudades buscan limitar el número de turistas. Otras, de momento, lo que hacen es despejar el centro.

La ciudad italiana de Venecia, de 54.000 habitantes, recibe 20 millones de visitantes al año. El desgaste generado por el aluvión turístico es tal que la Unesco amenazó en 2016 con retirarle la distinción de ciudad Patrimonio de la Humanidad —lo es desde 1987— e incluirla en la lista de "patrimonios en peligro".

"En mi opinión, se ha infravalorado el impacto negativo que supone el turismo. Pero no podemos prohibir la libre circulación de personas y medios de transporte", asegura Paola Mar, consejera de turismo de Venecia.

A principios de julio, el municipio aprobó hasta 34 nuevas medidas para gestionar mejor el flujo de viajeros y, desde hace un año, los residentes tienen preferencia en el vaporetto, el barco público que conecta los canales.

La prioridad es intentar diversificar los destinos de los viajeros y encontrar la manera de establecer un número máximo de visitantes al día en lugares como la plaza de San Marcos, desbordada.

“Queremos instalar un sistema de conteo para saber cuántas personas pasan por Venecia cada día”, explica Mar. La ciudad también estudia un sistema para alertar a los turistas cuando hayan llegado al tope de visitantes y así evitar que acudan.

Además, ha creado la web Geoportale, donde los residentes denuncian de forma anónima los pisos turísticos sin registrar.

Con 850.000 habitantes, Ámsterdam (Holanda) recibe 17 millones de turistas al año. La ciudad se ha centrado en regular los alojamientos para evitar las aglomeraciones. En el centro no se pueden construir hoteles desde 2015 y se limita a un máximo de 60 días el tiempo que se puede alquilar un piso turístico. "Somos la primera ciudad en llegar a un acuerdo con Airbnb. Si un anfitrión se pasa de los días permitido, le borran el perfil", explica un portavoz del Consistorio.

Además, han reducido de 60 a 20 el número de turistas que puede atender al mismo tiempo cada guía. "Limitar la gente que llega es difícil, pero con esta medida intentamos que no haya muchos visitantes en el mismo lugar a la vez", comenta la vicealcaldesa de Ámsterdam, Kajsa Ollongren. La comuna también ha aprobado que en 5 años los cruceros desembarquen a las afueras de Ámsterdam y no en los canales del centro.

Brujas (Bélgica), con 100.000 habitantes y 8 millones de visitantes en 2016, se ha convertido en un ejemplo de gestión del turismo.

“Vivimos de este sector e intentamos que la gente que vive aquí lo entienda y le gusten los visitantes”, explica el intendente, Renaat Landuyt.

“Cualquier medida primero va en beneficio de quienes habitan en el casco histórico de Brujas. Si hacemos del centro un buen lugar para vivir, los visitantes también lo apreciarán”, asegura Landuyt.

En la ciudad no está permitido hacer fiestas en las calles, ni la entrada de autobuses turísticos hasta el centro.

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